¡°Creo que Ueli Steck minti¨®¡±
El experto Rodolphe Popier explica en esta entrevista su trabajo como analista de las ascensiones dudosas del alpinista suizo en el Shisha Pangma en 2011 y el Annapurna en 2014
En 1990, el alpinista esloveno Tomo Cesen asegur¨® haber escalado en solitario el ¨²ltimo gran problema del Himalaya: la escalofriante cara sur del Lhotse, donde falleci¨® en 1989 el gran Jerzy Kukuzcka. Avis¨® de que no dispon¨ªa de fotos que probasen su haza?a, pero poco despu¨¦s aport¨® algunas instant¨¢neas¡ robadas de compatriotas que hab¨ªan tratado de vencer esta vertiente a?os atr¨¢s. En 2015, el franc¨¦s Rodolphe Popier logr¨® desenmascarar una segunda mentira del esloveno: las fotos realizadas con teleobjetivo por un amigo de Cesen desde el campo base no fueron tomadas en la sur del Lhotse sino en otro lugar. En 2017, un informe sobre las escaladas en solitario de Ueli Steck en la sur del Shisha Pangma en 2011 y el Annapurna en 2014 no hizo sino confirmar con pruebas la sospecha de que el suizo hab¨ªa faltado a la verdad. Popier habla as¨ª sobre sus investigaciones.
Pregunta. ?Las dudas acerca del ascenso en solitario de Ueli Steck en 2011 al Shisha Pangma nacieron antes o despu¨¦s de su escalada al Annapurna en 2013?
Respuesta. Antes. De hecho, solo pude interrogarle entre 2015 y 2017, con un encuentro cara a cara en Katmand¨² en el oto?o de 2015 y discusiones m¨¢s o menos tensas en 2016. El estudio acerca del Annapurna me fue encargado por Eberhard Jurgalski, de 8000ers.com, en 2016, pero en este caso me qued¨¦ sin margen de maniobra para charlar con Steck porque nuestras relaciones ya estaban deterioradas tras el encuentro antes citado¡ as¨ª que el informe se ha publicado sin entrevistas al interesado.
P. ?Cu¨¢l fue la reacci¨®n del jurado de los Piolets de Oro [considerados el m¨¢ximo galard¨®n del alpinismo] cuando usted present¨® su trabajo sobre Steck a los responsables de estos galardones en 2017?
R. Lindsay Griffin estim¨® que no exist¨ªan suficientes elementos incriminatorios para dudar de su palabra. Christian Trommsdorff cre¨ªa en su compa?ero Yannick Graziani, quien ten¨ªa dudas sobre ambas ascensiones tras haber le¨ªdo mis estudios. En el seno del jurado que premi¨® a Ueli Steck en 2014 por su escalada en solitario en la sur del Annapurna (2013) se cre¨® una divisi¨®n: Catherine Destivelle o Georges Lowe mostraron sus reservas y ambos me felicitaron tres a?os despu¨¦s cuando present¨¦ mis trabajos.
P. Afirma que su intenci¨®n no es criminalizar a Cesen o a Steck sino forzar una reflexi¨®n acerca de la necesidad de pedir pruebas concluyentes de las actividades de los alpinistas¡
R. Exacto, es el sentido verdadero de mi trabajo desde que empec¨¦. De hecho, en 2017 ya ten¨ªa un pie en el Himalayan Database, el otro en 8000ers.com (es decir, las dos instituciones que recogen las cr¨®nicas de todo el Himalaya), y ya colaboraba con las cr¨®nicas del Club Alpino Franc¨¦s, as¨ª como con el American Alpine Journal. Luego ten¨ªa muy claro que exist¨ªa un vac¨ªo en la manera de enfocar el asunto de las pruebas de cima o de actividades relevantes, problema que afectaba tanto a los alpinistas como a las instituciones. Cuando present¨¦ mis trabajos en 2017 el debate se aviv¨® pero fue muy decepcionante comprobar c¨®mo dicha reflexi¨®n se extingui¨® r¨¢pidamente. Cuando Steck falleci¨® en el Nuptse se alcanz¨® una especie de statu quo (Catherine Destivelle recibi¨® amenazas de muerte, me llamaron de todo en las redes sociales y me insinuaron que deb¨ªa dejar de lado el caso Steck si deseaba seguir trabajando en el Himalayan Database). Adem¨¢s, en 2018 el Grupo de Alta Monta?a (organizador de los Piolets de Oro) realiz¨® un anuncio un tanto incomprensible en el que de forma diplom¨¢tica desestimaba los avances de 2017, cuando hab¨ªamos logrado exigir a los aspirantes a los premios que proporcionasen ¡°una adecuada documentaci¨®n de su actividad¡±.
