Siempre quedar¨¢ el Bernab¨¦u
El PSG a¨²n corre riesgos. No olvidemos que hablamos de un estadio con poderes esc¨¦nicos del que esperamos que ni las obras hayan desafilado sus colmillos
Verdades que duelen.
Es posible que sea un efecto rebote. La Liga fue un referente mundial durante a?os gracias a un atractivo f¨²tbol de ataque en el que el bal¨®n corr¨ªa m¨¢s y mejor que en cualquier otro sitio. Al parecer, el ant¨ªdoto al buen f¨²tbol se ha encontrado en Espa?a antes que en ninguna otra parte. Esta semana el CIES nos dijo que es el campeonato de las grandes Ligas en el que menos tiempo real se juega. Y en cuanto a Segunda Divisi¨®n, es la pen¨²ltima de las 36 estudiadas con menos tiempo real y la que menos ocasiones de gol crea. Despu¨¦s de tanta gloria, el contraste duele. Y algunas evidencias concretas, m¨¢s. El Madrid vivi¨® un inesperado calvario en Par¨ªs ante un PSG ambicioso, intenso y a ratos brillante. Inesperado porque sacamos las conclusiones en el lugar equivocado.
SOS: la Liga viaja mal.
La habitual cadena de producci¨®n futbol¨ªstica que en el Madrid lideran Casemiro, Kroos y Modric, suele cocer con criterio cada jugada, pero en Par¨ªs se deshilach¨® ante un PSG que, en la presi¨®n, parec¨ªa que le hab¨ªan quitado la novia y no el bal¨®n. Fue as¨ª durante todo el partido. Mi impresi¨®n es que la mayor¨ªa de los jugadores del Madrid est¨¢n en uno de los mejores momentos de su carrera. Incluso veteranos, como Modric o Benzema, a los que el f¨²tbol les sigue latiendo con pasi¨®n y lo interpretan con sabidur¨ªa. Pero me qued¨® claro que las conclusiones que sacamos en la Liga no son extrapolables a Europa. Es hora de tomarnos en serio los tiempos de posesi¨®n, la falta de esp¨ªritu atacante y el ritmo de juego para que la t¨¦cnica diferencial del f¨²tbol espa?ol vuelva a ser un arma de desequilibrio, como lo fue hasta en tiempos gloriosos.
Se viene un viento fuerte.
Mbapp¨¦, esa bala que dobla y frena, pas¨® por encima de la leyenda europea del Real Madrid y del largo reinado de Leo Messi. Se coron¨® con tal naturalidad, que nadie puede discutirle el trono. Su actuaci¨®n fue, sencillamente, devastadora. El genio de Messi sigue presente, pero una cosa es ser Messi todo el rato y otra ser Messi de vez en cuando. El tiempo tiene el vicio de renovar y, en el atolondrado mundo del f¨²tbol, suele tener prisa. La que tuvo Mbapp¨¦ el d¨ªa de su coronaci¨®n. Cada vez que aceleraba con la pelota pegada al pie, era tal la violencia de la estampida que despeinaba a todo el que estuviera cerca, incluido Messi. Su exhibici¨®n no mueve a Leo de su privilegiado lugar en la historia del f¨²tbol, a la que ha dignificado durante quince a?os. Hasta es improbable que el reinado de Mbapp¨¦, cuyo talento necesita de la tracci¨®n de esos m¨²sculos de pura sangre, dure tanto. De momento, solo pide que se haga a un lado, porque el futuro es suyo.
Lo espera la historia.
El PSG a¨²n corre riesgos. El primero es dar por resuelta la eliminatoria, el segundo es que Neymar descompense al equipo por exceso de talento (qu¨¦ cosas digo, pero s¨¦ lo que me digo) y el tercero es que se le caigan encima las trece Copas de Europa del Madrid, que tienen su peso. Porque a la eliminatoria le falta pasar por el Bernab¨¦u y, visto lo visto, hay que empezar a alinear las energ¨ªas desde ahora mismo. No olvidemos que hablamos de un estadio con poderes esc¨¦nicos del que esperamos que ni las obras hayan desafilado sus colmillos ni que, por considerar a Kylian uno de los suyos, se nos ponga tierno antes de tiempo. ?O Mbapp¨¦ dud¨® sobre cu¨¢l era el escudo que defend¨ªa en el primer partido? Me apresuro a decir esto porque el ¡°miedo esc¨¦nico¡± que incendia el Bernab¨¦u en partidos grandes, hay que cocinarlo poco a poco.
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