El Bar?a mancha el Camp Nou
Ning¨²n estamento del club es ajeno a la cruel imagen de su despedida de la Liga Europa
La Liga Europa ha resultado todav¨ªa m¨¢s cruel que la Champions para el Bar?a. El club ha quedado manchado por la fotograf¨ªa ins¨®lita y vergonzosa ofrecida por el Camp Nou durante el partido contra el Eintracht. La deshonra no ha sido solo deportiva sino institucional porque la hinchada alemana camp¨® a sus anchas por el estadio y por las calles de Barcelona. Los distintos estamentos de la entidad colapsaron al mismo tiempo en una semana en la que el barcelonismo presum¨ªa de su evangelio futbol¨ªstico ante los mejores equipos de Europa.
Muchos de los socios azulgrana iniciaron el puente sin reparar en el partido del Jueves Santo y los que acudieron a la cancha se sintieron tan desprotegidos y vulnerables en su propia casa por el despliegue intimidador alem¨¢n que abandonaron el recinto antes de los goles marcados por Busquets y Memphis en un partido que acab¨® con la derrota y eliminaci¨®n barcelonista por 2-3. No ayud¨® precisamente el equipo de Xavi al bienestar de sus aficionados, de la misma manera que el abandono social favoreci¨® la presencia de miles de seguidores del Eintracht.
Hubo 5.000 que accedieron con la entrada oficial facilitada por el Bar?a. No se sabe, en cambio, c¨®mo llegaron al estadio los m¨¢s de 20.000 alemanes que ti?eron el campo de blanco despu¨¦s de mezclarse con los cul¨¦s hasta sumar 79.468 espectadores. Hay dos datos clave: unos 26.000 abonados barcelonistas pidieron excedencia para esta temporada y adem¨¢s el club pidi¨® a los que est¨¢n al corriente de pago y no pensaban ir al partido que liberaran su asiento para poner las localidades a la venta -costaban entre 159 y 299 euros- y asegurarse una buena recaudaci¨®n en el Camp Nou.
Una vez se?alado al socio no militante y anulado el Seient Lliure, la gesti¨®n de la taquilla compromete a la directiva, que sospecha de la reventa y la presencia de turoperadores no oficiales como facilitadores de la invasi¨®n de los hinchas del Eintracht en el inicio de la Semana Santa. Los departamentos de ticketing y seguridad fallaron en un momento en que ha cambiado totalmente el organigrama del club, que ha prescindido de los ejecutivos ¡ªincluso del CEO Ferran Reverter¡ª para convertirse en una ¡°empresa familiar¡±, de acuerdo a la definici¨®n de Laporta.
El modelo de gobernanza es motivo de discusi¨®n permanente, al igual que se empieza a debatir tambi¨¦n sobre la propiedad de un club que debe m¨¢s de 1.350 millones y busca desesperadamente ingresos para no volver a cerrar con d¨¦ficit el actual ejercicio econ¨®mico despu¨¦s de que el anterior ya fuera sangrante por la mala gesti¨®n de la junta de Bartomeu. La ¨²ltima decisi¨®n de la directiva de Laporta ha sido la de eliminar las restricciones y facilitar que cualquier persona pueda ser socio del Bar?a por la v¨ªa online y pago anual de 195 euros.
El carisma del presidente ha sido decisivo para que la masa social aprobara, aceptara o asumiera sus propuestas, incluso la del contrato de Spotify sin necesidad de dar a conocer a la asamblea las cantidades econ¨®micas de un contrato que patrocinar¨¢ las camisetas y bautizar¨¢ el Camp Nou. La imagen que deja el paso del Eintracht supone, sin embargo, un rev¨¦s tremendo para la directiva y tambi¨¦n para el equipo de Xavi por su reprobable actuaci¨®n ante la mirada de una afici¨®n tan sorprendida como contemplativa, espectadora y no protagonista en la Liga Europa.
Nadie es ajeno al rid¨ªculo en un d¨ªa negro para las distintas secciones del Bar?a. El caos delata la improvisaci¨®n como modus operandi del Camp Nou. Nadie estaba preparado para afrontar un Jueves Santo que puso al club en el disparadero ante la mirada de Europa. Acostumbra a pasar cuando se abusa de la propaganda para chequear la salud de un club: las instant¨¢neas sirven para presumir y tambi¨¦n para denunciar una obra de gobierno que exige menos proximidad y amistad y m¨¢s profesionalidad y responsabilidad para evitar sonrojos y sospechas como el generado por el Eintracht.
El f¨²tbol se ha convertido en un negocio y, por tanto, exige una transparencia administrativa irreprochable, y m¨¢s en el caso de quien presume de ser m¨¦s que un club como es el Bar?a, que a falta de control y fiscalizaci¨®n interna y tambi¨¦n sin avaladores de por medio se ha ensuciado por haber entregado la grada y la cancha a un equipo de la Bundesliga.
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