P. ?Ueli Steck le explic¨® por qu¨¦ no utiliz¨® su reloj GPS para demostrar sus cimas en el Shisha Pangma o el Annapurna?
R. Tal y como he comentado antes, no pude interrogarle acerca del Annapurna porque se enfad¨® mucho conmigo cuando le lanc¨¦ las preguntas inc¨®modas. Respecto al Shisha Pangma, me dijo que su reloj solo ten¨ªa capacidad para almacenar unas diez salidas y que la del Shisha se le hab¨ªa borrado desde entonces. No recuerdo si segu¨ªa teniendo ese reloj pero en caso positivo se pod¨ªa haber enviado a Suunto (pero esta firma le patrocinaba¡) o a otros expertos. El caso es que llevaba tambi¨¦n un GPS independiente con el que tom¨® un punto en la rimaya, al inicio de la v¨ªa para encontrarlo en el descenso. Con esto solo quiero decir que podr¨ªa haber tomado un punto en la cima, cosa que su reloj ya hac¨ªa, aunque hubiera sido redundante. Es un punto a repasar en los informes¡
P. ?Cu¨¢nto tiempo invirti¨® en el estudio del caso del Shisha y del Annapurna?
R. Mis estudios empezaron en 2015 y terminaron en 2017. Fue un trabajo largo, intenso, aunque no puedo decir cu¨¢nto tiempo invert¨ª realmente. Mis colegas de 8000ers.com segu¨ªan el estudio constantemente y me correg¨ªan cuando era preciso, lo que me vino muy bien para no perderme.
P. ?Por qu¨¦ no se escucharon voces cr¨ªticas, voces que dudasen de Ueli Steck? ?Hab¨ªa una ley del silencio? ?Por qu¨¦ no ha habido referentes como Greg Child o Ghirardini en los a?os 90, dos que dudaron de Tomo Cesen, capaces de elevar ahora el tono?
R. Uno de los primeros en dudar del asunto de Steck fue Andreas Kubin, en Alemania (ex redactor jefe de la revista alemana de monta?a Begsteiger). Despu¨¦s, tambi¨¦n dudaron escaladores como Rolo Garibott y los hermanos Huber, quienes dejaron claras sus dudas en los Piolets de Oro de 2017. Leslie Fuczko, expresidente del Grupo de Alta Monta?a, tambi¨¦n ten¨ªa dudas. Y hab¨ªa otros, cuyos nombres he olvidado o de cuyas dudas no tuve entonces conocimiento. Pero la voz de ninguno de los citados fue recogida por un medio de comunicaci¨®n fiel a la figura de la superestrella Steck. Los art¨ªculos de Kubin y las dudas eran conocidos por los organizadores de los Piolets de Oro de 2014. Al margen de esto, Steck no era un oscuro reci¨¦n llegado, surgido de la nada, como Cesen. Steck era una personalidad muy conocida, atractiva, accesible; ?qu¨¦ m¨¢s pedir? En Francia todos le llamaban Ueli, como si fuese un amigo que todos conociesen personalmente, o la M¨¢quina Suiza, como si su capacidad fuese inagotable. Pero tras esto se escond¨ªa una competici¨®n, como la que mantuvo con Dani Arnold cuando este bati¨® su r¨¦cord en la norte del Eiger y Steck le record¨® que ¨¦l no hab¨ªa usado la cuerda fija en la traves¨ªa Hinterstoisser. Aunque a veces Steck lamentase que le llamasen la M¨¢quina, no hac¨ªa m¨¢s que alimentar este discurso en el que todo lo que hac¨ªa parec¨ªa sencillo. Con esto, la sola idea de poner en duda la versi¨®n de un alpinista de tal nivel y con una imagen p¨²blica tan positiva parec¨ªa descabellada. Cualquiera que se opusiese al suizo pasar¨ªa por ser un envidioso, un mediocre incapaz de igualar a Steck (lo que ocurri¨® en la realidad) y yo mismo hasta 2015 estaba convencido de que estaba al margen de cualquier sospecha.
