Benzema, ni gato ni delincuente
Confund¨ªan su estilo con pasotismo, sus pausas con vagancia y sus asistencias con falta de ambici¨®n, pero es un gran futbolista por obra y gracia de su talento
La confusi¨®n. Leo que ¡°un campesino cuid¨® a un puma al que confundi¨® con un gato¡±. Como yo futbolizo todo lo que veo, me dije ¡°algo parecido le pas¨® a Benzema¡±. El puma est¨¢ raqu¨ªtico porque lo alimentaban con leche, lo mismo que le ocurr¨ªa a Karim cuando confund¨ªan su estilo con pasotismo, sus pausas con vagancia, sus asistencias con falta de ambici¨®n. Sin confianza, un puma desciende a gato. Pas¨® el tiempo y nadie reconoci¨® su error; m¨¢s bien, se tiende a creer que el que cambi¨® fue Benzema, como si su clase no viniera de nacimiento. Luego lleg¨® otra confusi¨®n de peor tono, cuando el seleccionador franc¨¦s lo midi¨® como ciudadano antes que como futbolista, sinti¨¦ndose juez antes que entrenador. La decisi¨®n declaraba a Karim delincuente en una causa a¨²n sin juzgar. Esta semana Deschamps rectific¨® y lo confirm¨® para la Eurocopa. Ni gato ni delincuente, puma y gran futbolista por obra y gracia de su talento.
De menos a m¨¢s. Milit?o lleg¨® al Madrid con buenos antecedentes, pero bastaron unos pocos partidos para que le quit¨¢ramos la confianza. Coincidieron varios signos de estos tiempos. El prestigio del impacto, porque bajo su imperio lo ¨²ltimo vale m¨¢s que todo lo anterior. Las redes sociales, que consagran la opini¨®n de muchos por encima de la de los expertos. Y su condici¨®n de defensa, mucho menos seductora que la de los delanteros. Lo cierto es que subestimamos a Milit?o. Hasta que jug¨® una decena de partidos seguidos y descubrimos una carrera y un salto portentosos para ganar duelos por tierra y aire, para adelantar a los rivales por el arc¨¦n y anticiparlos, para salir con la pelota con una soltura imperial. Evit¨® y marc¨® goles, atenu¨® la nostalgia de Ramos y nos hizo recordar que tiene 22 a?os y una d¨¦cada para ocupar uno de los puestos m¨¢s delicados en un equipo que ataca por defecto.
Haciendo historia. De Simeone se dicen muchas cosas porque los entrenadores, de cualquier signo, se han convertido en el centro mismo de la agria diana futbol¨ªstica. Como si la responsabilidad de los jugadores hubiera dejado de existir. Pero hay una conquista definitiva de la cual Simeone es el principal responsable: cambi¨® la historia del Atl¨¦tico. Le puso su sello y le dio una exitosa continuidad. En la tabla de clasificaci¨®n, en el imaginario colectivo y en la psicolog¨ªa m¨¢s profunda. Como es un pupas que gana, los Atl¨¦ticos ya no se enorgullecen de perder. Procedemos de clubes distintos y venimos de escuelas opuestas, ¨¦l bilardista y yo menottista, pero estoy muy lejos de satanizarlo. S¨¦ reconocer a aquellos que piensan distinto, pero hacen las cosas bien, y Simeone es un caso indiscutible de liderazgo. Ahora est¨¢ a un escal¨®n de alcanzar un nuevo ¨¦xito. Lo logre o no, me saco el sombrero.
El apret¨®n. Usted lleva tiempo con muchas ganas de ir al ba?o y est¨¢ deseando llegar a casa para desahogarse, pero el trayecto le resulta interminable. Por fin se sube al ascensor, el objetivo est¨¢ cerca y es precisamente esa ansiedad la que termina de revolverle el est¨®mago. ?Se ha hecho a la idea? Pues en ese ascensor viajan esta tarde el Atl¨¦tico y el Madrid en el final m¨¢s apretado de un campeonato en mucho tiempo. Los entrenadores tienen perfiles distintos: Simeone es expresivo, exigente, t¨¢ctico y, como todos los pragm¨¢ticos, tiene hasta cara de ganador; Zidane, hacedor de una especie de equilibrio ecol¨®gico, es tranquilo, humanista y, aunque le sigue acompa?ando una desconfianza paranoica, gana como nadie. Los dos son seguidos por los jugadores como un solo hombre. Pero ahora los jugadores est¨¢n en aquel ascensor y, volviendo al s¨ªmil, conozco a gente que, en ese trance, se lo han hecho encima.
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