Oblak y la locura de los porteros
Los guardametas tienen esa capacidad para ser decisivos en momentos clave y en situaciones en las que parecen vencidos
La cosa suele suceder de esta forma: tu equipo va primero en la clasificaci¨®n pero est¨¢ viendo reducida su ventaja, lo cual, casi siempre, suele venir asociado a un descenso en la eficacia goleadora. El partido lleva un estrecho margen favorable de un gol, lo que hace que la responsabilidad de mantener el cero en la porter¨ªa sea fundamental para seguir primeros y, sobre todo, para que los nervios no se extiendan a todo el ecosistema de tu equipo, de tu club.
Y mira por d¨®nde, a falta de escasos diez minutos el ¨¢rbitro silba uno de esos penaltis que definen nuestros tiempos de f¨²tbol, un penalti de VAR.
Discusiones, demandas de rectificar la decisi¨®n (cosas m¨¢s raras se han visto), todos los de tu equipo con las manos en la cabeza lamentando la situaci¨®n y t¨², el portero, que te ves ah¨ª, pensando en no adelantarte de la l¨ªnea, en adivinar, o recordar lo que tu entrenador de porteros te ha dicho en cuanto a los lanzadores del rival, de ver un gesto del tirador que te d¨¦ una m¨ªnima pista del lugar al que va a dirigir el disparo, una r¨¢faga pasa por tu mente y te preguntas: ?Y si me quedo quieto en el centro?
Y ah¨ª, justo en ese momento, llega la sentencia del especialista en porteros y ese dato estad¨ªstico definitivo: ¡°Este portero hace tres a?os que no para un penalti¡±.
Diez segundos mas tarde, Oblak vuela hacia su derecha, encuentra la pelota a media altura y el bal¨®n se va a c¨®rner. Abrazos de los rojiblancos, desesperaci¨®n en los babazorros. Y la estad¨ªstica que deber¨¢ volver a empezar.
Como comprender¨¢n me sent¨ª muy identificado con el portero esloveno, con su serena y sensata alegr¨ªa, con ese mismo talante con el que se maneja entre los tres palos desactivando peligros como quien no hace nada, sabiendo estar, sabiendo mandar, sabiendo aceptar cu¨¢ndo toca. Y con ese soniquete que le acompa?a de que no sabe parar penaltis. Tranquilo, Jan, no nos conocemos pero dir¨ªa que me s¨¦ esa canci¨®n tan bien como t¨².
Pero los porteros tienen esa capacidad para ser decisivos en los momentos clave y en las situaciones en las que parecen absolutamente vencidos. Me viene ahora a la memoria Ter Stegen en la semifinal de la Supercopa, o Keylor Navas en ese ¨²ltimo minuto de la primera parte en la vuelta de los octavos de Champions, o Sandra Pa?os con ese penalti parado en los cuartos de Champions y que le abr¨ªa a su equipo la posibilidad de un partido de vuelta m¨¢s confortable.
Claro que a los porteros les puede tocar otro tipo de protagonismo para el que est¨¢n menos preparados. No les puedo explicar lo que ten¨ªa en su cabeza Dmitrovic, el buen portero del Eibar, cuando cruzaba el campo porque su entrenador le hab¨ªa designado como el especialista y se dispon¨ªa a confrontarse a Jan Oblak para intentar abrir el marcador, pero imagino una mente que se intenta concentrar en lo principal dejando de lado hasta los ¨¢nimos de los compa?eros y la sorpresa de Oblak al ver que el tirador era su colega de puesto. Seguro que Oblak debi¨® de pensar algo as¨ª como: ¡°Con la que llevo con los penaltis y ahora me marca el portero¡±. Bueno, al menos algo as¨ª pens¨¦ yo cuando en el segundo partido del Mundial de Francia vi a Chilavert subir para tirar una falta y ese diablillo que me dec¨ªa: ¡°Si encima de lo de Nigeria, te marca un gol el portero contrario, apaga y v¨¢monos¡±. El tiro acab¨® en la grada pero no se arregl¨® lo de Nigeria.
Me hago mucho m¨¢s a la idea de cuando el mismo Dmitrovic vio su penalti detenido por Ledesma y tuvo que regresar a toda prisa para cubrir su porter¨ªa. O a Bono encontr¨¢ndose ese bal¨®n franco para su pierna izquierda, y un ratoncillo que le iba diciendo: ¡°Aseg¨²rala, aseg¨²rala¡±.
Y de ah¨ª a la locura solo hay la distancia de un buen zurdazo.
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