Egan Bernal vuelve a ser grande
El colombiano gana el Giro de Italia a los 24 a?os, dos despu¨¦s de una victoria en el Tour de Francia que le convert¨ªa en el ciclista del futuro
Egan Bernal es una mariposa rosa, ligero, pedalada alegre, a¨¦rea, que llega ante el Duomo apabullante, su color plata coloreado de banderas tricolores, con doble de amarillo, y chillidos, y, sin dejar de pedalear, levanta las alas, los brazos, antes de cruzar la meta, y con ellos abiertos, termina la contrarreloj, casco rosa de hormiga at¨®mica, maglia rosa, y cruza ganador el Giro de Italia y, sin bajarse de la bici siquiera, solo los cierra para abrazar a su amor, Mar¨ªa Fernanda, que corre hacia ¨¦l igual, con los brazos en alto. Tiene 24 a?os, sigue siendo un ni?o, y ya ha ganado el Tour, a los 22, y el Giro. Solo en la historia lo hab¨ªan conseguido antes, ganar las dos a esa edad, Gino Bartali, Felice Gimondi y Eddy Merckx, tres de los m¨¢s grandes. Tiene derecho a amar, a emocionarse amando, a emocionarse tambi¨¦n hablando, sus sentimientos quiz¨¢s ocultos bajo la m¨¢scara anticovid. ¡°Parezco tranquilo, pero por dentro soy una explosi¨®n de emociones¡±, dice, y las palabras salen temblando de su boca. ¡°He podido superar todos los problemas que me han atormentado los dos ¨²ltimos a?os ganando el Giro¡¡±
Ha encontrado la paz Egan, que la goza simplemente oyendo la voz de Xabier Artetxe, su entrenador, que le gu¨ªa tranquilo en una contrarreloj final que disputa sin arriesgar ni un pelo. Le entrega 30s a Damiano Caruso, al que aventajaba en 1m 59s en la general, segundo al final, a 1m 29s, y aumentando hasta 4m 15s la diferencia sobre el tercero, el ingl¨¦s Simon Yates, a quien el Giro le niega el abrazo. Quienes no ruedan tranquilos son los especialistas, el ganador Filippo Ganna, su plato de 58 dientes, su media cercana a los 54 por hora para los 30 kil¨®metros, su pedaleo constante, que pincha en el corso Venezia, a poco m¨¢s de un kil¨®metro del Duomo, y pierde unos 18s, justo el tiempo que puede darle la victoria al loco R¨¦mi Cavagna, el segundo de los favoritos. Pero el franc¨¦s olvida que hay una curva en ¨¢ngulo recto a izquierdas a 500m, en el cruce entre corso Matteotti y San Paolo, y sigue recto, y choca de cabeza contra las vallas. Pese a ello, acaba segundo, detr¨¢s de Ganna, el gigante de Verbania, que, tras divertirse en las etapas en l¨ªnea llevando en el bolsillo al peque?o Egan supera un r¨¦cord del viejo Francesco Moser al imponerse en la quinta contrarreloj consecutiva en los dos Giros que ha disputado.
¡°Solo por la tranquilidad que me daba la voz de Artetxe, lo considero el momento m¨¢s bonito de mi Giro, a la par con la etapa de Montalcino, la de los caminos, en la que disfrut¨¦ feliz, en la que me divert¨ª como hac¨ªa mucho que no lo hac¨ªa. Y eso es lo que necesitaba, divertirme¡±, dice Egan, el atacante sorpresa de las dos primeras semanas, ¡°el Egan verdadero¡±, dice, el atacante de instinto, el ni?o que desaf¨ªa a Evenepoel a un sprint en el llano, el que gana la rosa en Campo Felice antes de lo previsto, el que la luce, intensa, ganado solo en los Dolomitas. Mientras, todos, sus rivales, van cayendo uno a uno, y cuando intentan volver, los tres ¨²ltimos d¨ªas de monta?a, el nuevo Egan el que se divierte defendiendo tambi¨¦n, controla todo.
Como hace siete a?os hizo Nairo Quintana, el primer colombiano que gan¨® el Giro de Italia, Egan env¨ªa al pueblo de su pa¨ªs dolorido una rosa, un poco de belleza, algo propio que admirar y no lamentar. ¡°Solo estoy concentrado en dar alegr¨ªa y esperanza a la gente¡±, repet¨ªa en las ruedas de prensa todos los d¨ªas Egan, quien, justamente, ha encontrado en el Giro alegr¨ªa y esperanza, y eso es lo que le emociona. ¡°Superar lo que me sucedi¨® despu¨¦s de ganar el Tour fue m¨¢s dif¨ªcil incluso que ganar el Tour¡±, dice Egan, quien se retir¨® del Tour siguiente por un dolor insoportable en la espalda que le imped¨ªa rendir. ¡°Gan¨¦ el Tour a los 22 y al d¨ªa siguiente no sab¨ªa qu¨¦ hacer con mi vida. Hab¨ªa alcanzado el sue?o de todos los ciclistas, ?y ahora qu¨¦? Perd¨ª la voluntad interior. Por fuera, aparentemente era lo mismo, ten¨ªa la motivaci¨®n para ganar, madrugaba, me entrenaba, pero por dentro no era lo mismo. Me faltaban la emoci¨®n, la garra. Tambi¨¦n hubo cambios en mi vida personal dif¨ªciles de gestionar. Y toda la presi¨®n de mi pa¨ªs, y el dolor de espalda¡ Las dudas. ?Soy un bluff? ?Lo conseguir¨¦? ?Lo conseguir¨¦? ?Conseguir¨¦ volver a ser Egan o no? Y en este Giro he encontrado lo que hab¨ªa perdido¡±.
Egan ha vuelto y el ciclismo, de paso, ha recuperado a su campe¨®n, a un ciclista a quien, cuando gan¨® el Tour, se le auguraba un futuro sin l¨ªmites. En su ausencia, dos eslovenos, Primoz Roglic y Tadej Pogacar, lo ganan todo. El futuro, dicen todos, es Pogacar, un a?o m¨¢s joven que Egan. Y Egan lo sabe. ¡°S¨ª, he vuelto, pero vuelvo tranquilo. Para mantener los pies en el suelo solo tengo que pensar en Roglic o en Pogacar¡±, dice Egan, de Zipaquir¨¢, como el Indomable Zipa Forero, el primer gran campe¨®n del ciclismo colombiano. ¡°Son ellos los m¨¢s fuertes, pero gracias a ellos, sabiendo que ellos est¨¢n haciendo historia tendr¨¦ m¨¢s motivaci¨®n. Y ahora mismo, mi mayor motivaci¨®n es ganar la Vuelta, y tener las tres grandes¡±.
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