El Villarreal honra el f¨²tbol ante el Liverpool en la Champions
El equipo de Emery cae eliminado tras adelantarse al conjunto ingl¨¦s por 2-0 en medio de un despliegue de coraje y buenas combinaciones que record¨® su vieja esencia
El Liverpool de J¨¹rgen Klopp alcanz¨® su tercera final de Champions en cinco a?os. Toda una proeza cuyo ¨²ltimo acto se represent¨® en el m¨¢s insospechado de los escenarios europeos. En Vila-real, el pueblo industrioso que se ha unificado en la estela de felicidad que le proporciona su equipo, despedido con una vuelta de honor, ganador del respeto de sus rivales y de la devoci¨®n de su gente tras completar un partido estrepitoso que le devolvi¨® a su esencia aventurera.
El r¨ªo rojo avanz¨® hacia el Levante por tren y por avi¨®n. Desde primera hora del martes, miles de hinchas del Liverpool desfilaron por los aeropuertos y las estaciones ferroviarias de Madrid, Valencia, Alicante y Castell¨®n, tranquilamente, como buenos ciudadanos que van a cumplir con un deber tributario. Solo extra?aba su aspecto: bermudas, camisetas de manga corta, gorros de playa¡ M¨¢s que hinchas, parec¨ªan pensionistas camino del crucero de Royal Caribbean. No previeron que en el Mediterr¨¢neo arreciaban los chaparrones y el viento fr¨ªo hab¨ªa vuelto a soplar desde el norte. Algo parecido le sucedi¨® al Liverpool, que no vino preparado para la lluvia al viejo Madrigal.
La perplejidad fue manifiesta en los visitantes desde que pisaron la hierba empapada. Contra lo que hab¨ªa anunciado Emery en la v¨ªspera, contra el car¨¢cter calculador que inculc¨® en sus jugadores durante meses, los jugadores del Villarreal completaron con aplomo el viaje m¨¢s complicado que se puede hacer en el f¨²tbol. Un salto mortal con tirabuz¨®n del balompi¨¦: pasar del catenaccio a la presi¨®n alta, mano a mano, hombre con hombre, en campo ajeno, administrando la pelota con velocidad y sin que queme en los pies de nadie. Apoyado en un Ra¨²l Albiol que se elev¨® por encima del partido como un gigante, falso lento por excelencia, maestro del cuerpeo y de la anticipaci¨®n, el equipo se creci¨® desde un arranque fulgurante. La clase de entrada en competici¨®n que suele dejar huella: los primeros toques revelaron en su precisi¨®n que la noche ser¨ªa propicia.
La metamorfosis incorpor¨® una pregunta existencial. Si la plantilla del Villarreal es capaz de jugar al ataque como jug¨® en la primera parte, ?por qu¨¦ lleva un a?o contemporizando? Sea como fuere, a los tres minutos de fricci¨®n, Capoue, Moreno y Lo Celso se abrieron paso con pases cortos a trav¨¦s de la presi¨®n tard¨ªa de Fabinho, Thiago y Robertson. La jugada acab¨® en el v¨¦rtice derecho del campo, donde Capoue expuso el mal estado f¨ªsico de Robertson cuando le encar¨® y centr¨® al segundo palo. Ah¨ª, a la espalda de Alexander-Arnold, el otro lateral visitante, apareci¨® Coquelin para devolver la pelota al punto de penalti. Dia, el hombre providencial, suplente de Danjuma, empuj¨® el 1-0. Desaforados sin remedio, los 23.000 hinchas del pueblo entonaron a coro su verso m¨¢gico: ¡°?S¨ª se puede! S¨ª se puede¡!¡±.
El Liverpool no sali¨® de su perplejidad en toda la primera parte. Solo el ¨¢rbitro, el pulimentado Danny Makkelie, le ayud¨® a mantenerse a flote en el momento de mayor zozobra. Pasada media hora, el derribo de Lo Celso por parte de Alisson tuvo todos los ingredientes de un penalti, pero ni el juez ni el juez del v¨ªdeo lo apreciaron as¨ª. A los dos minutos, de todas maneras, el Villarreal volvi¨® a insistir por la ruta que m¨¢s frecuentaba. El¨¢stico para moverse por sorpresa hacia rincones donde muchos volantes se encuentran inc¨®modos, Capoue le hizo una gambeta a Robertson y centr¨® a su c¨®mplice Coquelin, que cabece¨® el 2-0. Dos goles en dos tiros a puerta dejaron al Liverpool en la lona. A base de duelos singulares, el Villarreal hab¨ªa superado al equipo m¨¢s pegajoso de Europa. Igualada la eliminatoria, Klopp se sent¨® en el banquillo y convoc¨® un gabinete de crisis.
La primera medida del entrenador alem¨¢n se advirti¨® en cuanto comenz¨® la segunda mitad: quitar al sobrevalorado Jota para meter al ind¨®mito Luis D¨ªaz. Bast¨® esta sustituci¨®n para que el Liverpool recobrara la energ¨ªa que le hab¨ªa faltado en la primera parte. Si los centrocampistas no fueron capaces de generar espacios suficientes para sus delanteros, se impon¨ªa un redoble de tambor que hiciera que los atacantes se fabricaran las ventajas movi¨¦ndose al espacio con m¨¢s ¨¦nfasis. Entre el punto de apoyo que ofreci¨® el colombiano, la retirada por lesi¨®n de Gerard Moreno, y la tendencia natural de este Villarreal hacia la administraci¨®n celosa, la balanza se inclin¨® ligeramente en favor de los visitantes. El Liverpool apretaba sin penetrar cuando cumplida la hora de partido Salah liber¨® a Fabinho y el tiro seco del brasile?o, un remate cualquiera, se col¨® sin que Rulli atinara a tapar la trayectoria.
Este Liverpool nunca fue un equipo exquisito. Ni la presencia de Thiago puede permitirle vivir de la clase. Necesita apretar. Vive del contagio colectivo que generan la presi¨®n constante y los desmarques al hueco. Cuando recuper¨® sus fundamentales, el Villarreal se vio en dificultades. Bastaron la percusi¨®n y los centros, como el que le puso Alexander-Arnold a D¨ªaz, que cabece¨® el 2-2 sobre la salida de Rulli. Fue un golpazo. Anticipo de la coda, a cargo de Man¨¦, que rompi¨® el fuera de juego antes de burlar a Rulli y a Foyth en una trayectoria fugaz.
El ¨²ltimo gol silenci¨® a la afici¨®n y desorient¨® definitivamente al Villarreal, de nuevo extraviado en una eliminatoria que comenz¨® perdiendo por accidente y casi remonta por coraje tras un invierno se?alado por la prudencia.
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