Ganar es el mandato del Real Madrid
El secreto del club blanco es el de conocer los materiales que sustentan el f¨²tbol y utilizarlos todos, sin excepci¨®n, sin complejos y dentro del reglamento
Leyenda
El Real Madrid hizo gran¨ªtica su leyenda en una temporada ¨¦pica que cre¨® estupor entre los antimadridistas, legi¨®n de incondicionales que llevan una semana tratando de entender lo inexplicable. Pero partamos de una base cierta: frente al PSG, el Chelsea, el City y el Liverpool, el Madrid fue peor que sus rivales. Lo dicen las opiniones, lo confirman las estad¨ªsticas, lo desmienten los resultados. Esto es lo que desconcierta y desespera. El error no est¨¢ en subestimar al Madrid, sino en subestimar el f¨²tbol, que es mucho m¨¢s que una cuesti¨®n estil¨ªstica. El secreto del Real Madrid es el de conocer los materiales que sustentan el f¨²tbol y utilizarlos todos, sin excepci¨®n, sin complejos y dentro del reglamento. Como si se tratara de una caja de herramientas, busca en cada momento aquello que m¨¢s le interesa, a veces para desequilibrar y otras veces para sobrevivir. Lo que nunca hace el Madrid es resignarse.
Todo es f¨²tbol
Pero no nos enga?emos, la afici¨®n quiere espect¨¢culo, adem¨¢s de entrega absoluta. Por esa raz¨®n, a¨²n sin Champions, qued¨® en la memoria colectiva la Quinta del Buitre y d¨¦cadas despu¨¦s los controles de Zidane provocaban exclamaciones org¨¢smicas en el Bernab¨¦u. Por eso se recordar¨¢ para siempre el pase con el exterior de Modric para el gol de Rodrygo, que parti¨® en dos el partido frente al Chelsea. Pero como no rendirse es el dogma, nunca olvidaremos que ese artista que es Benzema presion¨® como un salvaje a Donnarumma para terminar desatando la tormenta perfecta frente al PSG. La prueba de que el Madrid no se especializa en nada y lo utiliza todo la tuvimos en la final, cuando cambi¨® ¡°la remontada¡± por ¡°la reforzada¡±, con Casemiro sellando, Carvajal guerreando, los artistas luchando y, sobre todo, Courtois volando.
Los materiales
Si damos por cierto que hablamos de un juego infinito, sobran los materiales. En el Madrid no hay una idea de juego obligatoria, sino un equilibrio ecol¨®gico que resulta de la naturaleza de los jugadores. ?Por qu¨¦ no admirar esa suspensi¨®n en el aire de Rodrygo para marcar el gol de su vida frente al City? ?Por qu¨¦ no aprovechar la energ¨ªa de esas piernas como pistones de Valverde y, al mismo tiempo, el pausado criterio de Kroos para mover al equipo? ?Por qu¨¦ no aplaudir el puntual instinto de Vinicius para aparecer en el ¨¢rea y meter en la red ¡°la catorce¡±? Tampoco hay que olvidar la carga cultural que hay detr¨¢s de todo club y que, 120 a?os despu¨¦s, tambi¨¦n juega a modo de exigencia, esp¨ªritu competitivo, orgullo, identificaci¨®n con la afici¨®n, respeto de los rivales¡ Intangibles orientados hacia el primer mandato institucional: ganar.
El resultado
Porque ganar es un noble objetivo. La emoci¨®n, la felicidad, la tribu abrazada son todos nobles objetivos. Si se hace conquistando territorios cada d¨ªa m¨¢s complejos como el de competir contra acorazados econ¨®micos, o conquistando a j¨®venes y hasta a ni?os que cre¨ªamos alejados del f¨²tbol y que, sin embargo, lloran como sus padres la despedida de Marcelo, o conquistando hasta la admiraci¨®n de aquellos que no alcanzan a comprender lo sucedido. Si todo eso pasa, ganar habr¨¢ valido la pena. Sobre todo, si se consigue con la respetuosa batuta de Ancelotti, al¨¦rgico a los conflictos, hacedor de grupos y ejemplo social. ?Que adem¨¢s de m¨¦rito hubo suerte? Por supuesto, la suerte es otro de los materiales con los que se construye el f¨²tbol y, como en la vida, es mejor tenerla buena que mala. Lo cierto es que hemos vivido una traves¨ªa apasionante. Solo el f¨²tbol puede provocar tanta emoci¨®n, solo el Madrid puede hacerla incre¨ªble.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.