El solista sin necrol¨®gica
Diego ha sido el futbolista m¨¢s popular, el que llegaba al alma del hincha, y tambi¨¦n el m¨¢s compa?ero, defensor de las causas perdidas si era menester
Aunque se le dio por muerto muchas veces, seguramente costar¨ªa encontrar a alguien que hubiera escrito con tiempo su necrol¨®gica, preparar el obituario de Maradona. El f¨²tbol le necesitaba vivo por m¨¢s que se supiera que sufr¨ªa, fuente de inspiraci¨®n de los amantes del juego, incluso en Barcelona. Vivi¨® un desencuentro con la ciudad y con el Bar?a, abatido por Goikoetxea en el Camp Nou y por Gentile en Sarri¨¤, y pas¨® m¨¢s tiempo en la cl¨ªnica que en la cancha, sin que se supiera muy bien qu¨¦ ten¨ªa ni qu¨¦ consum¨ªa, sino que se le supon¨ªa v¨ªctima de la fatalidad por ser forzado a abandonar Argentina.
El Bar?a no par¨® de tocar las puertas de ministerios y bancos hasta que sac¨® al 10 de Boca Juniors. La industria medi¨¢tica empez¨® con su llegada y todos pagaron la novatada, incluido Maradona. La inversi¨®n de 1.200 millones de pesetas exig¨ªa en la l¨®gica mercantilista azulgrana una recompensa en t¨ªtulos que no se dio, motivo que favoreci¨® la leyenda de que Diego quedar¨ªa en deuda de por vida con el Barcelona. Ya se sabe que el f¨²tbol se divide entre los que cuentan el dinero y los trofeos y los que anotan los goles y las jugadas, muy pocas como las de Diego.
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Hazlo aqu¨ªLa memoria cul¨¦ siempre tendr¨¢ grabada sus singulares actuaciones en el Bernab¨¦u y en el peque?o Maracan¨¢ con el Estrella Roja. La conducci¨®n y el freno, el recorte y el tiro al ritmo de un tango de Gardel. As¨ª jugaba Maradona, el solista por excelencia de la misma manera que Messi es la expresi¨®n del mejor f¨²tbol coral del Bar?a. Los aficionados acud¨ªan una hora antes del partido al Camp Nou para ver calentar al 10, temerosos de que despu¨¦s no pudiera entrar en juego, convencidos de contemplar a un malabarista, el n¨²mero uno. Ha sido el futbolista m¨¢s popular, el que llegaba al alma del hincha, y tambi¨¦n el m¨¢s compa?ero, defensor de las causas perdidas si era menester, el mismo que acu?¨® el t¨¦rmino ¡°alcahuete¡± para referirse a los directivos del Bar?a. Todos pagamos la novatada.
Aprendi¨® desde muy joven a jugar con dolor y a cargar con el equipo y con la tribu, a veces clan, siempre rodeado de gente, en la cancha y en la calle, todos dependientes del dinero que generaba el f¨²tbol ¨²nico y exquisito de Maradona. Ha sido tambi¨¦n el futbolista m¨¢s aut¨¦ntico porque asumi¨® sus contradicciones y siempre fue tan respetuoso con la pelota que en sus pies jugaba un partido diferente, nada convencional, el m¨¢s preciosista, fuera en Barcelona, N¨¢poles o Argentina. El aura de Maradona es tal que su f¨²tbol no se mide por las copas ni los premios porque a fin de cuentas tampoco se pitaba falta cuando tocaba el bal¨®n con el pu?o: el ¨²nico que no vio la mano de dios en el partido con Inglaterra fue el ¨¢rbitro en aquel Mundial de M¨¦xico. Era gol o gol de Maradona.
Nunca supo qu¨¦ hacer sin el bal¨®n y, sin embargo, el mundo del f¨²tbol siempre ve¨ªa al artista en juego, tambi¨¦n ahora en Barcelona que se pregunta qu¨¦ habr¨ªa sido del Bar?a si hubiera tenido m¨¢s a?os a Diego. Nadie quer¨ªa que se muriera y puede que tampoco haya muerto, porque su recuerdo ser¨¢ inmortal. Larga vida Maradona.
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