Un s¨²per Athletic se lleva la Supercopa ante el Barcelona
El equipo bilba¨ªno logra el t¨ªtulo por tercera vez, tras remontar en dos ocasiones a un Bar?a que no encuentra consuelo y acaba con Messi expulsado por agresi¨®n
Una palpitante Supercopa encumbr¨® a un s¨²per campe¨®n: el Athletic. Tan subversivo ante el Madrid como ante el Bar?a, el cuadro bilba¨ªno improvis¨® la gloria a lo grande. Para nadie la Supercopa es un t¨ªtulo de garraf¨®n. Por supuesto no lo es para el Athletic, ganador por tercera vez. Y tampoco lo era para el Bar?a. No ser¨¢ prioritaria en la escala de valores de las superpotencias del f¨²tbol, pero puede quitar m¨¢s de lo que da. Que se lo digan al bueno de Ernesto Valverde, despedido tras un torneo similar.
Los grandes equipos no tienen excusas ni ante torneos de la galleta. Lo sabe el Bar?a, m¨¢xime este Bar?a de entreguerras. Sin presidencia, con Messi y su inquietante futuro, con mugre en la tesorer¨ªa... Sobre ¨¦l se elev¨® un Athletic afanoso que se aferr¨® al partido hasta el ¨²ltimo suspiro, cuando Villalibre mand¨® el encuentro a la pr¨®rroga en el minuto 90. Williams le puso el lazo al t¨ªtulo con un golazo. Hasta dos veces tuvo que remontar el equipo de Marcelino, que no se rindi¨® ni a tiros pese a que Griezmann adelant¨® dos veces a los barcelonistas. Dos tantos que no fueron hijos del juego, el que no tuvo el conjunto azulgrana, desali?ado de principio a fin por el coral Athletic. Tan desquiciado acab¨® el Bar?a que Messi, s¨ªmbolo de la frustraci¨®n, acab¨® expulsado por un guantazo a Villalibre.
Yo te niego. As¨ª fue la puesta en escena del Athletic. Crudo. Muy crudo para el Bar?a, neutralizado en la trena de Ter Stegen. No remataba el grupo de Marcelino, pero se anclaba en campo azulgrana. Ni un plano de Unai Sim¨®n hasta pasada la media hora. Activos en la presi¨®n los rojiblancos. Pasivos, de mirandas, los azulgrana. Nadie quer¨ªa un rasgu?o. De nada le serv¨ªa al Bar?a la ch¨¢chara entre Ter Stegen y sus zagueros. De la defensa hacia delante cada barcelonista se ve¨ªa forzado a jugar de espaldas. Todo un engorro.
Negado el Bar?a, ni rastro de De Jong, Pedri y Messi, no hab¨ªa quien asaltara las l¨ªneas. La brav¨ªa del Athletic les tuvo a raya. Envarados los de Koeman por m¨¦ritos de los de Marcelino, el partido estaba donde quer¨ªa el Athletic. Cuesti¨®n de distancias: los barcelonistas, obligados a circular a muchas cuadras de Messi y Unai Sim¨®n y el Athletic tan cerca de Ra¨²l Garc¨ªa y Williams como de Ter Stegen. Desenchufado Messi, qued¨® extraviado Pedri, fuera de escena, enchironado por los muchachos de Marcelino. Prisionero su nuevo socio, Messi se gir¨® hacia su eterno gemelo: Jordi Alba.
Sin porter¨ªas hasta el final del primer acto, Capa prob¨® a Ter Stegen, en vuelo para desviar su disparo. Respondi¨® Messi con un zurdazo picante que dej¨® con tiritona a Unai Sim¨®n. Rug¨ªa el Athletic. Se encog¨ªa el Bar?a. Pero el f¨²tbol, tan inopinado tantas veces, tambi¨¦n tiene sus rutinas.
Parece que haga un siglo del baile preferido entre Messi y Jordi Alba. Lo mismo da que los t¨¦cnicos rebobinen y rebobinen el v¨ªdeo a sus chicos. En la ¨²nica rendija del primer tiempo para los cul¨¦s, Messi se cit¨® por en¨¦sima vez con Alba. Lo de toda la vida. Alba, como otro mill¨®n de veces, quiso enchufar al rosarino de vuelta. Los leones interfirieron el disparo del argentino, pero Griezmann fue al rebote y dej¨® helado al Athletic. Tan pasmado como qued¨® el Bar?a apenas un par de minutos despu¨¦s. Williams, un delantero con cuerpo de jamaicano, prob¨® una suerte que no domina del todo: un pase filtrado. Con Jordi Alba en las nubes, De Marcos se anticip¨® y sell¨® el 1-1. Cuarenta minutos de templanza y dos de v¨¦rtigo.
De regreso del descanso, Koeman prescindi¨® del irrelevante Dest, futbolista parvulario en defensa y sin sustancia ofensiva. Antes de medir el efecto de la medida, Muniain envid¨® con Ra¨²l Garc¨ªa. La falta lanzada por el capit¨¢n vasco la cabece¨® Ra¨²l a lo Ra¨²l: categ¨®rico como pocos cuando las pilla al vuelo. Un cent¨ªmetro. Un mil¨ªmetro, quiz¨¢, invalid¨® la jugada. Un alivio para el Bar?a, siempre fastidioso por las apreturas del Athletic. Un equipo bien adiestrado, cargante en cada asalto, mosquetero en cada auxilio. Como consecuencia, un Bar?a pacato, parsimonioso, inc¨®modo. Un partido bloqueado, ideal para el Athletic, siempre dispuesto a explotar sus vetas a partir de neutralizar al adversario. Tras m¨¢s de una hora de un vaiv¨¦n ordinario con la pelota. Un rival fiado a una individualidad. Las tiene el Bar?a, no tanto el Athletic, donde el colectivo pesa mucho m¨¢s. As¨ª fue.
Anestesiado el duelo, de nuevo irrumpi¨® Alba. Otra jugada epis¨®dica, nada que ver con el devenir del choque. Demb¨¦l¨¦ conect¨® con el lateral y Alba convirti¨® a Griezmann en Messi. Su centro lateral lo emboc¨® el franc¨¦s, tan terminal como si de Leo se tratara. Por fin Griezmann en portada. Un azote cruel para el Athletic, pero no se resign¨® a caer en la orilla tras una noche de jabatos, de un pelot¨®n de rojiblancos como boinas verdes. Su fe le llev¨® al empate de Villalibre en el ¨²ltimo segundo despu¨¦s de que a Koeman le patinaran los cambios. En nada mejoraron Pjanic y Braithwaite la sombr¨ªa noche de Pedri y Demb¨¦l¨¦. De paso, el t¨¦cnico holand¨¦s alej¨® a De Jong del ¨¢rea rival, toda vez que en el ¨²ltimo mes se hab¨ªa convertido en el mejor llegador del equipo. Cosas de t¨¦cnicos.
Reci¨¦n iniciada la pr¨®rroga, Williams se sac¨® de la manga un golazo. El rojiblanco se plant¨® en una esquina del ¨¢rea. Fij¨® la pelota, templ¨®, mir¨® y cachetazo. El bal¨®n hizo una par¨¢bola y entr¨® en tromba por la escuadra izquierda de Ter Stegen. Un gol con may¨²sculas. Un s¨²per gol para cerrar una Supercopa de a¨²pa. Y para a¨²pa, el Athletic. Un s¨²per campe¨®n.
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