Cavendish resucita: el Tour de Francia vuelve a sonre¨ªr
El Ob¨²s de Man, ausente desde 2018, consigue al sprint su 31? victoria la v¨ªspera de la primera gran contrarreloj, en la que Roglic parte herido
La vida imita al ciclismo, que hace todo lo posible por llevarle la contraria, y lo viejo se hace nuevo con Mark Cavendish, que lleva la contraria a la vida y al ciclismo y gana en Foug¨¨res su 31? sprint del Tour de Francia, al que ha llegado a ¨²ltima hora encabezando un equipo, el Deceuninck, que le cobra por correr (y le paga un sponsor privado). Por un d¨ªa, los periodistas ingleses vuelven a sentirse los reyes de una rueda de prensa que se desarrolla en susurros de confesionario. Su resurrecci¨®n es la muerte de Brent van Moer, un joven fugado belga que se convierte en lanzador ideal de todo el pelot¨®n de llegadores, con Sagan herido, con Ewan ausente y roto. A 150 metros de la meta, superado por los m¨¢s r¨¢pidos, Van Moer se disuelve en la confusi¨®n. Cavendish le sustituye, el Tour de Francia sonr¨ªe pues ya se hablar¨¢ de otra cosa, de los mitos que no deja de generar su maquinaria, y la afici¨®n aplaude y hace cuentas con los dedos. Eddy Merckx, el recordman de todo, tiene 34 victorias en el Tour. Con tres m¨¢s, Cav, que ya gan¨® en dos Tours seis etapas en cada uno, le iguala. Con cuatro, le derrota.
Tiene 36 a?os el Ob¨²s de Man, 13 m¨¢s que el d¨ªa de su primera victoria, en el Tour de 2008. Marc¨® una d¨¦cada con su estilo agresivo, de desprecio de todo, el hermano malo, m¨¢s malo a¨²n, de Bradley Wiggins; cre¨® imitadores, sprinters bajitos que se aplanan contra el manillar y adelantan la cabeza, casi hasta ser capaces de sacar la lengua y humedecer la rueda delantera. Su ¨²ltima victoria en el Tour ocurri¨® hace cinco a?os; hace tres lleg¨® fuera de control un d¨ªa de los Alpes. Nadie se atrevi¨® a apostar por su regreso a un ciclismo que parec¨ªa cambiar a tanta velocidad como la que alcanzaba en sus sprints arrolladores, y menos a¨²n cuando llegaron noticias de sus depresiones, del mal ¨¢nimo que le hab¨ªa invadido. Sin arriesgar nada, el patr¨®n Patrick Lef¨¦v¨¨re le hizo un hueco en el equipo. Como dicen ellos, era una decisi¨®n win-win. No le iba a costar un duro tenerlo y le ven¨ªa muy bien para provocar al irland¨¦s Sam Bennett, el irland¨¦s que gan¨® el ¨²ltimo verde con el equipo y al que tach¨® de la lista del Tour una semana antes de empezar porque hab¨ªa decidido irse a otro equipo. Su vida, la vida de todos, la vida, claro, es un continuo regreso. Gana en Foug¨¨res Cavendish, el mismo pueblo bret¨®n en el que gan¨® hace cinco a?os, y ganar¨¢, quiz¨¢s, el jueves en Ch?teauroux, el mismo pueblo de la planicie francesa y paleta en la que logr¨® su primera victoria, el 9 de julio de 2018.
No muy lejos de Foug¨¨res, en Laval, naci¨® Alfred Jarry, poeta pataf¨ªsico que mantiene que para narrar la Pasi¨®n de Cristo en su Evangelio, Mateo imit¨® a los cronistas del ciclismo, pues el Viacrucis no deja de ser, como todo el mundo sabe, m¨¢s que una etapa de monta?a del Tour. En Laval, campos de colza y gallineros, no hay monta?as, pero el Tour que no es insensible e imita al arte ha organizado lo m¨¢s parecido a un d¨ªa de Alpes, una contrarreloj muy llana (27 kil¨®metros, 32 minutos de esfuerzo) que marcar¨¢ las primeras diferencias no accidentales entre los favoritos.
A Jarry, feroz amante de los viajes en bicicleta, muerto tan joven, a los 34 a?os, con precisi¨®n el d¨ªa de Todos los Santos, en el Par¨ªs de 1907, cuando el Tour solo hab¨ªa cumplido cuatro, le habr¨ªa encantado la reducci¨®n al absurdo a que se ha sometido el ejercicio en solitario: ciclistas como ciborgs, piernas de acero que mueven desarrollos antes tenidos por imposibles (de hasta 60 dientes) y en el cerebro, implantada, la voz de un gur¨² que desde el coche que le sigue abre una App que le dice qu¨¦ cadencia, cu¨¢ntos vatios, qu¨¦ velocidad debe mantener en cada metro del trazado para alcanzar el objetivo fijado, sin gastar ni una gota de energ¨ªa de m¨¢s ni de menos, y c¨®mo plegar las esc¨¢pulas y doblar la cintura. Es la uni¨®n de la vanguardia y la ciencia ficci¨®n en el deporte m¨¢s humano, representado por el autoapodado La Momia, el Primoz Roglic vendado hasta las cejas despu¨¦s de su ca¨ªda el lunes que ha decidido que la iron¨ªa es la mejor arma para combatir la depresi¨®n y la constataci¨®n de que quiz¨¢s ha perdido el Tour antes de llegar a las etapas decisivas. Todas las ca¨ªdas que ha sufrido en el ¨²ltimo a?o, en la Dauphin¨¦ del 20, en la Par¨ªs-Niza del 21, le costaron la carrera y una merma grande en sus capacidades, aun sin romperse nunca ning¨²n hueso. 48 horas despu¨¦s de las ¨²ltimas ca¨ªdas de su compatriota y del otro peligroso, Geraint Thomas, Tadej Pogacar, el ciclista que gan¨® el Tour del 20 en una contrarreloj, ganar¨¢ quiz¨¢s sin rival.
¡°Es la evoluci¨®n¡±, explica Patxi Vila, director de rendimiento del Movistar, que mantiene una estrecha relaci¨®n de investigaci¨®n con Telef¨®nica Tech, el departamento de bigdata e inteligencia artificial del gigante tecnol¨®gico espa?ol. ¡°Los desarrollos ser¨¢n cada vez m¨¢s grandes solo por cuesti¨®n de eficiencia mec¨¢nica. Todo contribuye mucho, rozamiento, llantas, aerodinamismo, posiciones. Un buen contrarrelojista de los de entonces hoy en d¨ªa no hace ni entre los 20. Se ha afinado mucho todo eso. La eficiencia que tenemos ahora con muchos menos vatios es tremenda¡±.
En el coche, Vila, gracias a Telef¨®nica, podr¨¢ comparar instant¨¢neamente los datos de un corredor que haya hecho antes la crono, y que le servir¨¢n de referencia, con los de los ciclistas a los que sigue, Superman y Enric Mas. ¡°As¨ª puedo decir c¨®mo vamos y si va en el target que yo creo¡±, dice el t¨¦cnico navarro, que considera exagerados los 51 kil¨®metros por hora de media que el Tour calcula que har¨¢ el ganador. ¡°Con 50 por hora yo creo que se acercar¨ªa m¨¢s. Los nuestros no llegar¨¢n a eso, por desgracia, estaremos por 48 o 49. Mas saldr¨¢ con un plato de 56 y 54 Superman. Mueve m¨¢s, por peso y talla, Mas, pero Superman es m¨¢s eficiente¡±.
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