Peter Lorimer, el ca?onero que enmudeci¨® el Camp Nou
Thunderboots, que le amarg¨® la vida al barcelonismo en la Copa de Europa de 1975, muri¨® este s¨¢bado a los 74 a?os tras una larga enfermedad
Peter Lorimer se convirti¨® en una leyenda del f¨²tbol siendo apenas un chaval porque le pegaba con tal fuerza a la pelota que llam¨® la atenci¨®n de los ojeadores del f¨²tbol ingl¨¦s que se mov¨ªan por Escocia. Todos quer¨ªan a ese jugador que un d¨ªa lanzar¨ªa un penalti a 172 kil¨®metros por hora y al que ya empezaban a atribuirle apodos como Thunderboots (Botas de Trueno), L¨¢tigo y Hotshot, algo as¨ª como Disparo Ardiente. Tal era el inter¨¦s de los grandes clubes de Inglaterra que el Manchester United hizo llegar a su casa en Dundee un paquete con 5.000 libras en billetes usados, en aquellos tiempos algo m¨¢s que mucho dinero en esta industriosa ciudad portuaria de las Tierras Bajas del Este de Escocia.
Pero los padres del fen¨®meno declinaron cort¨¦smente la oferta y devolvieron el paquete: prefer¨ªan que su hijo se fuera al Leeds United de Don Revie, que hab¨ªa tenido la buena ocurrencia de presentarse en casa de los Lorimer para explicarles personalmente su proyecto tanto para su hijo como para el Leeds United, un equipo extraviado en Segunda Divisi¨®n cuando le hizo a ¨¦l entrenador siendo a¨²n jugador y al que convertir¨ªa en campe¨®n de Liga, de copa y de la Copa de Ferias. Eso s¨ª, a costa de crearse la fama de equipo le?ero.
En el verano de 1962, cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido 16 a?os, Peter Lorimer se convirti¨® en el jugador m¨¢s joven de la historia del Leeds United, con el que triunf¨® de la mano de Revie en una primera y larga etapa que acab¨® en 1979. Tras dar varios tumbos que le llevaron a Canad¨¢, volvi¨® al Leeds por un par de a?os, lo bastante para marcar otros 17 goles y convertirse en el m¨¢ximo goleador del club con 238 tantos, a pesar de que en realidad no era un delantero centro, sino un extremo con gran habilidad para driblar y centrar.
A Lorimer no le hizo falta recurrir a la potencia de su fenomenal disparo para amargarle la vida al barcelonismo. Todo estaba preparado para una gran fiesta en el Camp Nou. Era la noche de Sant Jordi de 1975 y Bar?a y Leeds jugaban el partido de vuelta de las semifinales de la Copa de Europa. En la ida, los ingleses hab¨ªan ganado en Elland Road (2-1). Al Bar?a de Cruyff, Neeskens, Rexach y Asensi le bastaba un 1-0 para llegar a la final de Par¨ªs.
La hinchada ya se ve¨ªa en el Parque de los Pr¨ªncipes, por fin de nuevo en la gran cita europea por primera vez desde la desdichada tarde del 31 de mayo de 1961 en Berna, cuando el Bar?a cay¨® (3-2) ante el Benfica tras estrellar tres balones en la madera. El primero de una larga lista de desencantos europeos¡
Apenas se hab¨ªa superado el minuto cinco de partido cuando el temido Joe Jordan acert¨® a cabecear desde casi el centro del campo y enviar la pelota por encima de dos titubeantes defensas del Barcelona para hacerla caer a los pies de Peter Lorimer, que super¨® sin dificultades al meta Sadurn¨ª. El Camp Nou enmudeci¨®. Un gol de Clares a 20 minutos del final del encuentro solo consigui¨® a?adir dramatismo a una noche ag¨®nica.
Peter Lorimer no pudo luego cantar victoria en Par¨ªs pese a marcar un golazo de volea, una de sus especialidades, cuando el marcador a¨²n estaba 0-0. El ¨¢rbitro dud¨® pero lo acab¨® anulando por un supuesto fuera de juego de Billy Bremner, otro de los escoceses del Leeds. Como Jordan. Como el propio Lorimer.
El Bayern del gran Beckenbauer acab¨® marcando dos goles y se llev¨® la final. Como hab¨ªa hecho un a?o antes contra el Atl¨¦tico de Madrid (1-1 en el primer partido, 4-0 en el desempate) y como har¨ªa un a?o despu¨¦s con el Saint-?tienne (1-0).
Era un f¨²tbol de otros tiempos. Para Peter Lorimer, se apagaron definitivamente este s¨¢bado pasado, cuando falleci¨® a los 74 a?os tras una larga enfermedad.
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