Ana Botella puede tomarse tranquila su ¡°relaxing cup of caf¨¦ con leche¡±
Lo que hace a?os parec¨ªa una bicoca para el COI y Jap¨®n se ha transformado en una pesadilla de la que todos desear¨ªan escapar. Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que la exalcaldesa de Madrid ten¨ªa raz¨®n
Es probable que la historia le haya concedido un favor a Ana Botella, alcaldesa de Madrid cuando el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional eligi¨® a Tokio como sede de los Juegos de 2020. Su m¨ªtico ¡°a relaxing cup of caf¨¦ con leche en la Plaza Mayor¡± ayud¨® a explicar la segunda derrota consecutiva de Madrid en la carrera ol¨ªmpica.
La realidad indicaba que la candidatura ven¨ªa forzada por la obsesi¨®n en organizar los Juegos, favorecida por la gigantesca burbuja inmobiliaria que se cocinaba a fuego r¨¢pido en Espa?a. A pesar de las cr¨ªticas que despertaba el nuevo intento y del dram¨¢tico estado de la econom¨ªa, la candidatura persisti¨® en el intento, con una divisa que despert¨® muy poco entusiasmo en el COI.
Madrid vend¨ªa, al menos de manera oficial, la idea de unos Juegos m¨¢s peque?os, sostenibles y econ¨®micos, la receta m¨¢s antip¨¢tica que se puede ofrecer a los dirigentes de un organismo que prefiere el despilfarro a la moderaci¨®n. Va en sus aristocr¨¢ticos genes.
Si este ciclo ol¨ªmpico resulta fallido, habr¨¢ un efecto domin¨® que acarrear¨¢ desastrosas consecuencias en Jap¨®n, el movimiento ol¨ªmpico y el deporte
Tokio gan¨® con el recuerdo de los impactantes Juegos de 1964, palanca decisiva en el despegue econ¨®mico japon¨¦s. Pretend¨ªa un efecto similar en este siglo. La cat¨¢strofe nuclear de Fukushima, en 2011, no vari¨® ni los planes, ni el optimismo de sus dirigentes. En el COI se interpret¨® como la mejor garant¨ªa para reponerse del desastre que se avecinaba en los Juegos de R¨ªo 2016.
Tokio y el COI se enfrentan ahora a las consecuencias de un virus del que s¨®lo se tienen noticias desde finales de 2019. No figuraba en ninguna agenda. La covid-19 ha generado un aterrador invierno sanitario y econ¨®mico en todo el mundo. Los Juegos de 2020 se aplazaron hasta julio de 2021 ante el trallazo del coronavirus. No hab¨ªa manera de escapar a las consecuencias de una pandemia tan r¨¢pida como devastadora.
Una salida al laberinto
Han pasado 10 meses desde el aplazamiento y la situaci¨®n se repite. El diario The Times aseguraba el viernes que, en privado, el gobierno japon¨¦s aboga por la renuncia a los Juegos. La informaci¨®n fue desmentida inmediatamente por Jap¨®n y el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, no se sabe a¨²n si como un acto de fe o confianza en las vacunas. Mientras tanto, la ola actual alcanza la misma cota que la primera y dibuja un lastimoso panorama mundial, del que no se escapa el deporte.
Si este ciclo ol¨ªmpico resulta fallido, y hay razones evidentes para sospecharlo, se producir¨¢ un efecto domin¨® que acarrear¨¢ desastrosas consecuencias en Jap¨®n, el movimiento ol¨ªmpico y el universo del deporte en general, muy especialmente para una generaci¨®n de deportistas que casi se podr¨¢ considerar perdida.
Tanto los organizadores locales como el COI buscan una salida honorable del laberinto. En caso de celebraci¨®n, ser¨¢n unos Juegos que no se parecer¨¢n a ninguna otra edici¨®n: limitados, probablemente sin p¨²blico, sin turistas ni negocio, con estrictas burbujas para unos atletas que vivir¨¢n el mayor acontecimiento de sus vidas en r¨¦gimen de reclusi¨®n.
El COI, que se garantiza el cobro en exclusiva de los derechos de televisi¨®n, observa el problema como un sapo muy duro de tragar, pero finalmente digerible. El sopapo tambi¨¦n ser¨¢ muy violento para las empresas de televisi¨®n y patrocinadores. Se anticipan unos Juegos sombr¨ªos, tristes. Para Jap¨®n, que ha gastado m¨¢s de 25.000 millones de euros, resultar¨¢ a¨²n m¨¢s lamentable: sus ingresos residen fundamentalmente en la venta de entradas y en una eclosi¨®n de visitantes que no se producir¨¢.
Lo que hace a?os parec¨ªa una bicoca para el m¨¢ximo organismo del deporte y para Jap¨®n se ha transformado en una pesadilla de la que todos desear¨ªan escapar. Qui¨¦n podr¨ªa imaginar que Ana Botella ten¨ªa raz¨®n. Se podr¨¢ tomar tranquila una taza de caf¨¦ en la Plaza Mayor.
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