?ntic, el Kasp¨¢rov de los banquillos
El revolucionario art¨ªfice del doblete del Atl¨¦tico aplic¨® estrategias del ajedrez al f¨²tbol
Lo primero que pidi¨® R¨¢domir ?ntic (1948-2020), fallecido este lunes, al llegar al Atl¨¦tico de Madrid, en 1995, fue una oficina. El presidente Jes¨²s Gil y Gil (1933-2004) accedi¨®, no sin reservas: ¡°Al principio me pareci¨® un capricho extra?o, porque no entend¨ªa para qu¨¦ la iba a necesitar. Pronto comprend¨ª que era un estudioso del f¨²tbol, muy trabajador, el mejor entrenador que hab¨ªa tenido¡±. Durante mis cinco meses de convivencia con ?ntic para escribir su biograf¨ªa comprob¨¦ que ten¨ªa mente de ajedrecista, minucioso e innovador; por eso necesitaba la oficina.
Los v¨ªdeos eran su ox¨ªgeno, a todas horas. No solo en su famosa oficina o en casa, tambi¨¦n en el autob¨²s que nos llevaba, por ejemplo, del aeropuerto de A Coru?a al hotel. Mi sensaci¨®n junto a ¨¦l era la misma que cuando acompa?aba al campe¨®n del mundo de ajedrez, Gari Kasp¨¢rov: mentes en jaque continuo, muy autocr¨ªticas, en porf¨ªa de c¨®mo mejorar, de qui¨¦n aprender, analizando meticulosamente cada detalle, del equipo propio o de los rivales, buscando las mejores casillas para cada pieza, adaptando el modelo estrat¨¦gico a los jugadores disponibles, y no al rev¨¦s.
A R¨¢domir le encantaba el ajedrez, y m¨¢s a¨²n desde que se hizo amigo de su paisano Ljubomir Ljub¨®jevic, tercer jugador del mundo en los a?os ochenta, residente en Linares (Ja¨¦n). Esa conexi¨®n entre el f¨²tbol y el deporte mental por excelencia no se ve¨ªa solo en su actitud profesional, sino en aportaciones muy concretas; algunas, revolucionarias y emuladas despu¨¦s por numerosos colegas: el portero muy adelantado para achicar espacios, y encargado de ejecutar los saques de puerta para evitar que un defensa rompiera el fuera de juego si el bal¨®n de ese saque ca¨ªa en pies adversarios; el rombo en el centro del campo; el entrenamiento minucioso de las jugadas a bal¨®n parado; la conversi¨®n de los laterales en alfiles cortantes por las bandas como cuchillos afilados. Y muchas m¨¢s.
El punta Kiko Narv¨¢ez, una de las estrellas de aquel Atl¨¦tico que gan¨® la Liga y la Copa (1995-1996), era al principio tan reticente como Gil y Gil sobre las aparentes frivolidades del nuevo entrenador. Hasta que, siete meses despu¨¦s, tras interminables sesiones espec¨ªficas para perfeccionar la recepci¨®n del bal¨®n en distintas posiciones, me dijo: ¡°Mi madre asegura que yo soy otro desde que lleg¨® ?ntic. Y creo que tiene raz¨®n¡±.
Solo alguien muy inconformista y con sed inagotable de aprender puede convertirse en el ¨²nico entrenador que ha estado al frente del Real Madrid (de donde le echaron cuando el equipo era l¨ªder con tres puntos m¨¢s que el Bar?a, en enero de 1992), Atl¨¦tico y Bar?a. En este aspecto, adem¨¢s de su mente de ajedrecista, es probable que influyera mucho una an¨¦cdota que le gustaba contar sobre su madre, Milka. ¡°?Mam¨¢, mam¨¢, mira, ya soy famoso!¡±, exclam¨® el joven R¨¢domir blandiendo un ejemplar del diario Vesni, que publicaba una extensa entrevista con ¨¦l porque hab¨ªa firmado su primer contrato. La respuesta de Milka no fue la que ¨¦l esperaba: ¡°S¨ª, hijo m¨ªo, eres tan famoso que mucha gente se limpiar¨¢ hoy el culo con esa p¨¢gina¡±.
Leontxo Garc¨ªa es el autor de ¡®R¨¢domir ?ntic, jaque a la Liga¡¯ (Plaza y Jan¨¦s, 1996)
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