Lukaku, un aprendiz de entrenador atrapado en un enredo t¨¢ctico
El delantero, que se forma como t¨¦cnico con la selecci¨®n belga, no logra acoplar sus movimientos al Chelsea, y Tuchel tampoco encuentra c¨®mo encajarlo en el plan
Romelu Lukaku no estuvo en la convocatoria de la selecci¨®n belga del ¨²ltimo par¨®n y no solo se perdi¨® los amistosos contra Irlanda y Burkina Faso: tambi¨¦n falt¨® a clase. Desde hace unos meses, el delantero del Chelsea, que recibe el mi¨¦rcoles al Real Madrid en la ida de los cuartos de la Champions, aprovecha las concentraciones con B¨¦lgica para prepararse para obtener el t¨ªtulo de entrenador. Sus clases forman parte de un plan del seleccionador, el espa?ol Roberto Mart¨ªnez. Buscaba una manera de alargar el legado de la generaci¨®n de oro del f¨²tbol belga, y pens¨® que si algunos de sus futbolistas se convert¨ªan en t¨¦cnicos, eso permitir¨ªa que no se perdiera lo que hab¨ªan construido y que sirviera para las siguientes generaciones.
En el curso, que es gratuito, salvo que no aprueben, se alist¨® por ejemplo el central Thomas Vermaelen, que al terminarlo se retir¨® y pas¨® a formar parte del equipo de Mart¨ªnez. Y futbolistas con carrera a¨²n por delante, como el centrocampista del City Kevin de Bruyne, o Lukaku, que se perdi¨® las ¨²ltimas clases t¨¢cticas precisamente en un momento en el que su carrera se encuentra atrapada en un enigma t¨¢ctico. En pocos meses ha pasado de ser uno de los delanteros m¨¢s determinantes de Italia con el Inter, a desvanecerse en el Chelsea convertido en un acertijo irresoluble, un atacante del mont¨®n. El viaje hacia ah¨ª se observa bien en este gr¨¢fico.
El belga, de 28 a?os, lleg¨® a Londres el pasado verano como la compra m¨¢s cara de la historia del club. Su entrenador, Thomas Tuchel, que acababa de llevar al equipo a ganar su segunda Champions, cre¨ªa que la siguiente evoluci¨®n de su juego precisaba de un delantero de referencia. Sondearon la opci¨®n de Haaland y terminaron pagando 97,5 millones de libras (unos 115 millones de euros) al Inter por Lukaku. Tuchel era consciente de que su incorporaci¨®n requerir¨ªa ciertos retoques en el estilo de juego, e incluso, seg¨²n fuentes cercanas al futbolista, habl¨® de ello con ¨¦l mientras se encontraba con su selecci¨®n para disputar la Eurocopa. El Chelsea se hab¨ªa acostumbrado a una delantera con tres integrantes que se mov¨ªa de manera l¨ªquida por toda la zona de ataque, muchas veces con un falso nueve, pero cre¨ªan que pod¨ªan a?adir gol al sistema.
Por eso Tuchel buscaba un nueve m¨¢s cl¨¢sico, aunque le obligara a un giro estil¨ªstico. Adem¨¢s, Lukaku ya conoc¨ªa el club, que lo hab¨ªa contratado otra vez, cuando ten¨ªa 18 a?os. Aguant¨® en Stamford Bridge solo una temporada, antes de comenzar una cadena de cesiones que le hizo pasar por el West Bromwich Albion y por el Everton, donde coincidi¨® por primera vez con Roberto Mart¨ªnez, que entendi¨® c¨®mo aprovecharlo y dispar¨® su cotizaci¨®n.
Sin embargo, el regreso a casa, a una ilusi¨®n antigua que qued¨® incluso registrada en un v¨ªdeo de una vista escolar a Stamford Bridge cuando era adolescente; lo que parec¨ªa tener toda la l¨®gica a favor, salt¨® por los aires enseguida. Como si el delantero y el resto del equipo hablaran idiomas distintos. Despu¨¦s de un comienzo m¨¢s prometedor, Lukaku comenz¨® a desanimarse, cada vez m¨¢s desconectado del juego del equipo. Hasta que en diciembre el futbolista activ¨® la detonaci¨®n casi definitiva: en una entrevista a Sky Italia dijo que no estaba contento, que echaba de menos su anterior equipo y que era culpa del entrenador, que ¡°ha decidido jugar con un sistema diferente¡±. El incendio fue formidable. No hab¨ªa avisado a nadie de lo que iba a hacer: ni a su agente, Federico Pastorello; ni a la empresa que gestiona sus derechos de imagen, Roc Nation; ni a la gente que le maneja las relaciones con los medios; ni al equipo de comunicaci¨®n del club.
El desplome
La herida, que no se ha cerrado, apunta a la ra¨ªz del fracaso del fichaje. El juego del Chelsea no admite con facilidad un elemento extra?o como Lukaku, y el belga no ha encontrado la manera de acompasar sus movimientos al fluir del equipo. La comparaci¨®n de algunos datos de su ¨²ltimo a?o en el Inter y este en el Chelsea cuenta buena parte de la historia. Ha empeorado en casi todo, seg¨²n las cifras recogidas por Statsbomb: menos goles, menos asistencias, menos tiros a puerta y disparos menos peligrosos realizados desde posiciones peores.
Aunque hay un apartado en el que ha crecido. Gana m¨¢s duelos a¨¦reos por partido: ha pasado de 1,1 en el Inter a 2,5 en el Chelsea. Se trata de un aumento enga?oso, y al mismo tiempo muy revelador del desencuentro estil¨ªstico entre el futbolista y el equipo. El juego por alto no es uno de los puntos fuertes de Lukaku. Los entrenadores que m¨¢s partido le han sacado, como Mart¨ªnez o Antonio Conte, que lo dirigi¨® en el Inter, han procurado que explotara m¨¢s su velocidad al espacio.
A esto tambi¨¦n se le puede poner n¨²meros. En su ¨²ltima temporada en Italia, Lukaku realizaba 24,2 conducciones por partido, mientras que en la Premier ha bajado hasta las 15,1. Menos juego con el pie, m¨¢s balones a pelear por arriba. Esta combinaci¨®n deriva tambi¨¦n en otro desplome muy relevante: en la Serie A tocaba la pelota en el ¨¢rea nueve veces de media por partido, mientras que en el Chelsea ha bajado a seis.
La desconexi¨®n lleg¨® al l¨ªmite en un partido contra el Crystal Palace en el que el belga solo toc¨® el bal¨®n siete veces, y una fue el saque inicial. Seg¨²n Opta, desde que recogen datos de la Premier, en 2003, ning¨²n futbolista que haya jugado 90 minutos de un partido ha tocado tan poco la pelota.
2 - Romelu Lukaku had just two touches of the ball in the first half against Crystal Palace, with one of those being the first pass of the game from kick-off. Ghosted. pic.twitter.com/lS4zCe3FQp
— OptaJoe (@OptaJoe) February 19, 2022
Tuchel estaba perplejo: ¡°?Qu¨¦ puedo hacer? No lo s¨¦¡±, dijo despu¨¦s del partido. Lukaku tampoco. Al belga se le vio en ese encuentro se?alando de manera insistente el espacio al que quer¨ªa que le enviaran los pases, pero parec¨ªa transparente para sus compa?eros. Es algo que se repite partido tras partido. Ni ¨¦l, con sus clases de entrenador, ni Tuchel son capaces de resolver el acertijo para conseguir conectarlo al equipo.
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