La Superliga de un pueblo
El Villarreal da un salto hist¨®rico hacia la final de la Liga Europa, la primera de su historia, tras dominar de principio a fin a un triste Arsenal
De la mano del tranquilo Dani Parejo, el Villarreal agarr¨® el partido hasta inmovilizarlo, de forma que pasara el tiempo sin que pasara nada para cruzar sin novedades el umbral que le sit¨²a entre los clubes que han disputado una gran final europea. Conjur¨® as¨ª la desgracia de la semifinal de Champions de 2006, maldecida por el penalti fallado de Riquelme ante un Arsenal mucho m¨¢s temible que este. Si en la ida fue superior el Villarreal en 90 minutos vibrantes, en la vuelta se impuso por c¨¢lculo en 90 minutos de pura administraci¨®n. El Manchester United le espera en Gdansk, el pr¨®ximo 26 de mayo, para disputar la final de la Liga Europa. La primera final de la historia de un club engarzado en un pueblo de 50.000 habitantes que es una bendici¨®n para el f¨²tbol espa?ol. Su gesta resume la fascinaci¨®n que irradian los equipos que por m¨¦ritos en el terreno de juego rompen barreras jer¨¢rquicas gracias al modelo de competiciones abiertas, ahora amenazadas por la Superliga.
Obligado a remontar el 2-1 de la ida, y condicionado por la sanci¨®n de Ceballos y la lesi¨®n de Xhaka en el calentamiento, Arteta dispuso un plan atrevido a partir de la elecci¨®n de jugadores que instintivamente buscan avanzar y guardan poco la espalda. Contra su costumbre, situ¨® a Thomas Partey como mediocentro ¨²nico, lo escolt¨® con dos hombres con vocaci¨®n de mediapuntas, Odegaard y Smith-Rowe, y despleg¨® a Pep¨¦ y Saka en los extremos para asistir a Aubameyang. En cierta forma el planteamiento replic¨® el esquema de 4-3-3 de Emery. Cuando la pelota empez¨® a rodar, los equipos se acoplaron como m¨®dulos gemelos de una estaci¨®n espacial. Encajaron uno con otro y se trabaron en el mediocampo en una sucesi¨®n de escaramuzas de recorrido corto. Con una ventaja para el Villarreal. En la batalla t¨¢ctica de coberturas, basculaciones, ayudas y reparto improvisado de marcajes, se encontraron m¨¢s c¨®modos los volantes puros como Parejo, Coquelin y Trigueros, que los atacantes reconvertidos como Odegaard o Smith-Rowe.
La pandemia ha fomentado este tipo de espect¨¢culos. Sin p¨²blico en las gradas, sin el reclamo multitudinario de acci¨®n, muchos jugadores acaban acomod¨¢ndose a cumplir estrictamente con aquello que les piden sus entrenadores. Si pueden recibir la pelota al pie, la reciben al pie; y si se la pueden pasar a un compa?ero para evitar asumir riesgos, se liberan de la pelota como quien traspasa responsabilidades. La cadena es interminable y suele producir bodrios radiados por los t¨¦cnicos, que, sin el fragor extinto de las tribunas, adquieren un protagonismo desaforado desde las bandas. Como Arteta y Emery pertenecen a la especie de los que van cantando en vivo cada una de las decisiones que deben tomar sus futbolistas, el partido del Emirates se canaliz¨® hacia un g¨¦nero menos parecido a la competici¨®n real que al simulacro, o el entrenamiento. Una extravagancia as¨¦ptica que ha adquirido carta de naturaleza gracias a la mezcla de televisi¨®n y peste.
M¨¢s preocupados por no encajar que por golpear, los dos equipos se afanaron en una suerte de desgaste burocr¨¢tico y el partido deriv¨® hacia la monoton¨ªa. Solo la rompieron los futbolistas que no pueden vivir sin audacia. Saka, del lado del Arsenal, y Chukwueze en el Villarreal. El extremo nigeriano dispar¨® primero. Fue antes de los 10 minutos cuando se sac¨® un remate tocad¨ªsimo que oblig¨® a Leno a reaccionar precipitadamente. El Villarreal no volvi¨® a producir un disparo tan peligroso.
La lesi¨®n de Chukwueze, que pidi¨® el cambio y fue retirado en camilla, llorando desconsolado, a?adi¨® plomo a un partido que se enfrasc¨® en el juego de los c¨¢lculos. Bien tapado Thomas por Moreno, el Arsenal se vio maniatado por las constantes intervenciones de Parejo. Con la ayuda de Trigueros, el mediocentro fue cerrando salidas a Odegaard e imponiendo su ritmo a la refriega. Prevaleci¨® la presi¨®n sobre el toque. Se multiplicaron los errores en las entregas, no en los posicionamientos. Ninguno de los dos equipos consigui¨® fluir, pero esto benefici¨® a los visitantes en la medida en que les clasificaba el 0-0. Cuando el Arsenal avanz¨®, acab¨® las jugadas por fuera. El Villarreal solo titube¨® cuando le colgaron un centro. El juego a¨¦reo no parece el fuerte de Rulli. A la salida de un c¨®rner hubo dos rechaces y Aubameyang cruz¨® un tiro que peg¨® en el palo.
El mismo Aubameyang cabece¨® al poste, en la segunda parte, la mejor ocasi¨®n que le rest¨® al conjunto ingl¨¦s. Condenado a la crisis tras unirse a los 12 clubes que intentaron sin ¨¦xito refundar el f¨²tbol construyendo un sistema que privilegia a los m¨¢s ricos, el Arsenal se apag¨® en su mediocridad. Fuera de la Champions, fuera de la Superliga, y fuera de la Liga Europa, v¨ªctima del lazo que le echaron Parejo y sus compa?eros en una noche de f¨²tbol aburrido que el Villarreal transform¨® en su fiesta m¨¢s grande.
El modesto que rompe al fin su maldici¨®n
Semifinales de la UEFA 2004 contra el Valencia. Semifinales de la Champions 2006 contra el Arsenal. De la Liga Europea 2011 ante el Oporto. De la Copa 2015 contra el Bar?a. Y de la Liga Europa 2016 ante el Liverpool. Todas perdidas. Cinco veces se hab¨ªa quedado el Villarreal a las puertas de una final. Hasta que este jueves se gan¨® el derecho de luchar por el primer t¨ªtulo de su historia.
El equipo de una localidad de 50.000 habitantes ape¨® a uno de los fundadores de la Superliga, en cuyo estadio, el Emirates, caben 60.000 aficionados. Triunf¨® el Villarreal y la f¨®rmula ganadora de Emery en la Liga Europa: logr¨® los t¨ªtulos de 2014, 2015 y 2016 con el Sevilla y fue finalista en 2019 precisamente con el Arsenal.
El ¨¦xito amarillo frustr¨® otra final inglesa, como en la Champions. Su rival el 26 de mayo ser¨¢ el United, que perdi¨® 3-2 en Roma pero hizo valer el 6-2 de la ida.
Puedes seguir a DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.