Marcelo Bielsa, auge y ca¨ªda del dios del Leeds
El desplome al borde de los puestos de descenso de la Premier fuerza la destituci¨®n del entrenador argentino, el hombre m¨¢s adorado por los hinchas en lo que va de siglo
¡°?Eres Dios!¡±, le gritaban los viandantes de Leeds. A lo que Marcelo Bielsa respond¨ªa negativamente con el dedo ¨ªndice, como si el t¨ªtulo de divinidad precisara una rectificaci¨®n expl¨ªcita inmediata.
Si los dioses son objetos de despido fulminante, quiz¨¢s todo sea un malentendido. Porque tambi¨¦n en Leeds, al previsible auge fren¨¦tico sucedi¨® la previsible ca¨ªda, igualmente fren¨¦tica. As¨ª lo dictan los ciclos de Bielsa en casi todos los clubes en los que trabaj¨® y no fue diferente en el Leeds United, donde le contrataron en 2018 para regocijo de la hinchada. Su laborioso ascenso de Segunda a la Premier, en la que el club no jugaba desde hac¨ªa 16 a?os, gener¨® tal adoraci¨®n que hasta bautizaron un pasaje con su nombre en el centro de la ciudad: ¡®Marcelo Bielsa Way¡¯.
Este domingo le echaron. El due?o del club, el italiano Andrea Radrizzani, gestion¨® el asunto con la mayor delicadeza de que fue capaz cuando comunic¨® que lo hac¨ªa forzado por las circunstancias. ¡°Esta ha sido la decisi¨®n m¨¢s dura que he tomado desde que dirijo el Leeds; considerando todos los ¨¦xitos que Marcelo ha tra¨ªdo al club¡±.
El 0-4 que le imprimi¨® el Tottenham el s¨¢bado en Elland Road activ¨® la alerta roja despu¨¦s de un declive imparable sin otro remedio. El equipo marcha 16? en el campeonato, a solo dos puntos del descenso tras sufrir cinco derrotas y 21 goles en contra en los ¨²ltimos cinco partidos, y un total de 60 goles encajados en 26 jornadas. Una calamidad que no solo explican la t¨¦cnica y la t¨¢ctica, por menos ortodoxa que resulte la metodolog¨ªa de este argentino de 66 a?os.
¡°Mi preocupaci¨®n es proporcional a los resultados que estamos obteniendo¡±, dijo Bielsa tras la derrota ante el Tottenham. ¡°Soy una persona com¨²n con un trabajo con mucha repercusi¨®n. Y me siento como todas las personas comunes cuando no logran los resultados esperados¡±.
La falta de flexibilidad de Bielsa para modificar su doctrina del marcaje al hombre, un c¨®digo de hierro que no ha sabido evolucionar en situaciones en las que es necesario dar prioridad a la zona, ya gener¨® zozobra en la plantilla del Leeds, como en la plantilla del Olympique de Marsella, o en la del Athletic. Pero lo que m¨¢s desgast¨® su labor fue su falta de sensibilidad para reaccionar a las ca¨ªdas de rendimiento de sus futbolistas en casos puntuales, o a los problemas inesperados que le planteaban los rivales despu¨¦s de la primera sorpresa. A estas dificultades derivadas de su car¨¢cter inmutable, se a?adieron las m¨²ltiples lesiones de hombres importantes como Bamford, Kalvin Phillips, Firpo o Liam Cooper. Sin ellos, el rendimiento del equipo se desplom¨®.
¡°Estos jugadores ya demostraron que tienen nivel para jugar en Premier¡±, dijo el t¨¦cnico el s¨¢bado, evocando el noveno puesto logrado la temporada pasada, la mejor posici¨®n de un reci¨¦n ascendido en la historia de la competici¨®n. ¡°Ya qued¨® demostrado que este modelo se puede imponer en esta liga. El esfuerzo del equipo no se puede poner en tela de juicio porque es el m¨¢s intenso f¨ªsicamente en dos a?os en la Premier. Est¨¢ claro que con todas estas capacidades no logro obtener lo mismo que antes. Al rev¨¦s, lo que obtengo es peor¡±.
Jesse Marsch
Despedido Bielsa, el Leeds ha contratado a Jesse Marsch. El estadounidense, que fue entrenador del Leipzig y el Salzburgo, llega a la Premier con el marchamo de la escuela alemana, la ¨²ltima moda, como dictan Rangnick (United), Klopp (Liverpool), Tuchel (Chelsea), Daniel Farke (Norwich) o Ralph Hassenh¨¹ttl (Southampton).
A Marsch le espera una tarea ingente. No solo deber¨¢ reconducir la deriva depresiva que aflige al equipo. Deber¨¢ sentarse en el puesto de un hombre mitificado por la hinchada que, como siempre, logr¨® adiestrar a sus jugadores en la pr¨¢ctica de un f¨²tbol inflamado de ataques constantes, producto de un estado mental tan provechoso en la ola de entusiasmo como incontrolable cuando decae la energ¨ªa original.
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