La Copa y las angulas por Navidad
S¨®lo esperaba que en la pr¨®xima final al Athletic no le cayera el Bar?a; le cay¨® la Real...
Seguro que lo han escuchado muchas veces y no se lo acaban de creer. Les dir¨ªa que me pasaba lo mismo. Hab¨ªa le¨ªdo tantas veces eso de ¡°cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad¡± que le hab¨ªa perdido el respeto y tras varios, muchos, intentos de poner a prueba esa m¨¢xima (todos fracasados porque, evidentemente, el deseo nunca se hac¨ªa realidad), cuando el Athletic y la Real Sociedad estaban en las semifinales de la Copa de 2020 (?Uy!, el pasado que se hace presente, y esto dar¨ªa para un nuevo cap¨ªtulo del Regreso al pasado no pensaba en ambos en la final.
Les recuerdo que cuando el Athletic se empe?¨® de forma pertinaz (nada es imposible para Bilbao, sus gentes y, menos a¨²n, para sus s¨ªmbolos) en enfrentarse a la d¨¦cada m¨¢s prodigiosa de los cul¨¦s, ret¨¢ndoles en Valencia, Madrid y, para colmo de bilbainada, en el mism¨ªsimo Camp Nou, en esos tiempos rojiblancos frustrantes se me ocurri¨® formular mi deseo: ¡°Solo espero que en la pr¨®xima final, el Athletic no se encuentre con el Bar?a¡±. El genio de la botella, siempre diligente cuando no se le espera, me dijo: ¡°Deseo concedido¡±. Y me trajo a la Real Sociedad.
Veamos, genio, muy bien, el deseo est¨¢ concedido (aunque ya hablaremos t¨² y yo de esa otra final del d¨ªa 17, otra vez contra el Bar?a, y otra vez ese cerebro dividido en dos partes que son s¨®lo una, ?o en verdad son dos?), pero esto de traerme a esa final a los vecinos de rellano me parece una enorme broma.
Veamos c¨®mo se lo explico para que lo entiendan. Por cosas del deseo de una madre, yo soy un tipo que naci¨® en Vitoria y que tres d¨ªas despu¨¦s ya estaba en su cuna de Aretxabaleta, Guip¨²zcoa profunda. Y que, por esas cosas de la vida, convert¨ª a Iribar en mi h¨¦roe y al Athletic en su Camelot. Y que, por esas cosas del f¨²tbol, acab¨¦ cumpliendo mis sue?os vistiendo ese jersey de portero con el escudo del Athletic en el pecho.
Pero los de azul y blanco, los de la Real Sociedad, han sido siempre mis vecinos de escalera, mis amigos de la cuadrilla (bueno, no todos¡) y hasta mis comensales en la cena de Navidad en Arrasate (bueno, tampoco todos¡ pero s¨ª la mayor¨ªa).
Hasta ahora lo hemos llevado razonablemente bien, con nuestros momentos de alegr¨ªa y de tristeza, nuestros desenga?os y decepciones, nuestros tira y afloja. Vamos, como en cualquier familia que se precie. S¨ª, es verdad que aquello de Joseba Etxeberria en 1995 abri¨® muchas heridas, pero no me dir¨¢n que ese gallo no estaba destinado a vestir la rojiblanca. O lo de I?igo Mart¨ªnez, m¨¢s recientemente. Pero con nuestros m¨¢s y nuestros menos, lo hab¨ªamos ido sobrellevando y hasta parec¨ªamos unos buenos vecinos.
Y ahora, genio de los genios, nos llevas (t¨² dir¨¢s que solo haces realidad ese deseo que yo te env¨ªe) a dilucidar, por primera vez en la historia, no solo un t¨ªtulo (hasta eso te lo permitir¨ªa), sino un antes y un despu¨¦s. Un permanente d¨ªa de la marmota en el que unos y otros van, vamos, a permanecer en bucle. Uno de esos d¨ªas que en generaciones venideras ser¨¢ recordado, en esas mismas cenas de Navidad, cuando ya todo haya quedado tan virtual como las angulas, como el ¨²nico hecho tangible y real al que atenerse: ¡°Fue en 2021, acabando aquello de la covid, cuando fuimos campeones de Copa y le ganamos a¡¡±.
De ah¨ª a la leyenda, al mito, a la broma eterna solo hay un gol a favor o en contra. O, ahora, una l¨ªnea mal tirada por el VAR.
Genio dadivoso y complaciente, solo quiero decirte que confortando con la historia y el destino, prefiero pagar los caf¨¦s, alguna comida y hasta las angulas de Navidad, porque gane el Athletic que por lo contrario. Queda en tus manos.
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