Traves¨ªa de monta?a por la naturaleza salvaje de Hokkaido
En el invierno m¨¢gico del parque nacional japon¨¦s de Daisetsuzan sobre un caballo dosanko y a toda velocidad sobre un trineo de perros
Hace unas semanas puse rumbo al volc¨¢n Asahidake, la monta?a m¨¢s alta de Hokkaido, englobado en las monta?as Taisetsu, que en lenguaje de los Ainus, los abor¨ªgenes de la isla japonesa, significa ¡°El Patio de recreo de los Dioses¡±. El destino de esqu¨ª donde se encuentra ¡°la mejor nieve del mundo¡±, abundante y ligera como la seda, pero sobre todo con parajes naturales de una belleza extrema. Por eso se encuentra dentro del parque nacional de Daisetsuzan (¡°Grandes monta?as nevadas¡±), un aut¨¦ntico patio de recreo para los amantes del senderismo y la naturaleza.
El Parque Nacional Daisetsuzan es el m¨¢s grande de Jap¨®n. Se extiende 2.300 kil¨®metros cuadrados en el centro de Hokkaido y abarca una extensa ¨¢rea de bosques alpinos, lagos, r¨ªos y monta?as. Alberga una naturaleza excepcional, casi virgen y sin apenas visitantes. La vida salvaje incluye al majestuoso oso pardo, s¨ªmbolo de Hokkaido, al ciervo yezo sika, al zorro rojo ezo y la pica japonesa, un roedor considerado f¨®sil viviente, muy parecido al popular dibujo de la serie infantil Pok¨¦mon, Pikachu.
La naturaleza y el paisaje del centro de Hokkaido son muy especiales, no se encuentra nada parecido en el resto de Jap¨®n. Para experimentarla nada mejor que practicar el senderismo. Pero yo le recomiendo que lo practique de forma distinta a como suele hacer por las monta?as, de forma m¨¢s tradicional y en comuni¨®n con la vida salvaje.
Cabalgando por la naturaleza nevada
La raza de caballo dosanko es aut¨®ctona de Hokkaido, pero en el rancho Dosanko tienen una raza nueva, una raza mestiza entre el dosanko de Hokkaido y el Apalusa de Idaho, EE UU. De color rojizo, muy fuerte, alto, robusto, adaptado a las duras condiciones del invierno de la isla. Un animal que impone algo m¨¢s que respeto, pero con una caracter¨ªstica que le hace adorable. Tiene un temperamento similar al de un cachorro de perro labrador, es cari?oso y disfruta del contacto y las caricias de las personas.
Los caballos dosanko son descendientes de los caballos tra¨ªdos desde la isla principal de Jap¨®n, Honshu, en el periodo Edo tard¨ªo (1603-1868). Al final de este se prohibi¨® la existencia de los samur¨¢is en Jap¨®n, los cuales al verse sin trabajo emigraron con sus familias y caballos a Hokkaido. Se experimenta una extra?a sensaci¨®n al entrar en contacto con una parte de la historia tan egregia y aut¨¦ntica de Jap¨®n.
Sobre nuestras monturas salimos del rancho Dosanko y comenzamos el trekking (traves¨ªa de monta?a). Me tem¨ªa que fuese un circuito que el caballo se supiese de memoria y que realizase a su ritmo, sin hacer caso del jinete. Es cierto que recorr¨ªamos una ruta conocida por el gu¨ªa, pero en las afueras de Taoyuan, rodeados de monta?as y con infinidad de llanuras y bosques, los caminos son inacabables. Enseguida descubr¨ª que el caballo es muy sensible a las indicaciones. Uno se siente como un vaquero experto. Pero tambi¨¦n muy seguro con una montura capaz de recorrer todo el parque natural. Subimos una colina y accedimos a una gran llanura orlada por un bosque. El sol provocaba que la nieve brillase intensamente sobre la pradera. Nieve totalmente virgen solo marcada con el rastro de alg¨²n ciervo que hab¨ªa bajado a beber agua. Seguimos al paso y nos adentramos en el bosque, avanzando por un peque?o sendero en fila india. El bosque est¨¢ poblado por ciervos, conejos, zorros, mapaches, martas y ardillas, por lo que me mantuve alerta sobre mi montura por si tuviese la suerte de disfrutar del encuentro de uno de estos animales. Pero la expedici¨®n debi¨® alertarlos, as¨ª que no vimos ninguno.
