El m¨¢s de lo m¨¢s
Dejemos que Maradona se muera siendo Maradona, no un intento bald¨ªo de auparlo a un para¨ªso celestial en el que nunca quiso o supo estar
La mejor manera de reconocer a un idiota es dejarlo terminar su explicaci¨®n de por qu¨¦ ¨¦l habr¨ªa sido un mejor Maradona que Maradona: nunca falla. No importa cu¨¢ndo, ni c¨®mo, ni d¨®nde hubiese comenzado la conversaci¨®n. Puede ser el padre de un compa?ero de tu hijo, en el campo de entrenamiento o a la puerta del colegio. O tu hermano, en una comida familiar del santo patr¨®n. Sale el tema de Maradona y siempre hay uno que tuerce el gesto o se lleva el dedo ¨ªndice al tabique nasal para se?alar lo que a ¨¦l le parece capital comentar sobre el genio: que abus¨® de la coca¨ªna. Uno puede obviarlo y cambiar de tema, casi siempre resulta lo m¨¢s aconsejable. Pero si te decides a darle bola y prolongar su agon¨ªa, si profundizas en su manifiesta debilidad, entonces acabar¨¢ soltando la t¨ªpica frasecita de ¡°si yo fuera Maradona¡± floreada, c¨®mo no, por el ¡®Manual de uso para un Maradona ¨¦tico¡¯, de Editorial El Idiota.
Lo cantaba Manu Chao y conviene recordarlo siempre, especialmente cuando sentimos la tentaci¨®n de vivir en los zapatos del ¨ªdolo y apropiarnos de su piel: ¡°si yo fuera Maradona, vivir¨ªa como ¨¦l¡±. Ayuda el no olvidar las debilidades propias del ser humano y que el Pelusa es, como lo defini¨® estos d¨ªas un hincha argentino que hac¨ªa guardia a las puertas de la Cl¨ªnica Olivos, donde acababa de ser operado, ¡°el m¨¢s humano de los humanos¡±. Seguramente no es la primera vez que se dice tal cosa del personaje que agot¨® los diccionarios mucho antes de que Messi aprendiera a leer, un argumento similar al utilizado en su d¨ªa por Eduardo Galeano: ¡°No solo fue adorado por sus prodigiosos malabarismos sino tambi¨¦n porque era un dios sucio, pecador, el m¨¢s humano de los dioses¡±. Cualquiera de las tres opciones (la del m¨²sico, la del hincha an¨®nimo y la de Galeano) nos conducen a una salida m¨¢s honrosa que andar mercadeando con la hip¨®tesis y tratar de mejorar lo presente: dejemos que Maradona se muera siendo Maradona, no un intento bald¨ªo de auparlo a un para¨ªso celestial en el que nunca quiso o supo estar.
Afirmar que Maradona se morir¨¢ alg¨²n d¨ªa es una de esas cosas que todos decimos con la boca peque?a, como que nuestra madre podr¨ªa enamorarse de otro o que La amenaza fantasma nos pareci¨® una dign¨ªsima continuaci¨®n de la saga original de Star Wars. Es ley de vida morirse pero con Maradona bien podr¨ªa hacer la biolog¨ªa una excepci¨®n o, mejor dicho, otra excepci¨®n. ¡°?El m¨¢s excepcional de las excepciones!¡±, podr¨ªa exclamar cualquiera llegados a este punto. Y demostrar¨ªa, entre otras muchas cosas, que no es ning¨²n idiota, que merece la pena perder unos minutos de vida en compartir recuerdos y opiniones con ¨¦l, que nunca es demasiado tarde ¨Cni tampoco demasiado temprano¨C para ahondar en la leyenda del futbolista m¨¢s idolatrado de la historia junto al cabo Luis Fern¨¢ndez, papel interpretado por Pel¨¦ en Evasi¨®n o victoria. ?l invent¨® el gol de Maradona antes que Maradona y ni por esas se le pas¨® por la cabeza creer que ser¨ªa un Maradona mejor. El que s¨ª lo piensa es el propio Pel¨¦, pero bueno, ya se sabe lo que opina Diego de O Rei.
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