Los astrof¨ªsicos y el sudoku del f¨²tbol
Olvidamos que la magia de este juego popular est¨¢ en su accesibilidad y su simplicidad, y si seguimos alej¨¢ndolo de la gente, lo condenaremos a muerte
Los due?os de las sorpresas
Como la edad curte el liderazgo, en esta Liga mandan Koke, Sergio Ramos y, por supuesto, Messi. Como tambi¨¦n en f¨²tbol m¨¢s sabe el diablo por viejo que por diablo, la Liga se sostiene gracias al talento de ilustres veteranos como Su¨¢rez, Busquets y Modric. Tengo m¨¢s nombres propios capaces de girar el signo de un partido: Benzema, Piqu¨¦, Silva, Ra¨²l Garc¨ªa¡ Todos, jugadores que rompen lo previsto con golpes de inspiraci¨®n, de car¨¢cter o de inteligencia pura y dura. Jugadores que conocen a fondo los recovecos del f¨²tbol y no tienen que mirar al entrenador para tomar decisiones. Miren bien a estos ejemplares porque posiblemente sean los ¨²ltimos con autonom¨ªa para pensar. Un entrenador de Primera Divisi¨®n me dice que los jugadores piden, cada d¨ªa m¨¢s, soluciones que les resuelvan problemas. Esto nos lleva al reino del m¨¦todo, que amodorra las neuronas de los jugadores d¨¢ndole al entrenador el mando hasta de las sorpresas.
La calle como nostalgia
Guardiola consigui¨® no convertir al m¨¦todo en sospechoso. Sus equipos tienen atractivo visual y la belleza futbol¨ªstica no la discuto. Pero no me gusta o¨ªrle decir que est¨¢ feliz cuando ve que su equipo hace lo que hab¨ªa proyectado durante la semana. Esa opini¨®n le roba algo esencial al jugador: la iniciativa, su condici¨®n de due?o del juego. Si esto me pasa con el City, del que no me pierdo ni un partido, imaginen lo que me ocurre con aquellos equipos a los que, cuando les hago el honor de encender el televisor, solo los puedo mirar mientras hago un sudoku. Estamos perdiendo lo que los veteranos aludidos conservan del doble aprendizaje: el informal de la calle (que cuida al diferente) y el formal de la academia (que tiende a uniformar). Es indiscutible que esta partida la ganar¨¢ el m¨¦todo, haciendo m¨¢s ajedrec¨ªstico el f¨²tbol. En medio de este parte aguas, los viejos sabios son el ¨²ltimo consuelo.
M¨¦todos, en plural
Esta semana el City Football Group dio un paso m¨¢s contratando a un astrof¨ªsico que sabr¨¢ descomponer en algoritmos el viejo f¨²tbol. Pero en M¨¢nchester, toda esa informaci¨®n ser¨¢ evaluada y tamizada por la energ¨ªa creativa de Guardiola, el tipo que infect¨® el f¨²tbol mundial con una idea y un estilo. Porque si bien el m¨¦todo aspira a controlar el juego, hay categor¨ªas. Pep lo emplea para que en su equipo encuentren lugar la mayor cantidad de jugadores t¨¦cnicamente desequilibrantes. En esencia, si juega con defensa de cuatro, uno de los laterales es un mediocampista reconvertido y el otro solo es lateral a tiempo parcial, porque en posesi¨®n dobla la funci¨®n de medio centro. En esencia, juega con dos defensores que salen al medio del campo a dividir, cinco medios que se apoderan de la pelota y tres delanteros que aceleran. As¨ª no hay manera de hacer un sudoku.
Juego para ingenieros
Si el City alegra hasta a la pelota con su posici¨®n, posesi¨®n, presi¨®n, precisi¨®n, pulcritud y todas las pes que a ustedes se les ocurran, otros hacen del m¨¦todo un r¨¦gimen represivo donde futbolistas obedientes juegan de memoria un f¨²tbol precalentado y adornado con palabras dif¨ªciles o eufemismos muy imaginativos. Como dec¨ªa T¨¢cito de los romanos: ¡°Por donde pasan dejan un desierto y lo llaman paz¡±. Porque esta revoluci¨®n, que lleg¨® para quedarse, necesita de un nuevo vocabulario que solo est¨¢ al alcance de ingenieros y del que los comentaristas empezamos a abusar. Olvidamos que la magia de este juego popular est¨¢ en su accesibilidad y su simplicidad, y si seguimos alej¨¢ndolo de la gente, lo condenaremos a muerte. Quedar¨¢ el sentimiento y la identidad, que no es poco. Y, por supuesto, los sudokus que, por cierto, los astrof¨ªsicos tambi¨¦n deben bordar.
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