El triste retiro de Maria Sharapova
La tenista rusa cuelga la raqueta a los 32 a?os por las lesiones, tras una carrera partida en dos: conquist¨® cinco grandes, fue n¨²mero uno y un icono medi¨¢tico, pero siempre le acompa?ar¨¢ el rastro del dopaje
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La escena, que transcurre en las entra?as de la Caja M¨¢gica hace un par de a?os, es simb¨®lica a m¨¢s no poder. Ah¨ª abajo, en medio de una vor¨¢gine en la que se entremezclan periodistas, tenistas y el personal del torneo madrile?o, Maria Sharapova (Niagan, Rusia; 32 a?os) reflexiona con las piernas estiradas de una silla a otra y se cubre por completo con una toalla, como si estuviera haciendo meditaci¨®n. De vez en cuando, Masha mira de reojo al batiburrillo, pero pasa completamente desapercibida. Deportivamente, ya es la gran olvidada. La atenci¨®n est¨¢ en otra parte. Y su nombre est¨¢ manchado. Ahora, en un oscuro segundo plano, la tenista m¨¢s medi¨¢tica de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas junto a Serena Williams cuelga la raqueta.
Lo hace, c¨®mo no, a su manera. Con una carta publicada por las revistas Vogue y Vanity Fair en la que explica que ya no puede m¨¢s, que lo ha intentado por todos los medios pero que su cuerpo tampoco resiste. Las lesiones, como a tant¨ªsimas otras y otros, ponen el broche a una carrera que comenz¨® entre brillos y se cierra en la penumbra, porque el tenis despide a dos Sharapovas: una, el icono que se transform¨® en un fen¨®meno de impacto total, cuando conquist¨® Wimbledon (2004) con solo 17 a?os, se convirti¨® en la n¨²mero uno a los 18 y luego complet¨® el tr¨¦bol del Grand Slam con los otros tres majors, el Open de Australia (2008), Roland Garros (2012 y 2014) y el US Open (2006); la otra, aquella reina destronada que en 2016, cuando su trayectoria ya picaba hacia abajo, anunci¨® su positivo por consumo de meldonio.
Ese 8 de marzo de 2016 fue el principio del fin.
A partir de ah¨ª, la deportista enfil¨® una fase crepuscular. En su defensa dijo que consum¨ªa desde hace una d¨¦cada el f¨¢rmaco, detectado en un control antidopaje efectuado en Australia un mes antes, con el objetivo de controlar la diabetes. Sin embargo, la Agencia Mundial Antidopaje la castig¨® durante 15 meses, aunque inicialmente iban a ser 24, dos a?os, pero el Tribunal de Arbitraje Deportivo finalmente los redujo por defectos de forma atribuibles a la ITF y al agente de la jugadora. Desde entonces, la historia de Sharapova cambi¨® por completo.
Desaparecieron los ¨¦xitos y el glamur, y su reingreso al circuito fue tortuoso porque a su instinto competitivo y su estajanovista din¨¢mica de trabajo no les acompa?¨® el f¨ªsico. Dolores, operaciones, largos parones y un declive superlativo. A partir de ah¨ª, solo un trofeo muy menor, en Tianjin (2017), y un patinazo tras otro. En los grandes no logr¨® franquear la barrera de los cuartos (Par¨ªs, 2018) y en los tres ¨²ltimos fue apeada en la primera ronda. De puertas adentro, un buen n¨²mero de profesionales le volvieron la cara porque hab¨ªa hecho trampas y perdi¨® la credibilidad, y medi¨¢ticamente su figura se deterior¨®, aunque cierra el c¨ªrculo profesional con el consuelo econ¨®mico de 34 millones de euros por sus logros deportivos y bastantes m¨¢s por el componente publicitario; en este sentido, se desconoce la cifra final, pero solo en 2015 ya factur¨® 26 millones.

¡°Al dar mi vida al tenis, el tenis me dio una vida. Lo extra?ar¨¦ todos los d¨ªas¡±, dice en su escrito de despedida Sharapova, de imponente planta (1,88) y supersticiosa como pocas en la cancha. ¡°Mirando hacia atr¨¢s ahora, me doy cuenta de que el tenis ha sido mi monta?a. Mi camino se ha llenado de valles y desv¨ªos, pero las vistas desde la cima eran incre¨ªbles¡±, prosigue en un texto lleno de reflexiones existencialistas. ¡°El tenis me mostr¨® el mundo, y me mostr¨® de qu¨¦ estaba hecho. Es c¨®mo me prob¨¦ y c¨®mo med¨ª mi crecimiento. Y as¨ª, en lo que sea que elija para mi pr¨®ximo cap¨ªtulo, mi pr¨®xima monta?a, todav¨ªa estar¨¦ presionada. Seguir¨¦ escalando. Seguir¨¦ creciendo¡±, a?ade.
Antes de su positivo, Sharapova fue una competidora temida y admirada. Defendi¨® el trono del tenis femenino durante 21 semanas, aunque la dorada rivalidad con Serena fue en realidad un espejismo, puesto que no existi¨®: 20-2 favorable a la estadounidense. No obstante, Masha elev¨® 36 t¨ªtulos individuales (22 en dura, 11 en tierra y tres en hierba) y a?adi¨® a su palmar¨¦s otros m¨¦ritos como la Copa Federaci¨®n (2008) y la plata ol¨ªmpica de Londres 2012. Sin embargo, una dolencia cr¨®nica en el hombro derecho la azot¨® desde hace una d¨¦cada y ahora da un paso a un lado en el puesto 373? de la WTA, siendo un mero esbozo de lo que fue.
Naci¨® en Rusia, porque sus padres decidieron emigrar desde Bielorrusia por la cat¨¢strofe nuclear de Chern¨®bil, y cuando era una ni?a empez¨® a despuntar r¨¢pido. Lanz¨® su carrera Yevgeny Kafelnikov, en su d¨ªa (1999) n¨²mero uno y ganador de dos grandes, e ingres¨® en la academia del legendario formador Nick Bollettieri en Bradenton (Florida). All¨ª se desarroll¨® y se asent¨® ¨Cvive en una lujosa mansi¨®n de Longboat Key¨C y eclosion¨® cuando se convirti¨® en la tercera mujer m¨¢s joven en ganar en el All England Tennis Club de Londres. Era un fil¨®n, lo ten¨ªa todo. Imagen, juego y carisma, pese a que en la relaci¨®n con los periodistas ha mantenido siempre las distancias.
Ahora, a los 32 a?os y con un sabor m¨¢s bien amargo, Sharapova se va para explotar su faceta como empresaria, en un adi¨®s que no sorprende demasiado. ¡°?Si mereci¨® la pena?¡±, plantea en su carta. ¡°Al final, claro que mereci¨® la pena. Mi fortaleza mental siempre fue mi arma m¨¢s fuerte. Incluso si mi rival era f¨ªsicamente m¨¢s fuerte. Y al embarcarme en el siguiente cap¨ªtulo, quiero que cualquiera que sue?e con sobresalir sepa que las dudas y el juicio de los dem¨¢s son inevitables: fracasar¨¢s cientos de veces y el mundo te observar¨¢. Ac¨¦ptalo. Conf¨ªa en ti mismo. Te prometo que vencer¨¢s¡±, concluye la rusa, mientras deja un vac¨ªo importante en el circuito femenino porque, al margen de su episodio del meldonio, el tenis pierde a uno de sus mayores activos de los 20 ¨²ltimos a?os.
Pese a todo, no parece haber relevo para la gran diva de la raqueta.
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