El Real Madrid y su poder reverencial
Ancelotti simboliza a fin de cuentas el triunfo del entrenador enciclop¨¦dico en tiempos de an¨¢lisis y del ¡®big data¡¯
El Madrid puede ser eliminado de la Copa del Rey por el Alcoyano. Tambi¨¦n puede salir derrotado de Cornell¨¤ en la Liga o poner en el mapa de la Champions al Sheriff. Ni siquiera un equipo tan fiable como el blanco es capaz de mantener una trayectoria inmaculada en los torneos a medio o largo plazo con independencia del adversario al que se enfrente en el torneo que sea y en el campo que toque de Europa. La vulnerabilidad madridista en el d¨ªa a d¨ªa contrasta en cambio con su fiabilidad en una final, momento en que nadie duda del triunfo del Madrid, con y sin intervenci¨®n del VAR.
La tecnolog¨ªa se vence tambi¨¦n al poder reverencial que provoca el Madrid. Una mano cuando el defensor est¨¢ en el suelo como pas¨® con la de Alaba no es penalti y por contra si el brazo est¨¢ levantado y es el de Yeray se sanciona con una pena m¨¢xima tan bien ejecutada por Benzema que se acaba por elogiar m¨¢s el tiro del delantero que la decisi¨®n del ¨¢rbitro Soto Grado. El 0-2 sentenci¨® un partido que en cualquier caso siempre gir¨® alrededor del Madrid, hegem¨®nico en la cancha y en la grada, superior al Athletic, abatido desde hac¨ªa rato por el gatillo de Modric.
Actu¨® de forma reactiva el plantel de Marcelino y mand¨® desde la salida hasta el final el de Ancelotti. Todas las circunstancias jugaron a favor del Madrid y nadie dud¨® de su triunfo en la Supercopa. El club madridista domina tanto la realidad y la virtualidad que parec¨ªa mentira que no ganara un torneo desde la temporada 2019-2020. Nadie hubiera dicho que llevaba m¨¢s de 560 d¨ªas sin un t¨ªtulo, ni que hubiera cerrado la pasada temporada en blanco y puede incluso que, sin que nadie se haya dado cuenta, Mbapp¨¦ est¨¦ jugando ya desde hace tiempo en el Bernab¨¦u.
El Madrid ya ganaba t¨ªtulos antes de lograr la Supercopa. As¨ª se explica que funcione con un entrenador como Ancelotti, seguramente el mejor gestor despu¨¦s de pasar por los despachos de Berlusconi, Abramovich, Beckenbauer, Al-Khela?fi y Florentino. Al italiano le alcanza con elevar una ceja para mover el bal¨®n y un paquete de chicles para gobernar el partido ante rivales manejados por t¨¦cnicos denominados de autor como Marcelino. Ancelotti simboliza a fin de cuentas el triunfo del entrenador enciclop¨¦dico en tiempos de an¨¢lisis y del big data en Europa, en Am¨¦rica y en Asia.
La final no tuvo picos, ni trama y menos inter¨¦s hasta el minuto 86, cuando Courtouis rechaz¨® con el pie izquierdo un penalti lanzado por Ra¨²l Garc¨ªa en una acci¨®n revisada tambi¨¦n por el videoarbitraje y que supuso la expulsi¨®n de Milit?o. La jugada y, por supuesto la intervenci¨®n del portero, confirm¨® la jerarqu¨ªa del Madrid y la sumisi¨®n del Athletic. Todo le sali¨® mal a los rojiblancos en una noche de vino y rosas para los madridistas en Riad.
La deportividad fue extrema y nadie cuestion¨® el ¨¦xito del Madrid ni de Ancelotti, que ahora aspira a conseguir la Liga, el ¨²nico t¨ªtulo que le falta para reunir los seis principales y cerrar as¨ª un c¨ªrculo ¨²nico para gloria del Bernab¨¦u.
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