Rigoberto Ur¨¢n: ¡°La felicidad no solo est¨¢ en ganar¡±
El ciclista colombiano, un showman gane o pierda, se ha tomado muy serio su faceta de hombre de negocios


En un pa¨ªs de extremos como Colombia, existe un extra?o consenso alrededor del ciclista Rigoberto Ur¨¢n (Urrao, 1987). La gente lo quiere. Sus comentarios al llegar a la meta, el primero o el ¨²ltimo, divierten a los aficionados. Rigo se toma a guasa ese momento en el que sus compa?eros se quedan mudos. A su edad, sin embargo, cerca del retiro, se ha tomado muy en serio la faceta de hombre de negocios. De camino a la entrevista su cara aparece en un cartel gigante, a un lado de la autopista, en un anuncio de Internet. La cita tiene lugar en la Hacienda de Rigo, donde hay cafeter¨ªas, restaurantes y una tienda de repuestos. Los empleados llevan un gorro retro de ciclista y un delantal con su nombre. Sobre la mesa, a punto de encender la grabadora, hay colocado estrat¨¦gicamente un paquete de grano molido marca El Caf¨¦ de Rigo.
Pregunta. Su padre predijo que alg¨²n d¨ªa su cara vendr¨ªa estampada en un envoltorio de caf¨¦.
Respuesta. ?l ten¨ªa caballos y gallos de pelea en Urrao, mi pueblo. Est¨¢ un valle espectacular, a 4.500 metros de altura. Rodeado de orqu¨ªdeas. Cuando se emborrachaba con aguardiente, mi pap¨¢ dec¨ªa que su hijo iba a ser una persona reconocida, que iba a recorrer el mundo. Sus amigos se re¨ªan, no le cre¨ªan.
P. Solo le vio participar en una carrera.
R. Iba montando en bicicleta con unos amigos cuando se cruzaron con unos paramilitares que estaban robando ganado. Les pidieron que les ayudaran a arriar el ganado y despu¨¦s los asesinaron. Eso es lo que dicen, no hay testigos. Su cad¨¢ver apareci¨® en un r¨ªo y afortunadamente una vecina vio el cuerpo y lo sac¨® del agua. En esa ¨¦poca muchos cuerpos no se encontraron, el suyo al menos s¨ª.
P. Su madre se qued¨® sola a cargo de la familia.
R. Mi madre no trabajaba, era ama de casa. No hab¨ªa ingresos, fue una situaci¨®n dif¨ªcil. Mi hermana peque?a ten¨ªa cinco a?os, hab¨ªa que comprar, pagar el estudio¡. Y salimos adelante, si yo pude otros tambi¨¦n. El alcalde de ese tiempo me daba para comprar comida, el entrenador me daba para los recibos del agua y la luz. Con ganas, sin quejarse tanto. La gente con buena actitud, aunque tenga dificultades, recibe m¨¢s ayuda.
P. ?Recibi¨® alguna compensaci¨®n del Gobierno?
R. El Estado reconoce unas ayudas a las familias, pero nadie se pone a investigar qui¨¦n cometi¨® el asesinato. Despu¨¦s vino un tiempo tranquilo. Ahora el pa¨ªs est¨¢ progresando, pero falta mucho, todav¨ªa sigue habiendo violencia. No es que ya todo se haya solucionado.
P. Usted encontr¨® un escape en la bicicleta.
R. En 2001, mi t¨ªo, hermano de mi pap¨¢, me regal¨® una. En ese tiempo estaban pavimentando la v¨ªa de Urrao a Medell¨ªn. Sal¨ªamos los domingos hasta donde llegaba la carretera. Cada ocho d¨ªas un poquito m¨¢s lejos. Entonces nos encontramos una escuela de ciclismo en el camino. El entrenador le dijo a mi padre que me apuntara.
P. Le fue bien.
R. Empec¨¦ un lunes. El s¨¢bado hab¨ªa una contrarreloj, que yo no sab¨ªa lo que era. Me dijeron que me subiera y corriera de un punto a otro lo m¨¢s r¨¢pido posible. No ten¨ªa ropa de ciclista, solo el casco. Gan¨¦. Desde entonces nadie me volvi¨® a ganar en mi categor¨ªa. Cuatro a?os despu¨¦s me fui a competir a Europa. Me llamaron de un equipo y yo acept¨¦, sin saber ni a d¨®nde iba. Acab¨¦ en Brescia.
