Comer en el txoko y recoger la mesa
El Eibar como ejemplo de club modesto: solo dos millones en fichajes este verano y 200 empleados
El Eibar est¨¢ en peligro. Despu¨¦s de seis temporadas consecutivas en Primera Divisi¨®n, ocupa plaza de descenso a falta de pocas jornadas. Y al borde precipicio, y como ejemplo de equipo modesto, el proyecto de la Superliga, como al resto de los clubes que no est¨¢n implicados en ¨¦l, le huele a chamusquina. ¡°El Eibar es una entidad a la que le ha costado 74 a?os alcanzar la m¨¢xima categor¨ªa¡±, apunta Jon Ander Ulazia, consejero delegado de un club que es el ¨²nico de Primera presidido por una mujer, Amaia Gorostiza. ¡°Era un sue?o que ve¨ªamos imposible y que logramos en 2014 por m¨¦ritos deportivos. Implantar una idea as¨ª supondr¨ªa que esos m¨¦ritos se ver¨ªan sustituidos por el dinero¡±.
El dirigente del club armero se?ala: ¡°Hay una generaci¨®n de ni?os en Eibar que est¨¢n acostumbrados a ver al Madrid, al Barcelona y a los grandes equipos en Ipurua, les parece lo habitual y eso la Superliga se lo puede llevar por delante¡±. Y recuerda: ¡°El primer a?o, el impacto fue brutal. Cuando lleg¨® el Madrid al campo, atravesando el pueblo, todo el mundo estaba en la calle. Estuvimos una temporada con fiestas cada 15 d¨ªas. Dicen que seguir¨ªan jugando, pero con una competici¨®n como la Superliga, afrontar¨ªan la Liga con la plantilla B. En el plano social, a la larga, si la Liga pierde inter¨¦s, el aficionado pierde apego¡±.
Y est¨¢ tambi¨¦n la econom¨ªa, los n¨²meros fr¨ªos que se manejan en la SD Eibar, un club con un presupuesto de 58 millones de euros (el Barcelona tiene 828), que este pasado verano solo gast¨® dos, y cuya incorporaci¨®n m¨¢s alta en su historia ha costado cuatro.
¡°Somos un gran contribuyente de Hacienda¡±, dice el consejero delegado
¡°Siempre hemos sido un club saneado y a veces muy conservador en ese sentido, pero en Primera hemos pasado a ser un gran contribuyente de las instituciones. El a?o pasado pagamos 24 millones en tributos a Hacienda¡±, y eso, asegura el consejero delegado, ¡°es un impulso econ¨®mico que trasciende al f¨²tbol. La disminuci¨®n del negocio, porque la tarta de ingresos no es infinita, afectar¨ªa a la sociedad¡±. Despu¨¦s de seis a?os en la m¨¢xima categor¨ªa, el Eibar ha pasado de tener 50 empleados, con la plantilla deportiva incluida, a 200. Un cambio de modelo, dicen, podr¨ªa destruirlos.
Ciudad Deportiva
El romanticismo todav¨ªa late en Ipurua, un estadio situado debajo de un viaducto de la autopista Bilbao-Behobia AP8, con capacidad para 8.164 personas, la segunda m¨¢s baja de Primera, solo por delante del Alcoraz, de Huesca, y poco m¨¢s que el Di St¨¦fano, el campo de la ciudad deportiva donde juega ahora el Madrid. Y aunque la pandemia ha cambiado algunas costumbres, los jugadores del Eibar acostumbraban a reunirse tres veces a la semana a comer en el txoko del mismo campo, un lugar en el que se mezclaban con los t¨¦cnicos de los diversos equipos y los empleados de la entidad. La comida se hace all¨ª mismo, por los cocineros de una empresa especializada, bajo la supervisi¨®n de una nutricionista, con productos de los alrededores de Eibar. Muchos futbolistas repiten incluso en los d¨ªas en los que no est¨¢n obligados a acudir. Cuando acaban, recogen su mesa, entregan la vajilla a los encargados y se encargan personalmente de tirar los desperdicios a la basura. All¨ª todos son iguales.
El estadio, debajo de un viaducto, es el segundo m¨¢s peque?o de Primera
El Eibar vive en esa modestia. ¡°Hace tres a?os juntamos una gran plantilla y en algunas fases de la temporada so?amos con llegar a Europa, Imag¨ªnense lo que hubiera supuesto para una ciudad como la nuestra¡±, cuenta Ulazia. Con el actual dinero de las televisiones, el Eibar ha remodelado Ipurua de arriba abajo, pese a que es un recinto municipal, y comenzar¨¢ en breve a construir su ciudad deportiva. ¡°Esas infraestructuras van a estar ah¨ª 30 o 40 a?os¡±, asegura Ulazia. ¡°Ten¨ªamos la opci¨®n de utilizar ese dinero para pagar m¨¢s y m¨¢s a los jugadores, pero esa es una rueda, en la que est¨¢n metidos los clubes de la Superliga, y de la que ya no sales¡±.
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