Cuando Steck escal¨® el Gasherbrum II, una escaladora decidi¨® controlar las pruebas de cima de las expediciones en el lugar, pero al suizo no se le pregunt¨® nada: era Ueli, reci¨¦n llegado del intento de rescate de I?aki Ochoa de Olza y un hombre fuera de toda duda. Y cuando las dudas empezaron a aflorar, Steck sol¨ªa decir que no sab¨ªa que ten¨ªa que ¡°aportar pruebas¡±, respuesta incre¨ªble para un alpinista profesional, conocedor de la la historia del alpinismo y sabedor de las controversias creadas por las mentiras de Maestri y Cesen, historias que todos conocen porque anidan en un rinc¨®n del inconsciente colectivo de los alpinistas. ?ltimamente creo que el del suizo es un caso concreto del mal que puede hacer el marketing contempor¨¢neo unido al problema recurrente de las figuras medi¨¢ticas. La imagen ampliada por las redes sociales y recogida por los medios de comunicaci¨®n a velocidad instant¨¢nea precede a los hechos y su relaci¨®n. Nos gusta leer o escuchar bonitas historias de superh¨¦roes simp¨¢ticos a los que la vida sonr¨ªe¡ de hecho, en su comunicado emitido en los Piolets de Oro de 2017, hab¨ªa dos discursos: uno para el p¨²blico en el que el suizo hablaba de ¡°esp¨ªritu libre¡± o ¡°experiencias trascendentes¡±, y otro para los periodistas en el que hablaba de velocidades de ascenso para decir que ¨¦l s¨ª pod¨ªa escalar tan r¨¢pido. Desde que falleci¨® Steck, me cuesta hablar de este tema y parece que se ha impuesto una ley del silencio¡ he conservado mi puesto en el Himalayan Database pero incluso esta entrevista puede perjudicar mi posici¨®n.
P. ?C¨®mo emple¨® las fotograf¨ªas en su trabajo?
R. Las fotograf¨ªas son las pruebas m¨¢s directas y las que m¨¢s informaci¨®n ofrecen a la hora de elaborar este tipo de trabajos. Desde hace una d¨¦cada he debido de analizar varios miles de instant¨¢neas de ascensiones y de zonas cercanas a las cimas. Lo que busco es ubicar en qu¨¦ lugar se hizo la foto comparando varias de ellas. As¨ª pude descubrir que las fotos de Tomo Cesen en el Jannu y el Lhotse no fueron sacadas donde ¨¦l dijo. En el caso de Cesen, el an¨¢lisis fotogr¨¢fico fue muy interesante porque dispon¨ªa de mucho material, cosa que no logr¨¦ en el de Steck, puesto que en la mayor¨ªa de sus ascensiones himal¨¢yicas apenas aport¨® fotos (dijo que su c¨¢mara se perdi¨®, se congelaron las bater¨ªas o el propio aparato¡). En ambos casos, el problema definitivo es el acceso a las fotos de otros alpinistas presentes en el lugar, pero har¨ªan falta poderes de comisario que nadie tiene para obligarles a entregar las mismas, cosa complicada cuando estas pueden contradecir la palabra de un amigo.
P. ?Qu¨¦ pueden hacer los alpinistas y los medios de comunicaci¨®n en estos casos?
R. Cada cual ha de formarse su propia opini¨®n y actuar en consecuencia tanto en la pr¨¢ctica del alpinismo como del periodismo pensando que formamos parte de una misma comunidad. No vale decir ¡°escalo para m¨ª¡± cuando reivindicas una haza?a de primer orden en p¨²blico y en los medios. Cabe preguntarse c¨®mo podemos organizarnos para que el alpinismo siga siendo un juego libre en el que sus protagonistas se respeten. ?Deseamos contribuir a escribir la historia de manera justa, sea cual sea la escala de pr¨¢ctica considerada, logrando establecer criterios claros sobre los que desarrollarnos de forma colectiva e individual en armon¨ªa? No hay que olvidar que las haza?as reivindicadas por Cesen y Steck pudieron abrir una puerta a dimensiones desconocidas que generaron un gusto por el compromiso extremo potencialmente peligroso. ?Queremos identificarnos con historias formateadas para el consumo de masas y as¨ª vender m¨¢s relojes GPS o cualquier otra cosa? ?O preferimos poder identificarnos con alpinistas de alto nivel en cuyas haza?as confiamos aunque establezcan saltos enormes de calidad? La pregunta es compleja y como casi siempre ocurre con los casos sensibles, las instituciones del alpinismo no se pronuncian con claridad. Los responsables de los Piolets de Oro tuvieron la valent¨ªa de lanzar la piedra en 2017, pero fue una pena que en 2018 retirasen la mano¡
P. ?Cree en la posibilidad de que Steck no mintiese?
R. Es algo que no se puede saber. Solo ¨¦l sabe lo que ocurri¨®. Lo que s¨ª s¨¦ es que tanto Steck como Cesen eran grandes escaladores y alpinistas. Tras haber realizado mis trabajos sobre ambos, no tengo pruebas que digan que ambos mintieron. La duda queda, de ah¨ª que este tipo de ascensiones se definan en ingl¨¦s como disputed o unrecognized, es decir, dudosas o no reconocidas. Las de Steck y Cesen son dudosas. Lo que tratamos es de analizar las informaciones que tenemos y contextualizarlas para que encajen con los hechos. Bajo este ¨¢ngulo, el caso de Steck en el Shisha en 2011 no puede ser aceptado de forma racional y deber¨ªa ser etiquetado como dudoso, y lo mismo ocurre con el Annapurna porque no todos creen que fuese posible lo que dijo y la palabra del suizo no puede bastar en un caso as¨ª. Yo personalmente creo que existe una mentira en alg¨²n sitio, algo que no puedo decir en mis informes porque estos solo se basan en datos.
