Los pilotos de MotoGP, confinados en Cheste
Algunos corredores de MotoGP, que ya se aislaron en sus casas la última semana, se hospedarán en el circuito también entre carreras
“Estos días me he sentido como un hombre mayor. Me he dedicado a las tareas del hogar, a dar de comer al gato y arreglar algunas cosas que tenía pendientes en casa”, decía Franco Morbidelli (Yamaha Petronas), ganador de la última carrera, para desatar la risa en la sala de prensa prácticamente vacía del circuito de Cheste, que acoge este fin de semana el GP de Europa y donde la semana próxima se celebrará el de la Comunidad Valencia, el penúltimo del calendario antes de la cita en Portimao (Portigal). “He pasado diez días confinado, solo he salido para ir al gimnasio, y es privado”, se arrancaba el italiano, integrante de la academia de pilotos de Valentino Rossi, que este mismo jueves dio negativo por primera vez después de tres semanas de cuarentena y está camino de Valencia. Para poder competir deberá tener la confirmación con un segundo negativo. Se realizará el test ya en Espa?a.
El suyo —también el de Iker Lecuona, en cuarentena después del positivo de su hermano— es el ejemplo que les pone a todos los pelos de punta. Se acerca el final de la temporada y a este Mundial ya de por sí complicado —solo 25 puntos separan al primero y al cuarto clasificados: Mir y Morbidelli— se une el pánico de caer fulminado de la lista de aspirantes a campeón del mundo a causa de la covid.
“Nosotros nos hemos puesto un poco más estrictos en casa”, contaba Joan Mir (Suzuki), el líder. Para cuando volvió a Andorra después de las dos carreras en el circuito de Alca?iz, su pareja, Alejandra, ya se había hecho una prueba PCR. Por si acaso. Desde entonces, el mallorquín no ha salido de su casa, en Andorra, más que para entrenarse. En bici y en moto. Pero solo, puntualiza: “No hemos tenido contacto con nadie. No hemos salido a cenar ni un día. Y la compra la hemos hecho online”. “Ha sido una situación muy agobiante”, a?ade.
?l no tiene claro qué hará después de esta primera carrera en Valencia. La Asociación de Equipos del Mundial ha recomendado a los pilotos que no abandonen la burbuja, ese espacio libre de coronavirus que intentan que sea el paddock de MotoGP. La seguridad se ha intensificado para estas últimas tres semanas de carreras. Todos los integrantes del paddock deberán quedarse confinados en sus hoteles hasta que termine el segundo gran premio, el domingo 15, y no salir más que para ir al circuito. Apenas los pilotos pueden escoger volver a casa. “Quedarse aquí encerrado en la autocaravana esos cuatro días de más puede hacerse muy duro”, concede Mir. Entre sus colegas hay diversidad de opiniones. Fabio Quartararo (Yamaha Petronas), por ejemplo, volverá a Andorra en coche. “Es el medio más seguro”. Rins (Suzuki), en cambio, se quedará en Cheste, dentro del circuito, los diez días que restan hasta el domingo próximo. “Se ha venido mi novia, Alexandra, conmigo, y aquí nos quedaremos confinados”.
El de Barcelona afirma que no ha cambiado demasiado sus rutinas, ya de por sí marcadas por la prudencia. “He hecho lo mismo que la semana anterior. Al final, tienes esa necesidad de salir de casa, de ir algún restaurante, pasear por la monta?a o salir con los perros”. Lo que sí ha hecho, como medida de precaución a?adida, es realizarse una PCR extra, la semana pasada, además de las dos exigidas por los promotores del Mundial dos días antes de viajar.
No sentía síntomas, pero la cabeza pudo más. “Es complicado porque aunque extremes las precauciones siempre existe un riesgo. Hubo un gran premio en que me encontraba fatal. Pillé un buen trancazo. Y, la verdad, la paranoia se apodera de tu cabeza. Aquella noche no pude dormir esperando al resultado de la PCR”, confesaba.
También se quedará en Valencia Pol Espargaró: “El equipo lo hace, así que es un esfuerzo mínimo para nosotros, los pilotos, que creo que tenemos que hacer”.
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