Mi caballo se paraba de vez en cuando a pastar brotes de bamb¨² que surgen sobre las lindes del sendero, y yo le dejaba ¡°reponer fuerzas¡± durante unos minutos, la ocasi¨®n perfecta para respirar y observar la majestuosa naturaleza invernal que nos rodeaba. Salimos del bosque y descendimos una ladera donde el caballo se hund¨ªa en la nieve hasta el pecho, pero la fuerza de este animal es impresionante y abr¨ªa una trinchera entre la nieve sin apenas esfuerzo. En un peque?o arroyo completamente congelado aparecieron unas figuras de hielo similares a rosas, el gu¨ªa nos indic¨® que no es f¨¢cil ver estos fen¨®menos, y mientras explicaba c¨®mo se forman, mi caballo rompi¨® con el casco un poco la capa helada de agua para beber. La temperatura era de -5 ?C, pero el sol apretaba. Cruzamos el arroyo y salimos a una extensa planicie donde la ruta se disuelve y trotamos sin direcci¨®n alguna. Las monta?as parec¨ªan ponernos un l¨ªmite inalcanzable, pero es el tiempo el que resolvi¨® acabar con la actividad. Rumbo al rancho donde salieron a recibirnos los j¨®venes potros de la manada. Nada m¨¢s reconfortante que acariciar a un caballo y sentir su respuesta. Podr¨ªa haber estado cabalgando durante semanas por el Parque Nacional Daisetsuzan, durmiendo en tienda y experimentando la naturaleza de Hokkaido de la forma m¨¢s aut¨¦ntica. Pero el tiempo de los periodistas nunca da para m¨¢s de un peque?o destello fotogr¨¢fico. Se hab¨ªa hecho tarde, hora de comer, por la tarde tenemos otro trekking con trineos de perros.
Dadme invierno y dadme perros
Despu¨¦s de comer llegamos a Engaru, distrito de Montbesu, al noreste de Hokkaido y del Parque Nacional Daisetsuzan, cerca del mar de Okhotsk. Los perros fueron el m¨¦todo de transporte de mercanc¨ªas tradicional de Hokkaido, y todav¨ªa en algunas localidades son muy populares, como esta de Engaru. En el antiguo colegio de primaria los pasillos est¨¢n llenos de trineos, esqu¨ªs y raquetas de nieve. En su jard¨ªn trasero, casi 30 perros ladraban y aullaban. Nerviosos porque percib¨ªan movimiento y sab¨ªan que habr¨ªa una salida hacia las llanuras nevadas.
Aunque existe una raza aut¨®ctona de Hokkaido, el ainu-ken protegido por la ley desde 1937, los perros que tiran de los trineos son huskies de Alaska, de tama?o medio, muy fuertes y resistentes al fr¨ªo que en la regi¨®n de Shitaki puede llegar a -20 ?C.
Una vez montados los equipos, hay que pisar el freno del trineo, porque los perros m¨¢s excitados miraban hacia atr¨¢s impacientes y daban tirones como diciendo "venga, ?v¨¢monos!". Coloqu¨¦ el ancla de nieve sobre el trineo, un trineo ligero que puede ser levantado con una sola mano. Sujet¨¦ el trineo, levant¨¦ el pie del freno y grit¨¦ ?Hike!, bien fuerte. Los animales al un¨ªsono, dieron un brinco y empezaron a tirar con todas sus fuerzas del trineo, comenzaba la aventura.
