Los suplentes del Liverpool remontan en Southampton y ponen la Premier al rojo vivo
La victoria coloca al equipo de Klopp a un punto del City y convierter la ¨²ltima jornada en uno de los episodios futbol¨ªsticos m¨¢s emocionantes del siglo en el campeonato ingl¨¦s
Los suplentes del Liverpool viajaron hasta el Canal de la Mancha, encajaron el primero en Southampton, dieron una exhibici¨®n de bravura y disciplina kloppiana, y donde los amenaz¨® la angustia sembraron orden y hasta belleza. Remontaron, defendieron el 1-2, y aseguraron el que probablemente sea el final m¨¢s emocionante del siglo en la Premier League. A solo un punto del Manchester City, el club del Mersey dispuso un desenlace dram¨¢tico para el duelo que enfrenta a los dos equipos que desde hace a?os dictan la tendencia en el f¨²tbol europeo. Ser¨¢ el pr¨®ximo domingo, a las 17:00 horas en Europa Continental, cuando el City se mida al Aston Villa en el Etihad y el Liverpool al Wolverhampton en Anfield, y el nudo que celosamente han atado Guardiola y Klopp se rompa definitivamente.
¡°Hacer nueve cambios y que el equipo responda tan bien es algo completamente extraordinario¡±, dijo J¨¹rgen Klopp, conmovido por una noche extenuante. ¡°?Son como Ferraris en un garage! Esto ha ocurrido gracias a la entereza de este grupo de futbolistas que juegan tan poco y que sin embargo se han comportado como si jugaran siempre¡±.
Los aficionados deben mucho de la trama de esta Premier al equipo B del Liverpool. Sin Alexander-Arnold, sin Robertson, sin Van Dijk ni Fabinho, sin Thiago, sin Keita y sin Man¨¦ ni Salah, la alineaci¨®n con la que saltaron los reds a jugarse la liga record¨® la profunda cicatriz que dej¨® en su plantilla la final de la Copa conquistada en los penaltis apenas tres d¨ªas antes. Agotados los futbolistas, a J¨¹rgen Klopp no le qued¨® m¨¢s remedio que hurgar en el fondo de su saco de piezas. Encontr¨® un mont¨®n de herrumbre, varios kilos de voluntad, y una pepita de oro en la persona de Roberto Firmino.
La senda se empin¨® para el Liverpool desde que sali¨® del t¨²nel de vestuarios de St. Mary. Su rival no deb¨ªa nada m¨¢s que una tarde de entretenimiento a su afici¨®n y la presi¨®n reca¨ªa sobre el perseguidor, tan valiente como expuesto al sufrimiento: una derrota o un empate convert¨ªan al City en virtual campe¨®n. Las penurias llegaron antes del cuarto de hora cuando Lyuanko rob¨® un bal¨®n en las fronteras reglamentarias y gest¨® un contragolpe que pill¨® a todos sus adversarios desencajados. Nathan Redmond explot¨® el desorden con un disparo desde fuera del ¨¢rea que descubri¨® malparado a G¨®mez y lejos de la par¨¢bola a Alisson. El 1-0 silenci¨® a los miles de hinchas visitantes api?ados en el fondo del estadio y oblig¨® al Liverpool a reponerse sin perder la calma con las dosis justas de talento para gestionar la crisis.
Abocados al hero¨ªsmo frente a un adversario enterrado en una trinchera con tres centrales y cuatro volantes a su servicio, los jugadores del Liverpool se aferraron a las herramientas que encontraron m¨¢s a mano. Primero, la navaja suiza que les proporciona el adiestramiento de Klopp, segundo el coraje ejemplar de James Millner para sostener la presi¨®n sin tener la flexibilidad necesaria para que la tarea no le suponga un suplicio, y tercero la inventiva de Firmino. Alumbrado por la lucidez inagotable del delantero brasile?o, el equipo se agrup¨® y recobr¨® el control del partido.
Todos los carriles ocupados
El Liverpool nunca abandon¨® la ocupaci¨®n organizada del campo contrario. Acab¨® la primera parte con 12 tiros a favor por uno solo del Southampton tras un hostigamiento que llev¨® adelante con los fundamentos que han hecho de este equipo una aplanadora. Presi¨®n, apoyos y desmarques a discreci¨®n, disipan las debilidades de los individuos como Joe G¨®mez, Elliot o Jones y elevan la categor¨ªa del conjunto. Ante la amenaza del desastre, los jugadores hicieron aquello que Klopp les inculc¨® hasta la obsesi¨®n: cada vez que perdieron un bal¨®n dieron un paso al frente, y cada vez que lo recuperaron dieron dos m¨¢s. Jam¨¢s hubo carriles desiertos en el ataque del Liverpool. Fue gracias a dos de estos infatigables veloc¨ªpedos, Jota en la dejada y Minamino en el remate, que anot¨® el empate sobre la media hora, en el proceso de un asedio tranquilamente gestionado en una situaci¨®n que invitaba a perder la compostura.
Tras el descanso el Liverpool redobl¨® su ataque honrando la obra de un entrenador que el lunes declar¨® que el club no tiene dinero para pujar por Mbapp¨¦. Sin figuras, a base de generosidad en los esfuerzos, aplicando principios del buen juego, el equipo encontr¨® los espacios para que sus jugadores recibieran la pelota con margen para pensar y decidir con acierto. Fueron innumerables las ocasiones de que dispuso, principalmente mediante disparos de media distancia de Firmino, Jota o Millner. El gol del triunfo lleg¨® de manera algo aleatoria. A la salida de un c¨®rner despej¨® Elyounoussi y cabece¨® Matip con un escorzo. La pelota roz¨® en Walker-Peters y vol¨® a trav¨¦s de la cruceta.
El Liverpool no dej¨® de gobernar el partido hasta los minutos finales, cuando el cansancio y el riesgo de perder tres puntos con valor de campeonato pes¨® en el cuerpo y la mente de los jugadores. Sobrevivieron animados por el coro multitudinario entonando el You¡¯ll Never Walk Alone y por el central franc¨¦s con perfil de armario cuyo nombre inspir¨® una de las pancartas viajeras en St. Mary: Libert¨¦, ?galit¨¦, Konat¨¦.
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