Cuando el Inter jubil¨® a Di St¨¦fano
La derrota ante el conjunto milanista en la final de la Copa de Europa de 1964 precipit¨® su marcha del Real Madrid tras pelearse con Santiago Bernab¨¦u
El Real Madrid no estaba acostumbrado a perder finales. Hab¨ªa ganado las cinco primeras consecutivas de la Copa de Europa y ya se hab¨ªa considerado como un sacrilegio que el Benfica le hubiera ganado la del 62 en ?msterdam (5-3), pero al fin y al cabo los portugueses ya hab¨ªan conquistado la del a?o anterior contra el Barcelona y con Eusebio en plenitud ten¨ªan un gran equipo. Ten¨ªa coartada.
Dos a?os despu¨¦s los blancos consiguieron meterse otra vez en el partido decisivo. Era su s¨¦ptima final en nueve a?os. Su rival en esta ocasi¨®n era un Inter que asomaba a la escena internacional de la mano de Helenio Herrera y a la sombra de su eterno rival de la ciudad, el Mil¨¢n, que hab¨ªa ganado la edici¨®n anterior, la del 63. Favoritismo claro para el campe¨®n espa?ol. Luis Su¨¢rez, Bal¨®n de Oro en 1960, ya se hab¨ªa consagrado estrella en el Inter al que hab¨ªa llegado en 1961 y todav¨ªa hoy mantiene en su retina bien guardado el recuerdo de aquella final del Prater de Viena que a la postre fue el ¨²ltimo partido de Di St¨¦fano, su amigo Alfredo, con el Real Madrid.
¡°Nosotros ¨¦ramos unos chavales y ellos un gran equipo. Mis compa?eros estaban impresionados. Yo menos porque ya hab¨ªa jugado contra muchos cuando jugaba en el Barcelona. Los ve¨ªan todo de blanco y planchaditos y se cagaban. Era nuestra primera final y ellos ya hab¨ªan hecho seis con cinco triunfos. Hasta esa noche ¨¦ramos un equipo para andar por casa, nadie apostaba por nosotros y les dimos un buen meneo. Ese triunfo nos puso en el escenario mundial. Lo malo fue que quien pag¨® los platos rotos fue Alfredo¡ ?Qui¨¦n lo iba a decir en ese momento?¡±
La derrota (3-1) y la forma de producirse escocieron en el club. Tanto como para que le costara el puesto a su gran estrella, al hombre que hab¨ªa cambiado la historia. Su salida no fue la deseada por ninguna de las dos partes y el jugador lo explic¨® con todo lujo de detalles, de principio a fin, en su biograf¨ªa, ¡°Gracias Vieja¡±. Todo comenz¨® la v¨ªspera del partido. La final comenzaba torcida.
¡°Fue la ¨²nica vez que el presidente Bernab¨¦u pidi¨® la alineaci¨®n antes del partido. Despu¨¦s de comer dijo que se quer¨ªa reunir con nosotros. Seguro que hab¨ªa recibido rumores de que hab¨ªa acuerdos y desacuerdos con la t¨¢ctica, aparte de por la importancia del partido. Mu?oz, el entrenador, en su charla nos hab¨ªa vuelto locos con Facchetti. Era el lateral izquierdo pero marcaba goles y le dio una importancia como si fuera Gento, vamos. Nos dice que Pach¨ªn marcara a Jair y Santamar¨ªa a Milani, pero no dec¨ªa nada de Corso, el extremo izquierda que se tiraba hacia atr¨¢s como yo. Bernab¨¦u me pide mi opini¨®n. Le respond¨ª que no, que primero hablara Gento, su capit¨¢n. Y Gento explica lo que hab¨ªamos hablado todos los jugadores antes. Nosotros adem¨¢s de jugar, nos gustaba hablar de f¨²tbol¡±.