Los ladridos se transformaron en en¨¦rgicos jadeos sincronizados con el golpeo de las patas sobre la nieve. El trineo se deslizaba como si flotara por una nieve fresca, seca y suave. No hab¨ªa m¨¢s ruido que el sonido del aire, una sensaci¨®n chill out imposible de experimentar en la rutina diaria. El camino por el que transcurr¨ªamos serpenteaba entre el bosque de pinos, orlado por brotes de bamb¨² que asomaban por el tapiz de nieve.
Manejar este tipo de trineo no tiene mayor complicaci¨®n. Se gira a uno u otro lado desplazando el peso sobre las tablas, igual que se hace en el esqu¨ª. Pero hay que controlar la velocidad de los perros. Su instinto competitivo y su entusiasmo salvaje les hacen correr como si persiguieran a una presa. En las cuestas hay que pisar el freno, y en los giros tener cuidado de no caer y de hacerlo no soltarlo. Si caes, los perros seguir¨¢n corriendo, ahora con el trineo mucho menos pesado, y t¨² te quedar¨¢s en mitad de la nieve. Pero en las subidas empinadas hay que bajarse del trineo y correr para ayudar a los perros, tambi¨¦n forma parte de la diversi¨®n.
El sol iba cayendo tras las monta?as que enmarcan la meseta Tengudaria Shirataki por cuyas extensas planicies ¨ªbamos dejando la huella de los trineos. La luz ahora era m¨¢gica. Casi imposible no fundirse con la naturaleza serena que se va pintando de naranja y violeta. En enero anochece pronto, a las cuatro de la tarde la temperatura cae a plomo. Hab¨ªamos recorrido casi 16 kil¨®metros y ya era hora de volver al campamento y calentarse con un t¨¦ alrededor de la estufa de la gran tienda de estilo mongol. Desenganchamos los perros de los trineos y les agradecimos su entrega jugando con ellos y acariciando su pelaje, uno de los mejores momentos de la excursi¨®n.
Despu¨¦s de una experiencia como la vivida se entienden las palabras de Knud Rasmussen ¡°Dadme invierno y dadme perros y pod¨¦is quedaros con el resto¡±.
Cuadro gu¨ªa
Dormir: Yukomabetsu Ryokan. Alojamiento tradicional japon¨¦s dentro del Parque Nacional Daisetsuzan y a 10 minutos del volc¨¢n Asahidake. Destaca sus ba?os tradicionales de aguas termales y su restaurante de comida local.
Maure Villa. En mitad del bosque en Entaru, cerca del r¨ªo Murii, donde habitan osos y ciervos, se levanta esta villa de estilo ingl¨¦s, que tambi¨¦n cuenta con ba?os de aguas termales y una amplia selecci¨®n de vinos de la regi¨®n.
Comer: Hokkaido es el para¨ªso del pescado y la comida sushi, pero en invierno entra mejor un ramen de cerdo o pollo o el gengis khan, carne y verdura a la plancha, en el Sapporo Bier Garten. Prueben sus patatas t¨ªpicas y el vino de la regi¨®n, fant¨¢sticos.
Acci¨®n: Caballos, www.do-trek.com, excursiones y cursos de monta durante todo el a?o; Trineo de perros www.outrider.co.jp, de diciembre a marzo, tambi¨¦n ofrecen expediciones de varios d¨ªas pernoctando en tienda de estilo mongol. Gu¨ªas: En Hokkaido no mucha gente habla ingl¨¦s, Wonder Trunk es una agencia especializada en viajes de todo tipo en la isla.
Visitar: La ciudad de Otaru, a 30 minutos al norte de Sapporo. Una antigua ciudad comercial que conserva el encanto de tiempos pasados. Sapporo: el mercado de pescado donde se puede encontrar todo tipo de animales marinos comestibles y vivir la noche en el barrio de Susukino, con m¨¢s de 4.000 bares, restaurantes y otros locales.
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