La emoci¨®n de la Liga aparca el dinero de la Superliga
Aunque solo quieran jugar entre ellos, los ricos no siempre son los mejores
Aunque no se sabe con qu¨¦ denominaci¨®n y con cuantos equipos, la Superliga europea acabar¨¢ por celebrarse tarde o temprano salvo que el bal¨®n reviente despu¨¦s de ser inflado sin parar por la industria futbol¨ªstica. No hay en el mundo un deporte con m¨¢s audiencia ni que mueva m¨¢s dinero; en caso contrario no se explicar¨ªa c¨®mo los empresarios norteamericanos compran clubes europeos despu¨¦s de que el f¨²tbol no se consolide en los Estados Unidos, o como m¨ªnimo no tenga el impacto del b¨¦isbol, la NBA o la NFL.
Los clubes, que son los que pagan y ceden los jugadores a las selecciones, est¨¢n hartos de la UEFA y de la FIFA, de organizaciones y de intermediarios especuladores y de gente que vive del cuento. Los m¨¢s ricos son los que est¨¢n m¨¢s enfadados y endeudados a causa de la pandemia porque han dejado de ingresar mucho dinero por tener sus instalaciones cerradas, sin ninguna posibilidad de ingresar dinero fuera de campos tan concurridos como el Bernab¨¦u o el Camp Nou.
No han sufrido tanto los clubes medianos y peque?os porque ya ten¨ªan buena parte de su presupuesto cubierto con los millones procedentes de la televisi¨®n. A los grandes ya les cost¨® repartir de forma m¨¢s solidaria el capital generado por los derechos televisivos y, por tanto, hasta cierto punto es razonable que ahora reclamen m¨¢s dinero que nunca. Y la mejor manera que han encontrado para su reivindicaci¨®n es organizar un torneo entre ellos, sin necesidad de ning¨²n administrador ni mediador.
El problema es que lo hicieron a su manera, como poderosos que son, sin dar explicaciones, convencidos de que el fin justifica los medios. No se puede actuar de manera m¨¢s furtiva e improvisada cuando adem¨¢s se pretende vender una competici¨®n tan grandilocuente. El proyecto de la Superliga no estaba suficientemente bien trabajado ni definido, que se sepa no se hab¨ªa negociado con las televisiones ni con los patrocinadores, y solo se sab¨ªa que un administrador estaba dispuesto a poner los millones que precisan el Madrid y el Bar?a.
Laporta est¨¢ apremiado por las deudas y Florentino quer¨ªa estrenar torneo, campo y equipo al mismo tiempo para trascender m¨¢s que Bernab¨¦u, un argumento de peso para que quisiera capitalizar el anuncio de la Superliga en el Chiringuito. Los egos y las filtraciones precipitaron los acontecimientos y el torneo est¨¢ ahora mismo congelado porque el f¨²tbol en Europa no funciona como en el palco del Madrid. Los ingleses se borraron y los alemanes ni siquiera se apuntaron, y no se puede menospreciar precisamente el poder de la Bundesliga y de la Premier.
A los ingleses les preocupa relativamente qui¨¦nes son los due?os de sus clubes, aquellos que se ocupan del negocio, a cambio de que no les toquen el juego, o sea el campo, la pelota y la rivalidad, como se apreci¨® en Londres. ¡°Cuando no hay relaci¨®n entre el esfuerzo y la recompensa no se puede hablar de deporte¡±, afirm¨® Guardiola, entrenador del City. Los t¨¦cnicos y los futbolistas se pusieron mayoritariamente de parte de los hinchas, que reivindican su presencialidad despu¨¦s de haber sido relegados por los clientes, los consumidores y la televisi¨®n.
Tambi¨¦n el f¨²tbol est¨¢ dominado por el m¨®vil y el mando a distancia porque las entradas son muy caras y la informaci¨®n vale mucho dinero, de manera que se imponen la opini¨®n y el entretenimiento. No hace falta tener los derechos de un partido para dar palique al negocio period¨ªstico. Tampoco se ha tenido en cuenta la opini¨®n de los jugadores. A fin de cuentas no se han respetado las esencias del f¨²tbol, un deporte popular y universal a trav¨¦s del cual muchos han conocido Europa y ha servido para vertebrar pa¨ªses con la competici¨®n de Liga.
Europa no es Am¨¦rica y el dinero huye de la incertidumbre cuando el f¨²tbol es sorpresa, emoci¨®n y m¨¦rito, con ascensos y descensos y clasificaciones para los torneos europeos, como recuerda siempre Zubizarreta. La Liga se ha puesto ahora mismo tan interesante que cuesta pensar en la Superliga. El f¨²tbol tambi¨¦n debe evolucionar y se impone mejorar las competiciones continentales sin necesidad de que la nueva Copa haga olvidar a la Champions, la Recopa, la Copa de Ferias y la UEFA. La leyenda del Bar?a se ha construido tambi¨¦n a partir de la final copera de las botellas en 1968, la Recopa de Basilea de 1979 y el 0-5 de 1974.
Tambi¨¦n se pueden mejorar las cuentas si se controlan o se eliminan las comisiones por los traspasos y se rebajan las fichas de los jugadores. Futbolistas como De Bruyne o Kimmich ya han negociado sus renovaciones sin necesidad de un agente. La pandemia ha hecho mucho da?o, pero ha sido utilizada como excusa para disimular la mala gesti¨®n de muchos clubes despu¨¦s de contrataciones innecesarias y de engordar el becerro de oro en un mundo de mucha vanidad y arrogancia que necesita abrir nuevos mercados y jugar finales en Dub¨¢i o Miami.
Se puede mejorar y evolucionar sin necesidad de humillar, simplemente siendo consecuente con las reglas de juego del f¨²tbol, conocidas en el mundo sin necesidad de ser divulgadas ni publicitadas. La impaciencia ha jugado en contra de un proyecto que hace tiempo que se est¨¢ elaborando y que seguramente acabar¨¢ por cuajar de una forma u otra. Ahora mismo, sin embargo, se ha visto que los ricos no se ponen de acuerdo porque tienen miedo a la respuesta de los pobres, que prefieren ser inocentes o ingenuos a ser ignorados. Por m¨¢s que solo quieran jugar entre ellos sin parar, los adinerados no siempre son los mejores; s¨ª los que tienen m¨¢s audiencia y son los m¨¢s vistos hasta que aburran.
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