El indiscutible reinado del discutido Benzema
El franc¨¦s es el jugador menos demagogo del mundo, nunca se ha molestado en demostrar lo que no es. De ah¨ª el enorme m¨¦rito de su ¨¦xito
A la edad de los declives m¨¢s o menos discretos, Karim Benzema atraviesa el mejor momento de su carrera. No figuraba en los pron¨®sticos como sucesor de Cristiano al frente del Madrid, ni como reemplazo de Messi en el liderazgo de la Liga. Nadie sospechaba que el controvertido jugador franc¨¦s, sujeto durante a?os a la pol¨¦mica en el Bernab¨¦u, se erigir¨ªa en un indiscutible de la hinchada madridista y de cualquier aficionado con un m¨ªnimo de gusto por el f¨²tbol. La ovaci¨®n que recibi¨® la semana pasada en San Mam¨¦s se puede interpretar como el tributo general a un jugador maravilloso.
Ahora que se ha instalado en la cumbre y nadie le cuestiona, asoma una duda. ?Ha cambiado Benzema o ha cambiado la percepci¨®n que se ten¨ªa de ¨¦l? Sus proselitistas dir¨¢n que no ha modificado nada sustancial en su estilo. Sus antiguos detractores consideran que su ¨¦xito es consecuencia de un nuevo registro: m¨¢s implicaci¨®n, m¨¢s liderazgo, m¨¢s voracidad. No es descartable el acercamiento de las dos posturas. Benzema es el mismo de siempre, pero en condiciones diferentes.
Han pasado 12 a?os desde su llegada al Real Madrid, propiciada por Florentino P¨¦rez. Llegaron Cristiano, Kak¨¢ y Xabi Alonso, pero Benzema fue su fichaje particular, el jugador que le apetec¨ªa ver en el Madrid. No siempre le ha favorecido esta circunstancia. En las fases m¨¢s cr¨ªticas de su trayectoria, cargaba con una etiqueta dif¨ªcil de soportar: era el capricho del presidente, prejuicio que operaba en el ambiente como una cuchilla.
Benzema, que es el jugador menos demagogo del mundo, nunca se ha molestado en demostrar lo que no es. De ah¨ª el enorme m¨¦rito de su ¨¦xito. Es cierto que le ha abandonado el aire melanc¨®lico que presidi¨® sus d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles en el Real Madrid, perfil sufriente m¨¢s que comprensible. Pocos jugadores se han visto tan expuestos al l¨¢tigo de la cr¨ªtica, en ocasiones procedente del coraz¨®n del club.
Condiciones imprevistas
Los mismos que le aclaman ahora y festejan su cumplea?os en el Bernab¨¦u, eran los centuriones del entrenador que le desacredit¨® p¨²blicamente y exigi¨® el fichaje de Adebayor, de cuyo paso por el Madrid s¨®lo se recuerda su simp¨¢tico apodo, Manolito. Mourinho capitane¨® la facci¨®n m¨¢s agresiva con Benzema, sometido a un escrutinio implacable y cotidiano.
Con Benzema no exist¨ªa la memoria amable. Si jugaba un buen partido, se olvidaba de inmediato. Prevalec¨ªa el recuerdo de sus malas actuaciones. En el mejor de los casos se le valoraba como funcionario de Cristiano, que encontr¨® en su inteligente y apocado compa?ero el complemento ideal a su apetito goleador. Hab¨ªa algo po¨¦tico en el desempe?o de Benzema, incapaz de conceder carnaza populista a los aficionados y al periodismo. Nunca puso cara de velocidad. Nunca la pondr¨¢.
Si la salida de Cristiano liber¨® a Benzema de una din¨¢mica opresiva, es cuesti¨®n de opiniones. El mismo Madrid que ahora le observa como su jugador bandera, se inclin¨® por Gareth Bale despu¨¦s de la final de Kiev, en 2018, y por Eden Hazard un a?o despu¨¦s. El proceso de su definitiva consagraci¨®n se ha desarrollado en condiciones imprevistas, con un Madrid desprovisto de Cristiano, sostenido por una amplia mayor¨ªa de los veteranos y decepcionado con el rendimiento de Bale y Hazard.
Ese Madrid de entreguerras no parec¨ªa el mejor escenario para un jugador con fama de t¨ªmido y acusado de indolencia, pron¨®stico que Benzema ha reventado en las tres ¨²ltimas temporadas. Su magisterio es tan evidente que la memoria, tan lesiva con ¨¦l anteriormente, s¨®lo opera a su favor en estos momentos. Al Madrid le sobran buenos o excelentes jugadores, pero ahora mismo es el Madrid de Benzema, y eso nadie lo discute.
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