Camino abierto a Tokio
El doble premio de campe¨®n y plaza ol¨ªmpica asegurada facilita la planificaci¨®n, evita nuevos desgastes en torneos preol¨ªmpicos y tranquiliza el entorno de la selecci¨®n espa?ola
Saboreando el sufrido t¨ªtulo conseguido, la ambici¨®n deportiva conduce al futuro con parada en los Juegos de Tokio. El doble premio de campe¨®n y plaza ol¨ªmpica asegurada facilita la planificaci¨®n, evita nuevos desgastes en torneos preol¨ªmpicos y tranquiliza el entorno. En este terreno, la m¨¢s cari?osa felicitaci¨®n a aquellos jugadores que sufrieron la eliminaci¨®n en el torneo clasificatorio para R¨ªo 2016 y que ya tienen el billete de 2020.
La final no fue precisamente el partido del nivel que ambos equipos atesoran y eso que de entrada se pudo ver una cuidada puesta en escena en sus estructuras t¨¢cticas. Los croatas, reacios a las rotaciones por la insuficiente calidad en su plantilla, mostraron que los comentarios previos del cansancio acumulado por la tortura de la larga semifinal con Noruega eran acertados. No era una estrategia para enga?ar al rival. La lentitud en desplazamientos, las dudas en decisiones y el freno a los movimientos t¨¢cticos habituales eran muestras definitivas de los s¨ªntomas de fatiga de sus estrellas. El juego de ataque, lento y poco variado, era claramente insuficiente para superar la defensa de Espa?a, a¨²n sin la brillantez habitual en estos compases.
Ribera, en un an¨¢lisis claro de como atacar el peculiar 5:1 croata, insisti¨® en los cambios de sentido de la circulaci¨®n de bal¨®n y en el ida y vuelta de un extremo por la l¨ªnea de seis metros, consciente de la necesidad de jugar en profundidad por la menor eficacia en el lanzamiento a distancia. La ausencia del juego con los extremos penaliz¨® el rendimiento de Espa?a, obcecada en ataques por el centro. Corregida la organizaci¨®n defensiva con el cambio del 5:1 al 6:0 y la entrada de Gonzalo en porter¨ªa, se perfil¨® una Espa?a que, a¨²n con nervios, jugaba con una frescura diferente al rival, sumando al tiempo la aportaci¨®n de un Maqueda desatado.
En el segundo tiempo, el miedo a perder anul¨® el espect¨¢culo y la emoci¨®n super¨® la claridad del juego. El intento croata de jugar el 7:6 en soluci¨®n forzada por la inferioridad t¨¢ctica lo destroz¨® la defensa espa?ola y los propios errores croatas recibiendo goles a porter¨ªa vac¨ªa. Ah¨ª se acab¨® la estrategia del rival. A partir de entonces, la ¨²nica soluci¨®n radic¨® en conducir el ataque a un ritmo lento que no se sancion¨® como exige la regla del juego pasivo (unico error grave de un dif¨ªcil arbitraje). A esas alturas y sin la brillantez acostumbrada, los jugadores espa?oles presentaban una movilidad en defensa suficiente y una mayor calma para insistir y encontrar ¨¦xito con los pivotes y las sanciones de siete metros. Poco bagaje pero suficiente para ganar el partido y renovar el t¨ªtulo.
Pasamos la hoja hacia atr¨¢s y revivimos el a?o 1996, en Sevilla y con Rusia como rival. Espa?a jug¨® la primera final de un Campeonato de Europa, competici¨®n que el balonmano espa?ol domina con soltura: 14 ediciones celebradas, en nueve ocasiones semifinalista, y ocho medallas en sus alforjas cerrando el cuadro de m¨¢s brillante historial. El impulso del primer ¨¦xito enlaz¨® con las dos ediciones siguientes (1998 y 2000), frenado el oro solo por el potencial de Suecia, inaccesible. Unos a?os de sequ¨ªa, alterados por la plata de 2006, abrieron paso al maravilloso ciclo que vivimos: cinco semifinales consecutivas con cinco medallas de bot¨ªn y el oro de la presente edici¨®n.
Ha sido un Europeo con novedades arriesgadas, aunque superadas con creces. Un campeonato con tres pa¨ªses organizadores, un formato deportivo arriesgado en composici¨®n y n¨²mero de participantes, un arriesgado plan de funcionamiento en el estamento arbitral, una base comercial y de promoci¨®n de calidad con Europa como eje, una aplicaci¨®n tecnol¨®gica de vanguardia y un ambiente en la cumbre organizativa pleno de optimismo. En todas las facetas, un sobresaliente, con la excepci¨®n del sistema de elecci¨®n de los ¨¢rbitros, una pantomima.
Se camina en el balonmano europeo bajo el impulso y la estrategia dise?ada en el ¡°Plan Maestro¡± lanzado por el presidente Wiederer. Se trata de hacer del balonmano en Europa el deporte m¨¢s significativo y aceptado, apoyado en siete pilares (el n¨²mero de jugadores, por equipo). A saber: el juego en s¨ª mismo, el n¨²mero de eventos, la atracci¨®n de aficionados, el ¨¦xito de las bases, el ¨¦xito comercial, la buena gobernanza y el crecimiento y com¨²n trabajo con las empresas de marketing con contratos en vigor. Un moderno y ambicioso plan que sit¨²a esta federaci¨®n en primera l¨ªnea.
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