P. Le he o¨ªdo decir que el ciclismo nos iguala a todos, ricos y pobres.
R. Puede ir un grupo con bicicletas de 20.000 d¨®lares y pasa un campesino por ah¨ª con una de cien y los deja atr¨¢s.
P. Usted ha quedado en muchas ocasiones segundo, en el Tour, en los Juegos Ol¨ªmpicos.
R. Nos pagan para ganar y para eso entrenamos. Pero hay momentos en los que no se puede. No me frustro, no me echo para atr¨¢s, simplemente contin¨²o. El objetivo de mi vida no es ganarme el Tour de Francia. Entreno, voy con la actitud, pero si no gano hay otras prioridades. Muchos deportistas que van por un objetivo y no lo consiguen, se vuelve un problema muy grande porque no est¨¢n felices, porque uno a veces cree que la felicidad est¨¢ en un triunfo. Y no, la felicidad est¨¢ en muchas otras cosas.
P. ?C¨®mo aprendi¨® a convivir con esa frustraci¨®n?
R. Una vez en un Tour pens¨¦ que lo iba a hacer muy bien y no hice nada. Estaba m¨¢s aburrido, la familia aburrida, los amigos aburridos. Yo pensaba: ?qu¨¦ sentido tiene venir hasta un Tour de Francia y no goz¨¢rselo si es la carrera que so?aba hacer de ni?o?
P. Tiene el cuerpo de un torero, lleno de accidentes. ?No le agarr¨® miedo a la velocidad?
R. Me he roto la clav¨ªcula, la esc¨¢pula, los codos. Da miedo volverse a caer, toma mucho subirse a la bicicleta. Aunque te digo algo, el miedo es bueno, cuando uno est¨¢ en una carrera y no siente eso es porque ya no lo est¨¢ disfrutando.
P. Hubo una generaci¨®n de ciclistas en Medell¨ªn, la de los ochenta, que acab¨® corriendo para equipos de narcos e incluso traficando ellos mismos. ?La suya ha estado a salvo de eso?
R. Yo no les puedo juzgar. Era lo que estaba de moda. Lo que s¨ª veo es que ha cambiado la visi¨®n sobre el deporte. Hoy en d¨ªa es un orgullo ser deportista. Antes estaba mal visto, como si fuera solo para los que no valen para estudiar.
P. Otros ciclistas colombianos habr¨¢n ganado m¨¢s que usted, pero ninguno tiene tantos negocios.
R. Mi marca tiene m¨¢s de 220 trabajadores solo en Colombia. Hemos abierto tiendas en Miami y Costa Rica. La vida del deportista es corta, en algo hay que entretenerse.
P. Reci¨¦n bajado de la bicicleta, en la l¨ªnea de meta, siempre tiene alg¨²n comentario sorprendente. ?C¨®mo consigue ser ingenioso a 120 pulsaciones por minuto?
R. Me sale natural, como montar en bicicleta.
P. Giro de 2014, final de etapa. Va usted mano a mano con Nairo Quintana, compatriota suyo. ?l va l¨ªder, ya ha ganado. Pareciera que va a tener la cortes¨ªa de dejarle llegar primero, pero esprinta. ?Se lo esperaba?
R. Ocurri¨® en medio de la competici¨®n con la sangre caliente... mucha gente esperaba ese gesto que usted dice, pero no pas¨®.
P. No fue una manera de actuar muy elegante.
R. Eso se tiene o no se tiene.
P. Ayer no pod¨ªa dejar de ver un v¨ªdeo en el que usted est¨¢ a punto de entrar en la meta en los Juegos de Londres. Se pone a mirar hacia atr¨¢s, pierde un momento la direcci¨®n de la bicicleta y llega por detr¨¢s Vinokurov y se lleva el oro. Eso no me dej¨® dormir bien...
P. Mira mis piernas (delgadas), y mira las de ¨¦l. Ven¨ªamos en llano. Fue una sorpresa que los colombianos gan¨¢ramos una medalla. Fue el inicio de que el ciclismo estuviera aqu¨ª de moda otra vez. Eso no me trasnocha, lo que me ocurri¨® en el ¨²ltimo Tour, en cambio, s¨ª.
P. ?Qu¨¦ le pas¨®?
R. Todo me iba bien, las piernas me respond¨ªan, los par¨¢metros eran buenos, iba entre los tres primeros. Y de un momento a otro... me hund¨ª. Me sacaron del segundo puesto al d¨¦cimo. Quiz¨¢ me deshidrat¨¦, no s¨¦. No le encuentro una explicaci¨®n.
P. Por su popularidad, ?Cree que si se presentara a las elecciones presidenciales del a?o que viene tendr¨ªa oportunidad?
R. Varias veces me lo han dicho: Oiga, Rigo, usted de presidente. No, no, no. Si uno quiere vivir rico, hay cosas en las que mejor estar callado.
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