Pedri est¨¢ aqu¨ª para gobernar
Al canario no le mide el ¡®big data¡¯; le mide el misterio de su sabidur¨ªa, que distingue a una tribu de privilegiados
No se tienen noticias de la afici¨®n de Pedri por el cine. En breve, se sabr¨¢ todo de su vida y milagros, que en el f¨²tbol son cada vez m¨¢s frecuentes. Ya es una estrella, condici¨®n que le someter¨¢ a un exhaustivo escrutinio medi¨¢tico. Hace poco m¨¢s de un a?o, era un prometedor adolescente que lleg¨® al Bar?a por cuatro millones de euros. Nadie esperaba verle en el primer equipo. Lo impensable ahora es verle fuera del equipo, de la selecci¨®n y de las recurrentes listas anuales de galardones. Mientras tanto, Pedri produce en el campo una fascinaci¨®n cinematogr¨¢fica.
Contra la aguerrida defensa del Sevilla, Pedri reedit¨® en cinemascope el exquisito gol que le marc¨® al Galatasaray. Uno fuera del ¨¢rea, el otro en el ¨¢rea peque?a. Su ¨²ltimo prodigio concret¨® la victoria sobre el Sevilla y coron¨® la escalada del Bar?a, que no hace tiempo habitaba en el coraz¨®n de las tinieblas. Se le escapar¨¢ la Liga, o eso parece, pero el equipo est¨¢ por fin en su territorio natural: gana mucho, pierde muy poco y se vuelve a hablar del empaque de su juego.
Se atribuye la arrancada del Bar?a a dos factores principales, Xavi y los fichajes en el mercado de invierno. Poco que discutir sobre este asunto. Un aspecto menos comentado de la crecida es la influencia de Pedri. Despu¨¦s de cuatro meses de ausencia, regres¨® a mediados de enero. Desde entonces, el Bar?a ha disputado nueve partidos de Liga: ocho victorias y un empate.
Ni los goles, ni los pases de gol, ni los pases concretados, ni su enorme despliegue ¡ªrecorre el campo como un et¨ªope¡ª resumen su impacto en el juego. La pretensi¨®n de Pedri no es otra que gobernar los partidos. Se considerar¨ªa un desaf¨ªo imposible para un jugador de 19 a?os, con una temporada de experiencia en Primera Divisi¨®n, pero Pedri pertenece a la muy exigua estirpe de futbolistas que est¨¢n en el campo para mandar.
Inteligencia, destreza y convicci¨®n
Su gobierno no es estridente. Pedri se encuentra en las ant¨ªpodas del futbolista arrollador que transmite un mensaje ¨¦pico a sus equipos. No es la ¨²ltima reencarnaci¨®n de Belauste, desde luego. Su magisterio radica en la perfecta combinaci¨®n de inteligencia, destreza y convicci¨®n ilimitada. Se dice que Pedri recuerda a Iniesta, y algo de eso es verdad, pero de igual manera remite a tres jugadores singulares, monumentales, forjadores de la identidad futbol¨ªstica del Bar?a: Guardiola, Xavi y Busquets.
Los apriorismos del f¨²tbol pusieron bajo sospecha a los tres. Se saltaban los patrones de la modernidad. Guardiola no pod¨ªa esprintar, saltar y chocar. Xavi era peque?o y di¨¦sel en un mundo de atletas. En menos de un mes, el desgarbado y flaco Busquets le quit¨® el puesto al imponente Yaya Tour¨¦, elevado despu¨¦s a la categor¨ªa de leyenda en el Manchester City. Aunque el veredicto sobre Pedri empieza a ser un¨¢nime, no han faltado reservas, dudas y cr¨ªticas sotto voce.
El glosario es el que se reserva a esta clase de jugadores: no es explosivo, le falta f¨ªsico, le pierde la horizontalidad, no est¨¢ preparado para el combate cuerpo a cuerpo. En cuanto a la cacareada falta de gol, Pedri tambi¨¦n remite a Iniesta, que nunca anot¨® m¨¢s de 10 goles en una temporada, pero marc¨® el m¨¢s importante del f¨²tbol espa?ol y alguno crucial en la historia del Bar?a.
Como sus fant¨¢sticos predecesores en el Bar?a, Pedri conoce al dedillo la letra del f¨²tbol y la utiliza en el equipo m¨¢s adecuado. Es una simbiosis perfecta. A Pedri no le mide el big data. Le mide el misterio de su sabidur¨ªa, factor que distingue a una peque?a tribu de privilegiados. A estos elegidos del f¨²tbol, les resbala la estad¨ªstica.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.