Darle la mano a un juventino y contarse los dedos
Inter y Milan, que han vuelto a lo alto de la clasificaci¨®n de la Serie A, comparten historia, jugadores y una decadencia paralela. Tambi¨¦n un enemigo com¨²n
La ciudad m¨¢s golpeada por el coronavirus en Italia ha encontrado un cierto respiro en la clasificaci¨®n de la Serie A. El AC Milan y el Inter, despu¨¦s de a?os de penar por las median¨ªas de la tabla, se disputaron este fin de semana el t¨ªtulo del invierno (se lo llevaron los rossoneri). Un invierno que, en realidad, ha durado d¨¦cadas en un estado prolongado de nostalgia. Melancol¨ªa del berlusconismo y de sus a?os dorados en Europa. O de la temporada gloriosa que les dio Mourinho con un triplete hist¨®rico los otros. Mil¨¢n, motor econ¨®mico de Italia, ha vuelto como potencia futbol¨ªstica. Y es una buena noticia para una ciudad castigada, pero tambi¨¦n para un negocio enjuto. Los peri¨®dicos aumentan la tirada, las tertulias tienen m¨¢s picante y, que nadie se enga?e, si hay que colocar el g¨¦nero en Asia, un chino prefiere un Milan e Inter fuertes que un N¨¢poles-Lazio.
Los dos equipos comparten historia, un color en las franjas de la camiseta, algunos jugadores que atacaron las dos ¨¢reas y una decadencia paralela en los ¨²ltimos a?os. Tambi¨¦n un calvario societario casi calcado. De sus viejos y carism¨¢ticos propietarios (Silvio Berlusconi y Massimo Moratti), pasaron a manos de un empresario chino. El del Milan acab¨® en los tribunales y el club engros¨® los activos de un fondo de inversi¨®n. Su rival sigue estando en manos de Steven Zhang (antes lo compr¨® un indonesio que no sab¨ªa ni qui¨¦n era Helenio Herrera), pero est¨¢ a un paso tambi¨¦n de un conglomerado de inversores.
El Inter, con un gusto por las estrellas fuera de duda, lo f¨ªa todo a Lukaku a Lautaro y a la mano militar de Antonio Conte. El Milan se ha encomendado a la inmortalidad de Ibrahimovic ¡ªotro ilustre como Giuseppe Meazza que pudo abrocharse las botas en ambos vestuarios¡ª, y a un pu?ado de j¨®venes talentos. En ambos lados triunfan descartes del Real Madrid como Brahim, Achraf y Theo Hern¨¢ndez. Y puede que la covid, ironizaba el periodista Beppe Severgnini, haya servido al menos para que los reservados de la noche milanesa no consumiesen los sue?os de sus estrellas. La f¨®rmula del ¨¦xito la custodian en los despachos los dos carrileros m¨¢s listos de sus ¨²ltimos periodos gloriosos: Paolo Maldini y Javier Zanetti.
El embri¨®n, como Lazio y Roma, fue el mismo. El l9 de marzo de 1908, en el restaurante Orologio, un grupo de italianos y suizos que formaban parte de la directiva del Milan crearon un club que deb¨ªa abrirse al mundo. De ah¨ª lo de Internazionale. En los or¨ªgenes el Milan, llamados cacciavit ¡ªdestornillador en dialecto¡ª representaba a las clases populares, a los obreros. El Inter, en cambio, eran los bauscia: algo as¨ª como arrogante, fanfarr¨®n, por sus or¨ªgenes burgueses. Compartieron siempre casa en San Siro, Pero los interistas viv¨ªan en el centro y sus rivales en el hinterland. El estereotipo no resisti¨® y pronto la mayonesa de la historia elimin¨® esas diferencias. Hoy es imposible saber si hay m¨¢s milanistas o interistas. Nadie tiene la menor idea. Tampoco hay un patr¨®n por barrios o colores pol¨ªticos.
La rivalidad en Mil¨¢n no se parece a casi ninguna. No hay bofetones ni sectarismo. Contiene m¨¢s iron¨ªa y sarcasmo que bilis o sangre. ¡°Yo no robo el campeonato y en la Serie B nunca he estado¡±, reza el himno del Inter en referencia a sus dos principales riales. Al margen de eso, hay elegancia en la ciudad y se comparte tranv¨ªa o la barra del caf¨¦. Porque nada une m¨¢s que un enemigo com¨²n. Y en la capital mundial de la cotoletta y el ossobuco, est¨¢ bastante claro hacia d¨®nde apunta la br¨²jula del odio.
El avvocato Peppino Prisco, m¨ªtico directivo del Inter, lo resum¨ªa as¨ª: ¡°Cuando le doy la mano a un milanista me lavo la mano, cuando se la doy a un juventino, me cuento los dedos¡±. El epicentro del mal se encuentra fuera de la ciudad y viste de blanco y negro. Y eso ayuda. La Juventus, que tiene los mismos scudetti que los dos equipos lombardos juntos, ha contribuido a que se viviesen con cierta cordialidad la mayor¨ªa de asuntos. Incluso para proyectar el nuevo estadio que sustituir¨¢ a San Siro se han puesto de acuerdo. Se iluminar¨¢ con los colores de cada equipo en fines de semana alternos. Aqu¨ª se comparte casi todo, como dec¨ªa Severgnini, excepto los t¨ªtulos.
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