Koeman acaba con un Bar?a zombi
El t¨¦cnico holand¨¦s asumi¨® el reto de revitalizar al equipo y lo ha conseguido apostando por j¨®venes como Pedri o Araujo
No hay duda del gancho que el Bar?a tiene en el f¨²tbol y de las posibilidades que ofrece a cualquier entrenador. Su versi¨®n del pasado verano ofrec¨ªa los peores pron¨®sticos para el t¨¦cnico que se atreviera a dirigir el equipo. M¨¢s que un desaf¨ªo, era una bomba de racimo. A la masacre contra el Bayern se a?adieron el burofax de Messi y la insostenible posici¨®n de la directiva de Bartomeu. Una deuda monstruosa coronaba el paisaje. Hab¨ªa que ser un optimista recalcitrante o un intr¨¦pido desatado para caminar por ese campo de minas. El atrevido fue Ronald Koeman.
Con 58 a?os, Koeman se acerca al final de su carrera como entrenador. Le ha ido bien y mal, como a casi todos, pero nunca se estableci¨® como un t¨¦cnico de referencia. En Espa?a gan¨® la Copa con el Valencia y nadie se lo reconoci¨®. No le favorecieron sus cuitas con los capitanes, Ca?izares, Albelda y Angulo, apartados del equipo, ni el conflictivo clima que se gener¨® en un club propenso a la llamarada. Qued¨® para siempre la idea de su perfil: tajante, poco diplom¨¢tico, perfecto para tomar decisiones duras en los momentos que requieren cirug¨ªa.
Su trayecto ingl¨¦s ¡ªSouthampton y Everton¡ª no agreg¨® nada nuevo a su trayectoria, excepto un interesante ojo para detectar j¨®venes talentos. Al frente de la selecci¨®n holandesa dispon¨ªa de una estupenda generaci¨®n de j¨®venes en un pa¨ªs que inevitablemente despierta grandes expectativas en el f¨²tbol. Parec¨ªa el destino ideal para un hombre que hab¨ªa guerreado en mil batallas, afectado, adem¨¢s, por una dolencia cardiaca que exigi¨® una operaci¨®n de riesgo.
A pesar de la magnitud del desaf¨ªo que representaba dirigir a un Bar?a en ruinas, Koeman abandon¨® la selecci¨®n holandesa y regres¨® al club azulgrana. En cierto modo, ten¨ªa sentido. Si alg¨²n entrenador cuadraba en ese momento cr¨ªtico, era ¨¦l. Amparado por su condici¨®n de mito, cul¨¦ hasta el tu¨¦tano, inclinado a tomar decisiones arriesgadas y con una carrera m¨¢s que hecha, Koeman se baj¨® en su ¨²ltima gran estaci¨®n sentimental: Barcelona.
Media temporada despu¨¦s, Koeman ha mejorado al Bar?a y ha abierto perspectivas insospechadas en un equipo que solo promet¨ªa decepciones. A estas alturas, el equipo ofrece matices mucho m¨¢s saludables que los del club. Es un Bar?a imperfecto, vulnerable y desigual, pero transmite una alegr¨ªa insospechada, el aire fresco de las habitaciones por fin ventiladas. Le ayuda que los aficionados y el periodismo hayan rebajado sus expectativas y no se le exijan t¨ªtulos.
Una afici¨®n deprimida empieza a disfrutar de las peque?as alegr¨ªas que produce este Bar?a, animadas por Koeman en gran parte. Ha rescatado a la cantera de su incomprensible y larga postraci¨®n. Ha lidiado con tacto, pero sin debilidad, con el caso Messi. Se ha manejado con inteligencia y pulcritud en el proceso electoral del club. No ha tirado de excusas para justificar los malos resultados y los malos partidos.
Koeman ha elevado el rendimiento de De Jong y le ha encontrado a Griezmann la situaci¨®n flotante que tanto necesita el jugador franc¨¦s en el campo. Ha hecho justicia con los que han respondido bien ¡ªAra¨²jo y Mingueza son el ejemplo¡ª y ha confiado ciegamente en Pedri, un juvenil al que nadie ve¨ªa como titular en el Bar?a antes de comenzar la temporada. Ahora es m¨¢s que un proyecto de gran jugador. Es la principal bandera del factor Koeman.
Suceda lo que suceda esta temporada, que esta noche alcanza un momento cr¨ªtico en el Camp Nou contra el PSG, Koeman ha revitalizado a un Bar?a que caminaba como un zombi. Ha superado un reto que se antojaba imposible. Cuando menos, este Bar?a emite se?ales saludables para el futuro.
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