La relaci¨®n entre Di St¨¦fano y Mu?oz a esas alturas de convivencia y tras muchos a?os juntos no era la mejor. Ya hab¨ªan tenido sus encontronazos t¨¢cticos y no t¨¢cticos. Contin¨²a Don Alfredo con su explicaci¨®n. ¡°Expuse mi opini¨®n. Dije que Isidro en la banda no pintaba nada y que nos iban a ganar la partida en el centro del campo con Corso, Su¨¢rez, Picchi y Tagnin. Ellos iban a tener los hombres libres en el centro y nosotros uno en la banda, de defensa, muerto de risa. Mu?oz se aferraba a que Isidro esperara a Facchetti. Y yo le dec¨ªa que Facchetti tendr¨ªa que agarrar a Amancio, que era como la luz de r¨¢pido y que no se ir¨ªa arriba como en otros partidos. Eso pas¨®. Jugamos con uno menos, Mu?oz me mand¨® a la mierda, yo a ¨¦l tambi¨¦n y me echaron de mi club por eso¡±
La discusi¨®n t¨¢ctica fue mucho m¨¢s intensa y larga. Di St¨¦fano quer¨ªa provocar la reacci¨®n de su t¨¦cnico. Le dijo que colocara a Amancio en la izquierda al lado de Gento, a ver si Facchetti le segu¨ªa. Se impuso el criterio del entrenador. ¡°Ten¨ªa la sart¨¦n por el mango y era quien mandaba, pero nosotros los jugadores ya ¨¦ramos gente experta y sab¨ªamos de qu¨¦ iban los partidos¡±.
Todo fue muy r¨¢pido despu¨¦s de la final. El domingo siguiente el Real Madrid jugaba contra el Atl¨¦tico el partido de desempate de los cuartos de final de la Copa y Di St¨¦fano se encontr¨® con la sorpresa que no fue convocado. Jug¨® el joven Grosso en su lugar, que despu¨¦s heredar¨ªa su ¡®9¡¯. El Madrid perdi¨® 2-1 en el Metropolitano y qued¨® eliminado. Pas¨® el fin de semana y el lunes, Alfredo se fue al club a hablar con Raimundo Saporta, mano derecha del presidente. Su contrato finalizaba con la temporada y renovaba a?o a a?o. Se sorprendi¨® que Bernab¨¦u estuviera en el despacho. Saporta tom¨® la palabra y le dijo que los t¨¦cnicos le hab¨ªan dicho que Alfredo ten¨ªa una lesi¨®n en la columna y otra serie de razonamientos en forma de excusas.
El futbolista, seg¨²n contin¨²a narrando en su obra, no se call¨®. ¡°Mir¨¦ a Don Santiago y le dije que si no me quer¨ªa renovar que no me renovara. Yo me encontraba fuerte y bien¡±. Sobre la marcha le ofrecieron quedarse en el club de ¡°cualquier cosa¡±. Entonces Di St¨¦fano explot¨®. ¡°No me voy a quedar de portero ni de administrador. ?Qu¨¦ es eso que de cualquier cosa? Usted me renueva y si ve que en octubre o noviembre no doy lo que tengo que dar, me voy a casa¡ Conmigo no van a tener problemas, pero por lo menos hablen despu¨¦s de tantos a?os de sangre, sudor y l¨¢grimas¡±.
Punto y final. ¡°Me despidieron con nocturnidad y alevos¨ªa. No se puede actuar as¨ª despu¨¦s de tantos a?os¡±. D¨ªas despu¨¦s fue citado otra vez a la casa del presidente que le recibi¨® en pijama. Nada nuevo. La misma oferta del lunes anterior. Di St¨¦fano comunic¨® a Bernab¨¦u que ten¨ªa una oferta del Espanyol. Ya le hab¨ªa dado tiempo a decir que no a otra propuesta del Celtic muy fuerte econ¨®micamente. Le horrorizaba tener que cambiar de pa¨ªs a la familia. Barcelona, al fin y al cabo, la conoc¨ªa bien. Hab¨ªa pasado all¨ª dos veces cuando lleg¨® a Espa?a y ten¨ªa el doble contrato con el Barcelona y el Real Madrid y adem¨¢s el entrenador del club blanquiazul era su amigo Kubala.
As¨ª se escribe la historia. El Inter de Helenio Herrera y Luis Su¨¢rez jubil¨® a Di St¨¦fano del Real Madrid la tarde noche del 27 de mayo de 1964 en el Prater de Viena.
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