El Atl¨¦tico de Bucarest
El equipo de Simeone se mide al Chelsea obligado por la pandemia a un exilio forzoso en la capital rumana, donde en 2012 el argentino logr¨® su primer t¨ªtulo como t¨¦cnico rojiblanco
¡°?Jugamos en casa!¡±, proclam¨® con iron¨ªa Diego Pablo Simeone en la sala de prensa del estadio Nacional de Bucarest, donde este martes (21.00, Movistar Liga de Campeones), el Atl¨¦tico y el Chelsea se miden en la ida de los octavos de final de la Champions. La imposibilidad de que los vuelos procedentes del Reino Unido aterricen en suelo espa?ol ha llevado el duelo hasta la capital rumana. Desde que se supo que el encuentro no podr¨ªa disputarse en Madrid, el mensaje del entrenador y del vestuario ha sido uniforme sobre este exilio forzoso. ¡°No hay que gastar ni fuerzas ni energ¨ªas en algo que no depende de nosotros¡±, dijo Savic. Despu¨¦s, Simeone apoy¨® las palabras del defensa montenegrino, aunque no neg¨® la incomodidad del desplazamiento. ¡°Nosotros hemos hecho un desplazamiento de cuatro horas y el Chelsea de seis¡±. Solo el valor definitivo de los goles fuera de casa en caso de empate rompe la sensaci¨®n de campo neutral que rodea al encuentro.
En el escenario de esta noche, en mayo de 2012, Simeone inici¨® su colecci¨®n de t¨ªtulos como entrenador rojiblanco al conquistar la Liga Europa ante el Athletic de Marcelo Bielsa (3-0). De aquel equipo solo sobreviven el propio entrenador y Koke, que por entonces era un pipiolo que no pas¨® de ser un hincha m¨¢s, bufanda en la frente, en la celebraci¨®n. Ocho a?os despu¨¦s, el crecimiento bajo la direcci¨®n del preparador argentino permite al Atl¨¦tico de Madrid mirar a la cara del Chelsea sin complejos. Nada que ver con las semifinales de 2014, cuando los rojiblancos iban por Europa con piel de cordero ante rivales que les superaban en presupuesto y en calidad.
De no ser por los dos resbalones ante el Levante y una sorprendente, por inhabitual, debilidad defensiva acentuada en los ¨²ltimos encuentros, el Atl¨¦tico se hubiera presentado a esta cita como claro favorito ante el cojunto ingl¨¦s. Un equipo en plena reconstrucci¨®n tras la destituci¨®n de Frank Lampard y la llegada del alem¨¢n Thomas Tuchel. Las bajas de Trippier, por sanci¨®n, y de Vrasljko, por lesi¨®n, han dejado a Simeone sin laterales derechos naturales. No parece que el canterano Ricard vaya a ser de la partida en un partido de este tron¨ªo. Marcos Llorente es de nuevo candidato a ocupar una posici¨®n en la que pierde presencia ofensiva, algo que admite su propio t¨¦cnico: ¡°Marcos nos da mucho en todos lados. Soy el primero en valorar que nos da mucho arriba, pero de los jugadores de los que dispongo es el que mejor ocupa esa posici¨®n¡±. Para el otro costado, con Carrasco tambi¨¦n ausente por un golpe, Sa¨²l compite con Lodi si el Cholo mantiene el dibujo de los dos carrileros y tres centrales, de menos fiabilidad en el ¨²ltimo tramo del curso. Siete partidos consecutivos encajando al menos un gol para un total de nueve. ¡°Somos un equipo que puede cambiar el dibujo durante el partido, pasar de una defensa de tres centrales a una l¨ªnea de cuatro. Con el sistema de tres es verdad que ¨²ltimamente estamos recibiendo goles, pero igual que cuando encaj¨¢bamos poco era una cuesti¨®n de todos, ahora todos tenemos que mejorar en la fase defensiva. Primero los defensas, claro, y luego todos¡±, ratific¨® Savic.
Para el centro del campo, Koke y Lemar son fijos, con Kondogbia, en principio, para barrer por detr¨¢s de ellos. El ataque ser¨¢ para Luis Su¨¢rez, al que el Cholo se agarra desde su experiencia: ¡°Genera jerarqu¨ªa y mucha atenci¨®n en el rival¡±. Tuchel tambi¨¦n puso el foco en el charr¨²a: ¡°En el PSG estuvimos interesados en ficharle este verano. Es un delantero de nacimiento. Siempre quiere demostrar sus ganas de marcar, marcar y marcar¡±. Est¨¢ por ver si Simeone acompa?ar¨¢ al goleador uruguayo con Jo?o F¨¦lix o con Correa. De nuevo, como en los cuartos de final ante el Leipzig disputados en Lisboa, el entrenador se enfrenta al dilema de dejar fuera al jugador de m¨¢s talento del plantel, y gran apuesta deportiva y econ¨®mica del club, en uno de los partidos m¨¢s trascendentes de la temporada.
Enfrente, el renacido Chelsea que ha cosechado cinco victorias y dos empates desde la llegada de Tuchel. ¡°Nos enfrentamos a un equipo con un t¨¦cnico que ha hecho jugar muy bien a todos los equipos en los que ha estado¡±, concluy¨® Simeone.
La vuelta, en Londres, si las nuevas cepas no lo impiden
El exilio de Bucarest por las restricciones que impiden la llegada a Espa?a de vuelos procedentes del Reino Unido dej¨® en el Atl¨¦tico la sensaci¨®n de que se romp¨ªa el principio de igualdad porque el partido de vuelta se disputar¨¢ en Londres, previsto para el 17 de marzo. El propio entrenador del Chelsea, Thomas Tuchel, ha admitido que el Atl¨¦tico ha salido perjudicado con la decisi¨®n. ¡°Ellos est¨¢n en desventaja por no poder jugar en el Wanda Metropolitano¡±, reconoci¨® el t¨¦cnico alem¨¢n en su comparecencia de ayer en Londres. Un alto cargo de la entidad rojiblanca confirm¨® a este peri¨®dico que en las negociaciones para elegir la sede del encuentro, el club trat¨® de que la UEFA tambi¨¦n trasladara el partido de vuelta a un campo neutral, pero niega que sigan insistiendo en ello. El organismo europeo se remiti¨® al protocolo establecido para la organizaci¨®n de partidos que puedan verse afectados por la covid-19.
La normativa dice que solo se cambiar¨¢n las sedes de los encuentros cuando la situaci¨®n sanitaria se agrave en el pa¨ªs del equipo que ejerce como local. En estos momentos, Espa?a no se encuentra en la lista de 33 pa¨ªses que no pueden programar vuelos al Reino Unido, la mayor¨ªa de ellos afectados por la cepa brasile?a y sudafricana del coronavirus. Un aumento de la propagaci¨®n de cualquiera de estas dos variantes del covid-19 en territorio espa?ol es lo que podr¨ªa propiciar que las autoridades brit¨¢nicas incluyeran a Espa?a en esa lista negra. ¡°Aunque no sabemos si es peor viajar otra vez a Bucarest o a otro pa¨ªs del Este, que son cuatro horas de vuelo, o ir a Londres, que solo son dos horas y media¡±, dicen con resignaci¨®n en el Atl¨¦tico.
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