Los cul¨¦s se alejan del Camp Nou

Ya no hace el calor pegajoso e insoportable de hace unos d¨ªas. Agoniza agosto y la ciudad respira tranquila. A mediados de semana no hay ni un alma en los alrededores del Camp Nou. Bulle, sin embargo, la vida en la llamada Rambla del Bar?a. Es un contraste curioso. No hay partido hasta el domingo (contra el Getafe a las 17.00), pero decenas de aficionados, turistas (los que m¨¢s) o solo curiosos pasean por esta corta calle situada en el acceso 9 del estadio azulgrana.

La mayor¨ªa habla franc¨¦s. Unos pocos toman un caf¨¦ en una terraza. Dos parejas j¨®venes y otra con un ni?o de unos ocho a?os compran entradas para el Tour por el campo y el Museu. Aunque son m¨¢s los que remolonean que los que se asoman a las taquillas o entran al Museo. La entrada general son 26 euros. Hay una sesi¨®n cada 15 minutos. Nadie se agolpa a las puertas de acceso.

La vidilla y el gasto, est¨¢ claro, se concentran en la tienda oficial, La Botiga. Siempre habr¨¢ ni?os (y no tan ni?os) que quieran la camiseta de su equipo. Sigue habi¨¦ndolos que desean estampar en la espalda el dorsal de su jugador favorito. Incluso despu¨¦s de Messi. Es m¨¢s, ya existen aquellos que se dejaron encandilar por Depay, por su golazo, por su flexibilidad, por sus controles pl¨¢sticos y hermosos. Hay dos camisetas en cola esperando a ser estampadas: Memphis, indica la pantalla. Las de Messi, por cierto, est¨¢n preestampadas en un perchero enorme. Al margen de los bustos en representaci¨®n de toda la plantilla azulgrana que le dan a uno la bienvenida a la tienda. A 110 euros, la camiseta de ¡°aficionado¡±; a 160, la de profesional. Visualmente las diferencia una ligera trama de fondo. En teor¨ªa, la cara, es, claro, ¡°m¨¢s buena¡±, m¨¢s transpirable, m¨¢s de hacer deporte que de vestir, ¡°preparada para hacer una marat¨®n, si es preciso¡±, explica un dependiente.

¡°Dicen, adem¨¢s, que cuando te la pones te conviertes en Messi¡±, a?ade. Sonrisa ladeada. Confiesa que siguen entrando a la tienda aficionados preguntando por la camiseta del 10. ¡°No entiendo muy bien por qu¨¦, la verdad¡±, concede, bastante menos nost¨¢lgico que aquellos que persiguen los ¨²ltimos vestigios del argentino, un ni?o de La Masia, el ¨ªdolo del Camp Nou durante m¨¢s de 15 a?os, hoy jugador del PSG, por el viejo estadio. Tendr¨¢n que darse prisa porque, apunta el chaval, le han explicado que esas camisetas con el 10 a la espalda y el nombre de Messi ya no se vender¨¢n pasado el mes de septiembre. De momento, la econom¨ªa aprieta.

El FC Barcelona todav¨ªa est¨¢ intentando levantarse tras el golpe que le dio la pandemia de covid. Los 375 millones de euros que se dejaron de ingresar por la crisis del coronavirus pesan como una losa sobre un Camp Nou m¨¢s vac¨ªo de lo deseado. Si el a?o pasado hubo 18.510 abonados que se aferraron a la posibilidad que les ofrec¨ªa el club de acogerse a una excedencia para no renovar ¡ªuna medida de gracia para ayudar a los aficionados que peor lo est¨¢n pasando econ¨®micamente en esta crisis¡ª, este 2021 en el que sigue haciendo estragos la covid pese al elevado porcentaje de poblaci¨®n vacunada (ronda el 67%), un 2021 en el que ya se permite el regreso de p¨²blico a los estadios, la cifra es todav¨ªa m¨¢s elevada: 26.538 socios han decidido no renovar su abono. Eso significa que casi un tercio renuncia a ir al Camp Nou durante toda la temporada: el n¨²mero de abonados hoy se ha reducido a 57.262 de un total aproximado de 83.500 socios.

Los n¨²meros, adem¨¢s, suenan m¨¢s graves al conocer que del total de socios solo 19.136 han solicitado su entrada ¡ªdeben comunicarlo al club y rellenar un formulario¡ª para el partido de ma?ana contra el Getafe. Para el primer partido de Liga, contra la Real en pleno agosto, fueron 15.280.

Poca acosa. Incluso para ser agosto. Incluso en plena pandemia. La normativa covid permite llenar un 30% del aforo. Eso significa que al Camp Nou, con capacidad para 99.354 espectadores, podr¨¢n entrar un m¨¢ximo de 29.806 seguidores. Pero el Bar?a debe asumir tambi¨¦n las exigencias de la Generalitat (distancia de seguridad, por ejemplo), y de esos casi 30.000 asientos se queda con poco menos de 21.000. Para cubrir el cupo, el club deber¨ªa vender m¨¢s entradas a socios sin abono o aficionados de los que acuden espor¨¢dicamente al estadio sin serlo. Estos ¨²ltimos son, mayoritariamente turistas. Y ya se sabe que, en plena pandemia, los turistas escasean.

No pide explicaciones el club a los abonados, por lo que se desconoce si al pedir la excedencia pesa m¨¢s la econom¨ªa familiar o el desencanto con el equipo de Ronald Koeman. S¨ª afirman fuentes del Bar?a, sin embargo, que las excedencias se solicitaron antes de confirmarse la salida de Leo Messi del club. Lo que da buena muestra del nivel de desafecci¨®n que atenaza al aficionado azulgrana tras el mal final del curso pasado, unido a la crisis sanitaria. Sin Messi, el atractivo no puede ser el mismo. Lo prueban los c¨¢nticos que, al minuto 10 del partido contra la Real, recordaron al gran ausente.

No quiere ofrecer m¨¢s cifras ni abordar los porqu¨¦s de esa desafecci¨®n el club presidido por Joan Laporta, que emplaza al periodista a la pr¨®xima Asamblea, para la que no hay fecha (previsiblemente en octubre, la ¨²ltima se celebr¨® en junio). Si bien, se estima que solo con la fuga de abonados ¡ªsin contar el resto de ingresos at¨ªpicos por venta de camisetas o visitas al Museo¡ª el club podr¨ªa dejar de ingresar unos 40 millones de euros, seg¨²n cifras aportadas por Catalunya R¨¤dio que el Barcelona no desmiente.

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