Por un cent¨ªmetro
?Es Jo?o F¨¦lix?, piensas. No puede ser, este no va de cabeza. Ni saben cu¨¢ntas cosas pasan sin pasar por esa cabeza de De Gea
La cosa suele ser m¨¢s o menos as¨ª, y perdonen si con el nuevo f¨²tbol ha cambiado algo, pero me da que en el campo todo sigue siendo m¨¢s o menos igual. T¨² sales del vestuario, oyes el himno de la Champions para ir entrando en situaci¨®n, si no estabas ya, claro, y te encuentras en medio de un estadio, pongamos el Metropolitano, del Atl¨¦tico. Vas vestido de portero, llevas el escudo de uno de los m¨¢s grandes clubes ingleses, el Manchester United, y vuelves a tu casa, bueno, a una nueva casa de tu casa de siempre, y sientes que es el momento y el lugar adecuado para demostrar tu val¨ªa, tus condiciones, tu calidad, esa que hay que refrendar d¨ªa a d¨ªa como si no hubiera pasado, como si el futuro solo fuera de 90 minutos.
Llega tu equipo en medio de unas dudas cuyo tama?o es proporcional a su historia, es decir, enormes, en medio de debates sobre entrenadores y jugadores que parecen no parar desde que Sir Alex Ferguson tom¨® la puerta de una retirada que le hace m¨¢s presente que nunca.
Ah¨ª est¨¢s t¨², construyendo en tu mente el arranque de ese partido que sabes va a ser a toda leche ya que conoces el ADN de ese equipo, de ese club, y sabes que en Champions todo se olvida y que son capaces de jugar a un ritmo y con una intensidad que no se les ve en la Liga.
Primeros minutos de agobio, alg¨²n pelotazo descontrolado, muchas p¨¦rdidas de bal¨®n en zonas demasiado cercanas a tu porter¨ªa, cuando llega un c¨®rner a favor de los atl¨¦ticos. Ruge la grada porque sabe que la estrategia le ha dado mucho, much¨ªsimo, a los rojiblancos, y t¨² que tambi¨¦n eres conocedor de esa historia, miras a los tuyos, de azul, para decidir que si el peligro puede llegar no va a ser desde el bal¨®n parado. Tus torres te protegen, Inglaterra es la tierra del juego a¨¦reo y piensas m¨¢s en que, tal vez, si el rechace sale en la buena direcci¨®n pueda ser el momento de encontrar bal¨®n y espacio para correr al contraataque, que suele ser una gran soluci¨®n cuando la que pasa por tener el bal¨®n no acaba de florecer. Pero te sientes tenso en el lanzamiento, tu defensa defiende bien y la pelota se aleja del ¨¢rea. Bueno, se aleja pero el rebote le ha llegado a un jugador del Atl¨¦tico. En esos tres segundos empujas a tu l¨ªnea defensiva para que gane, al menos, la l¨ªnea del ¨¢rea y te d¨¦ espacio para si es necesario defender un nuevo centro. Observas de reojo que tus defensores est¨¢n bien situados e intentas detectar alguna amenaza rojiblanca cuando el lateral del Atl¨¦tico, un zurdo de muy buen pie, pone esa bola con un solo control, sin tiempo para encontrar las marcas y con una comba m¨¢gica que sit¨²a la pelota en ese espacio indefendible entre defensa y portero, a esa altura en la que es m¨¢s importante la velocidad y la coordinaci¨®n para encontrarse con el bal¨®n que la altura para ganar ese duelo en los cielos.
Ah¨ª est¨¢s t¨² haciendo todos los c¨¢lculos de trigonometr¨ªa que nunca hiciste, tirando todas esas l¨ªneas que ahora tardan muchos segundos en aparecer, visualizando todos los peligros que ese centro puede traer a tu porter¨ªa, cuando una centella surge a la altura de tu primer palo.
¡°Demasiado tarde, bal¨®n demasiado r¨¢pido¡±, piensas en un nanosegundo antes de corregir el c¨¢lculo y empezar a pensar que igual s¨ª que llega, igual este tipo (por cierto, ?qui¨¦n es este tipo que quiere llegar al bal¨®n volando?) va a llegar a peinar el bal¨®n. Ay, no, que este llega a meter la frente y mandar la pelota hacia la porter¨ªa (?es Jo?o F¨¦lix?, piensas. No puede ser, este no va de cabeza. Ni saben cu¨¢ntas cosas pasan sin pasar por esa cabeza de De Gea). Y constatas que el frentazo se produce y confirmas, tienes la mejor localidad para hacerlo en el estadio, que aquello lleva muy buena direcci¨®n, muy mala intenci¨®n para tus intereses. ?Pega el palo, se va a fuera, se me queda en las manos? Si pudi¨¦ramos, los porteros hasta rezar¨ªamos algo para que ese rebote se vaya fuera y todo quede en un susto.
Pero tu mejor c¨¢lculo, tu peor pron¨®stico, se produce y la pelota tras chocar en el palo va a buscar la red contraria.
Gol, golazo, gol para la historia. Y all¨ª est¨¢s t¨², de pie, sin poder admirar la obra de arte porque no toca y sin poder seguir el consejo de Johan de aplaudir cuando el gol es extraordinario, no vaya a ser que estos del United piensen que me alegro de los goles del Atl¨¦tico.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.