El Giro cede ante el mot¨ªn de los ciclistas
Gana el checo Cerny en una etapa recortada 126 kil¨®metros por el plante de los protagonistas
Se amotinan los ciclistas y amenaza el Giro. ¡°Alguien pagar¨¢ cuando lleguemos a Mil¨¢n¡±, asegura su director enfurecido. Program¨® la carrera una etapa de 251 kil¨®metros con salida en Morbegno y llegada en Asti, y los protagonistas le salieron por peteneras en una huelga de piernas ca¨ªdas. ?Con lo que hemos hecho por ellos!, viene a decir Mauro Vegni. ¡°Sacamos la carrera en una situaci¨®n muy complicada¡±, y as¨ª le pagan. ¡°Estoy furioso, es una falta de respeto¡±.
Se quejan los equipos ya desahuciados, con pocas posibilidades, casi ninguna, de brillar en lo que resta, y amenazan con no tomar la salida en la jornada m¨¢s larga del Giro, despu¨¦s del Stelvio, con la lluvia encima, el fr¨ªo que les espera. ¡°Pero si hay trece grados¡±, dicen los organizadores, pero claudican para que el espect¨¢culo pueda continuar.
Alguien pagar¨¢ en Mil¨¢n. Suena a conjura mafiosa el exabrupto del director, que dirige el reba?o en tiempos complicados, en los que los corredores tienen representantes, sindicatos y equipos que les respaldan. Los m¨¢s veteranos a?oran los tiempos de Vincenzo Torriani, ¨CEl ¨²ltimo patr¨®n, se titula la biograf¨ªa que escribi¨® su hijo Gianni¨C, y que desactiv¨® el amago de mot¨ªn que le plantearon los ciclistas el d¨ªa que Eddy Merckx dio positivo por fencamfamine y varios equipos anunciaron que se quer¨ªan ir.
¡°La carrera seguir¨¢¡±. Sigui¨®, como tras la muerte del c¨¢ntabro Juan Manuel Santiesteban, que se aplast¨® el cr¨¢neo contra un guardarrail a cinco kil¨®metros de Acireale, en la isla de Sicilia, cuando persegu¨ªa al pelot¨®n despu¨¦s de un pinchazo de Gonz¨¢lez Linares. Ante un pueblo de luto riguroso, con el equipo Kas de Ant¨®n Barrutia amagando con marcharse, sali¨® llorando al balc¨®n del Ayuntamiento y pidi¨® p¨²blicamente que no lo hiciera, y puso a los vecinos por testigos.
Ya no est¨¢ Torriani, ni siquiera Carmine Castellano, experto en componendas, nacido en los arrabales de N¨¢poles, y que cuando le preguntaron por los cientos de negocios pirata que surg¨ªan alrededor de la carrera, contest¨® comprensivo: ¡°Todo el mundo tiene que ganarse el sustento¡±. Eran directores hechos de otra pasta. El Giro quiso imponer su etapa y lo impidieron los ciclistas: ¡°No hemos aceptado su oferta, la hemos sufrido¡±. Ahora el ciclismo lo llevan los ejecutivos. Ni siquiera son ya periodistas, que buscan el espect¨¢culo y la noticia, como Angelo Zomegnan: ¡°?Qu¨¦ el Tour veta al equipo de Contador? Nosotros lo recibimos con los brazos abiertos¡±.
No hizo falta mano izquierda, ni derecha. Los corredores se impusieron y la carrera se recort¨® 126 kil¨®metros. Sali¨® de Abbiategrasso. Y ten¨ªan raz¨®n los corredores: llov¨ªa, pero no suele ser esa una dificultad en un deporte al aire libre. Hablaron los protagonistas en la carrera, los corrillos se convirtieron en clamor 20 minutos antes de la salida. Recorrieron 10 kil¨®metros a ritmo de paseo y despu¨¦s se montaron en los autobuses, que son fortalezas con ruedas. Imposible sacarles de all¨ª. Al final, la etapa parti¨® a la hora de comer y lleg¨® casi con las ¨²ltimas luces, recortada, e ideal para una escapada. Gan¨® el checo Josef Cerny, que sorprendi¨® al resto de aventureros. El pelot¨®n no se dio demasiada prisa en sacudirse la lluvia y el fr¨ªo y lleg¨® a m¨¢s de 12 minutos del vencedor.
Eso s¨ª, del ¨²ltimo d¨ªa de monta?a no les va a librar nadie. Kelderman saldr¨¢ de rosa, pero le acechan Teo Geogeghan Hart y Hindley. Incluso Pello Bilbao, que puede echar el resto. Si no quer¨ªan caldo, tendr¨¢n tres tazas de Sestriere. Luego ya se ver¨¢ si en Mil¨¢n alguien paga los platos rotos.
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