El Bar?a pierde incluso cuando gana

El Bar?a siempre pierde, incluso cuando gana, como ha ocurrido con la conquista de la Supercopa femenina en Salamanca. Ya no se discute sobre el inapelable triunfo azulgrana sino sobre la cantidad de goles que encaj¨® la Real Sociedad: 10-1. Acostumbra a pasar cada vez que un equipo barcelonista protagoniza un triunfo grandilocuente y se indaga sobre sus causas, como si fuera sospechoso, estuviera fuera de lugar o descontextualizado, inapropiado para una entidad con tendencia moralizadora desde que presume de ser m¨¦s que un club como es el FC Barcelona.

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El equipo dej¨® de sostener al club

Aunque con el tiempo ha dejado de ser una instituci¨®n victimista y acomplejada, todav¨ªa no ha conseguido tener el gen ganador del Madrid. Nadie pregunta por sus ¨¦xitos sino que el Madrid gana porque s¨ª, sin m¨¢s explicaci¨®n fuera o dentro del Bernab¨¦u. Ocurre algo parecido con las derrotas: el Madrid ha conseguido que se asuman y si conviene se disimulen mientras que en el Barcelona se utilizan para chequear al equipo y al club, como si fueran un juicio final para cada directiva, y m¨¢s para el consejo que preside Bartomeu.

La cuestionable gesti¨®n del Camp Nou, sin embargo, no es extrapolable al estadio Johan Cruyff y mucho menos al Palau Blaugrana. Las secciones profesionales compiten de forma excelente: el baloncesto lidera la Liga ACB y ocupa puestos preferentes en la Euroliga; el f¨²tbol sala aspira a los distintos t¨ªtulos en juego; el hockey patines acumula la cifra r¨¦cord de 18 victorias consecutivas, y el balonmano pretende recuperar la corona continental despu¨¦s de dominar los torneos que se disputan en Espa?a.

El Bar?a responde al fin y al cabo a su condici¨®n de club polideportivo que atiende incluso a secciones no profesionales, alguna tan popular como el atletismo o el rugby, muchas con arraigo en Catalu?a. Nadie discute el car¨¢cter social y aglutinador azulgrana sino que la controversia se centra en que su poder¨ªo econ¨®mico y arrogancia afecta al ecosistema del deporte catal¨¢n y espa?ol hasta el punto que lo desequilibra, ahora tambi¨¦n en el f¨²tbol femenino, despu¨¦s del resultado de Salamanca.

Aun cuando la diferencia en la alineaci¨®n fue de una sola jugadora con respecto al a?o pasado, el Bar?a pasa hoy por ser un equipo inmisericorde cuando entonces era el hazmerre¨ªr despu¨¦s de pedir clemencia ante el Lyon y claudicar ante el Atl¨¦tico. La estrategia barcelonista consisti¨® en invertir en el f¨²tbol femenino sin fomentar actos populistas como el de jugar en el Camp Nou. Los reproches de Arconada, t¨¦cnico de la Real, parecen oportunistas despu¨¦s de un partido en que las azulgrana nunca vacilaron a sus rivales, ganadoras de la ¨²ltima edici¨®n de la Copa. Nunca adulteraron una competici¨®n como la Supercopa.

Ya fustigado en la derrota, ahora se manchan las victorias del Bar?a porque no son homologadas o porque compite en condiciones inasumibles para los dem¨¢s, incluso en especialidades en que para nada invierten los adinerados como el f¨²tbol femenino o el balonmano; el error no es del Barcelona si no, precisamente, de ese ecosistema. As¨ª que el Bar?a pierde incluso cuando gana.