La Roma ¡®spagnola¡¯ y el mito de los higos secos
El puente a¨¦reo entre Italia y Espa?a casi siempre ha sido un r¨¢pido viaje de ida y vuelta para los futbolistas, con fracasos estrepitosos
Una parte sustancial de espa?oles considera que habla italiano sin estudiar una palabra ni haber pisado una ciudad de la rep¨²blica transalpina. Los italianos, menos propensos a convicciones rotundas, lo f¨ªan casi todo a su exuberante intuici¨®n para entenderse con un espa?ol. El fen¨®meno se conoce en las escuelas de idiomas, tambi¨¦n en la geopol¨ªtica internacional, como ¡°falso amigo¡±. Uno cree que conoce al que tiene enfrente. Pero, en realidad, no tiene ni la m¨¢s remota idea de c¨®mo es ese tipo que se parece tanto a ti. En el f¨²tbol, salvo contadas excepciones, ha sucedido algo parecido durante d¨¦cadas y quienes han osado interpretar la gram¨¢tica de los terrenos de juego del otro pa¨ªs han acabado fracasando. Hasta el pasado jueves.
La Roma, el ¨²nico equipo italiano vivo en Europa, se plant¨® en Ucrania con cinco jugadores (y un ¨¢rbitro, Mateu Lahoz) espa?oles para disputarse el pase a los cuartos de la Europa League con el Shakhtar. Pedro, Borja Mayoral, Villar, Carles P¨¦rez y Pau L¨®pez salieron de inicio, algo que nunca hab¨ªa sucedido. Ni en la Liga ser¨ªa f¨¢cil encontrar un club con el 40% de la alineaci¨®n nacional ¡ªel Madrid sali¨® contra el Celta con solo dos espa?oles¡ª, incluyendo a todo un pichichi de la Europa League como Mayoral. Cedido dos a?os por el Madrid, le ha quitado el sitio a Dzeko. En el medio del campo Gonzalo Villar se ha convertido en la primera elecci¨®n de Paulo Fonseca. En la delantera, Pedro y Carles P¨¦rez salen casi siempre desde el banquillo. Pau L¨®pez, exportero del Espanyol, ha recuperado su puesto tras algunos errores que tienen que ver con el cambio de modelo que se impone estos d¨ªas en Italia.
El puente a¨¦reo entre ambos pa¨ªses casi siempre ha sido un viaje r¨¢pido de ida y vuelta para los futbolistas. Estrellas como Mendieta ¡ªque fracas¨® estrepitosamente en la Lazio despu¨¦s de costarle 8.000 millones de pesetas¡ª, De la Pe?a o Pep Guardiola, que dur¨® media temporada en la Roma y se retir¨® en el Brescia, pisaron el c¨¦sped transalpino con m¨¢s pena que gloria. En sentido inverso, sucedi¨® algo parecido con Antonio Cassano, que se autodestruy¨® en una sola temporada en el Madrid y en los reservados de las discotecas de la ciudad (durante un tiempo tuvo a un camarero que le tra¨ªa mujeres y croissants a las tres de la ma?ana) o Francesco Coco, que no logr¨® convencer a nadie en su ¨²nica temporada corriendo la banda del Camp Nou.
En Italia los espa?oles que triunfaron, m¨¢s all¨¢ de una clase media como Callej¨®n, Albiol o Pepe Reina, fueron pocos. El m¨¢s grande siempre ser¨¢ Luis Su¨¢rez, ¨²nico Bal¨®n de Oro espa?ol y leyenda del Inter. O Luis del Sol, el primer espa?ol en la historia de la Juventus, que aterriz¨® con 27 a?os ya como estrella despu¨¦s de pasar por el Betis y el Madrid. Pero durante a?os, los que cruzaron los Alpes casi nunca fueron capaces de adaptarse al estilo de juego. Hasta que comenz¨® a cambiar.
El caso de la Roma es la cristalizaci¨®n de una tendencia que empez¨® a mediados de la d¨¦cada pasada. Especialmente cuando Luis Enrique aterriz¨® en la capital de Italia para encabezar lo que en Trigoria llamaron pretenciosamente ¡°el proyecto¡±, y que luego se redujo a una iron¨ªa sobre el intento fallido de importar la filosof¨ªa del Bar?a. Unas bodas con higos secos, como se dice en Italia. Un gran guion sin los actores adecuados en la mayor¨ªa de casos.
El sistema de juego se est¨¢ transformando y casi todos los equipos practican ahora lo que en Italia llaman ¡°construcci¨®n desde abajo¡± y que en las ¨²ltimas semanas ha sido la comidilla de todas las pol¨¦micas. Muchos entrenadores se empe?an en imponerlo, pero quiz¨¢ la falta de jugadores adecuados o de costumbre ha producido graves errores en equipos como la Juventus (Bentancur fall¨® un pase al portero Szczesny que les cost¨® la eliminatoria de Champions con el Oporto hace dos semanas); la Lazio (a Musacchio le pas¨® lo mismo con un pase mal calibrado a Reina) o al propio Atalanta con el Real Madrid, cuyo portero le regal¨® la pelota a Modric para que le diera el primer gol a Benzema. Los amigos, tampoco en el f¨²tbol, no siempre son lo que parecen.
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