P. ?Por qu¨¦ mentir¨ªa Ueli Steck? ?Presi¨®n de sus patrocinadores?
R. No creo que sus patrocinadores le presionasen, pero como casi siempre en la historia del alpinismo fue ¨¦l mismo quien, quiz¨¢s, se someti¨® a presi¨®n para asegurarse de que su empresa estuviese al m¨¢ximo nivel. Habr¨ªa que analizar la imagen medi¨¢tica que Steck ofrec¨ªa: ?a qui¨¦n no le gustar¨ªa ser alguien superfuerte, simp¨¢tico, que hace so?ar y que ofrece una imagen de gran alpinista para el que todo es sencillo? Pero esto era cierto y falso: entrenaba much¨ªsimo y sus ascensiones no ten¨ªan nada de sencillas, quiz¨¢ para seguir siendo el mejor¡. Algunos especialistas piensan que es preciso encontrar la huella de un acontecimiento traum¨¢tico para explicar un comportamiento que lleve a mentir. Esto pudo ser el Yalung Kang en 1985 para Cesen¡ o el trauma del incidente con los sherpas de Steck en el Everest en 2013 (pero esto no explicar¨ªa lo del Shisha en 2011¡). Ser¨ªa preciso preguntar a psic¨®logos para aclarar estas hip¨®tesis. De lo que estoy convencido es de que en alturas extremas, alpinistas razonables a nivel del mar se pueden comportar de manera impropia y hacer de esto una costumbre cuando nadie les desenmascara¡
P. El alpinismo ha construidos sus reglas sin ¨¢rbitros: ?habr¨ªa que crearlos para certificar los logros alpinos?
R. Es imposible controlar todas las haza?as alpinas: en 8000ers.com intentamos hacerlo para los 14 ochomiles y es una tarea colosal y no remunerada. No, son los alpinistas los que deben organizarse, responsabilizarse para conservar el principio fundamental de su pr¨¢ctica en libertad. Es algo que les deber¨ªa interesar porque en los tiempos que vivimos la palabra dada no vale nada, as¨ª que es mejor cubrirse con pruebas que son sencillas de aportar. Adem¨¢s, las pruebas nutren la memoria individual y colectiva y ser¨ªa interesante que las instituciones alpinas animen a que se aporten pruebas de lo realizado. Y si no, ser¨ªa preciso que las instituciones que trazan cr¨®nicas del mundo del alpinismo progresasen en su metodolog¨ªa para acoger de la mejor manera los casos dudosos. Por esto he solicitado ayuda a la universidad, siendo consciente de los l¨ªmites de mi experiencia emp¨ªrica.
P. Usted es de alguna manera el heredero de Elizabeth Hawley, que luch¨® casi toda su vida contra la mentira en el himalayismo. ?C¨®mo es su trabajo?
R. Soy un heredero de Hawley (cuya especialidad de control versaba sobre los ochomiles y el Everest en particular) pero uno m¨¢s entre otros herederos que me ayudaron a formarme: mi primer mentor fue Pierre Chapoutot, luego Eberhard Jurgalski y Lindsay Griffin... me hubiera gustado conocer y aprender tambi¨¦n de Xavier Eguskitza y Ken Wilson... Trabajo de forma remunerada para el Club Alpino Franc¨¦s, pero no en los casos de 8000ers.com, o del Himalayan Database, ni en mis propios estudios. Mi trabajo consiste en intentar aportar de la manera m¨¢s precisa posible los hechos y datos b¨¢sicos de una ascensi¨®n de la manera m¨¢s objetiva posible. Estamos muy lejos de los que nos gusta explorar dentro del esp¨ªritu del alpinismo, el eterno sentido filos¨®fico y psicol¨®gico de por qu¨¦ escalamos.... pero he de decir que los estudios como el realizado sobre Steck son infrecuentes y si analizamos las estad¨ªsticas del Himalayan Database solo el 1% de las ascensiones tienen un asterisco de dudosas o sin reconocer.
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