La desidia llega al Camp Nou
Dos goles de penalti de Cristiano Ronaldo protagonizan la victoria de la Juve ante un Bar?a sin alma, sin juego y sin futbolistas, solo sostenido por Messi
La ruta sangrante del Bar?a por Europa incluye desde este martes una estaci¨®n insospechada como es la del Camp Nou. Aunque no es una parada final, como las de Madrid, Tur¨ªn, Par¨ªs, Roma, Anfield o Lisboa, la derrota result¨® especialmente dolorosa por el escenario, invicto en los ¨²ltimos 38 partidos europeos, desde la conquista del Bayern M¨²nich en 2013, y por el momento, presidido por una decadencia tan manifiesta que los dos goles de Cristiano Ronaldo, ambos de penalti, no se tomaron como una afrenta, sino que fueron recibidos con naturalidad ante la superioridad de la Juve. Nada pudo hacer Messi para salvar el liderato del Barcelona, clasificado para los octavos por detr¨¢s de los italianos, que pusieron los tres goles que necesitaban, ni uno m¨¢s ni uno menos, para salir primeros del Camp Nou.
El Bar?a lleg¨® desnudo a su estadio despu¨¦s de ser caricaturizado en C¨¢diz. El equipo est¨¢ tan desquiciado que tom¨® dos goles en un abrir y cerrar de ojos, como si se hubiera olvidado de atacar y defender, sin hilo de juego despu¨¦s de renunciar al pase y a la figura del tercer hombre que facilitaba los tri¨¢ngulos con el medio centro y los interiores, entregado a la carrera alocada de De Jong, el futbolista llave de Koeman.
No hay quien mueva al holand¨¦s del 4-2-3-1. Y el Bar?a no encuentra el timing a los partidos, ahora tampoco en la Champions despu¨¦s de su ca¨®tico inicio en LaLiga, presa f¨¢cil de adversarios peque?os y grandes, como si esperara a que despierte Messi. Y el 10, abnegado y servicial, se desgasta en carreras est¨¦riles y remates f¨¢ciles para porteros expertos y veteranos (42 a?os) como Buffon.
La Juve se encontr¨® con un partido tan f¨¢cil que se dej¨® ir despu¨¦s del 0-2. Tuvo siempre la sensaci¨®n de que meter¨ªa el tercero cuando le hiciera falta por gentileza del Bar?a. Y as¨ª fue por el obsequio de costumbre de Lenglet.
Cristiano se present¨® con un punterazo nada m¨¢s comenzar el encuentro porque su equipo apretaba muy arriba y el Bar?a no sab¨ªa c¨®mo salir del ¨¢rea de Ter Stegen. Los muchachos de Pirlo empujaban tanto que el ¨¢rbitro pit¨® penalti por una carga de Ara¨²jo a Cristiano. Aunque no pareci¨® falta, la jugada y el gol retrat¨® la inferioridad del Bar?a, fuera de la contienda, impreciso y a remolque de la Juve. El segundo no tard¨® en llegar despu¨¦s de que los centrales y laterales flotaran al ataque italiano para que McKennie rematara un centro de Cuadrado. A alg¨²n hincha azulgrana le vino a la memoria Lisboa despu¨¦s de recordar Anfield en el Carranza.
La Juve, sin embargo, no sancion¨® con tanta sa?a como el Bayern la incomparecencia del Barcelona. Muy fr¨¢gil en su ¨¢rea, permeable al f¨²tbol de los italianos, tampoco sab¨ªa c¨®mo enfrentar a la zaga de tres centrales dispuesta por Pirlo. Ausentes por lesi¨®n Ansu Fati y Demb¨¦l¨¦, Koeman intent¨® abrir el campo con Trinc?o y Pedri, dos atacantes que no son extremos, de la misma manera que Griezmann y Messi no responden a la figura del 9. No acert¨® el t¨¦cnico cuando prescindi¨® de Braithwaite y quiso evocar al partido ganado en Tur¨ªn por 0-2. El equipo qued¨® resumido en una jugada, la de siempre, aquella en que se juntan Jordi Alba y Messi. El 10 fue el ¨²nico jugador que dio fe de vida ante el absentismo de Griezmann y especialmente de Trinc?o, finalmente sustituido por Braithwaite.
La salida del dan¨¦s no arregl¨® al Bar?a ni tampoco alter¨® el plan de la Juve porque Lenglet cometi¨® el penalti de rigor despu¨¦s de una carga de Ara¨²jo con Cristiano. El franc¨¦s defiende m¨¢s con las manos y los brazos que con los pies, siempre generoso con el contrario, reincidente con sus obsequios, ahora tambi¨¦n en la Champions. Ya amonestado con anterioridad, el ¨¢rbitro pudo expulsar a Lenglet, finalmente se?alado por Koeman. El t¨¦cnico quit¨® al central, sustituy¨® tambi¨¦n al apercibido Alba por Junior y hasta dio minutos a Riqui Puig cuando la Juve amenazaba con ampliar el 0-3.
No hizo m¨¢s sangre la Juve ni nadie ayud¨® tampoco a Messi. El capit¨¢n estuvo tan solo que no se le compar¨® con Cristiano, selectivo, punto final del equipo de Pirlo. A sus 35 a?os, el portugu¨¦s sigue asumiendo responsabilidades y marcando goles mientras el rosarino medita a los 33 c¨®mo saldr¨¢ del Bar?a. Individual y colectivamente, en el campo y el banquillo, el contraste fue tremendo en el Camp Nou. El extrav¨ªo en LaLiga lleg¨® a la Champions despu¨¦s de un pleno de victorias hasta que lleg¨® la Juve de CR.
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