Greg Norman y LIV golf, la caza mayor del Tibur¨®n
El exgolfista australiano, siempre envuelto en negocios, es el hombre fuerte en los despachos del nuevo circuito saud¨ª. Phil Mickelson es su ¨²ltimo fichaje
Dos golfistas entran en el comedor de los jugadores durante un torneo y ven al australiano Greg Norman, una de las grandes estrellas, sentado solo en una mesa mientras el resto de compa?eros comparte mantel.
¡ª ?Por qu¨¦ Norman est¨¢ comiendo solo?
¡ª No est¨¢ solo.
¡ª ?No?
¡ª No. Est¨¢ comiendo con su ego.
La parodia retrata al hombre que est¨¢ detr¨¢s del gran terremoto del golf. Norman, de 67 a?os, es el consejero delegado y cara visible de LIV Golf Investments, la empresa que con financiaci¨®n del fondo soberano de Arabia Saud¨ª ha creado una liga paralela al circuito estadounidense cuyo primer torneo se disputa del 9 al 11 de junio en Londres. Entre los rebeldes est¨¢n figuras como Dustin Johnson, Sergio Garc¨ªa y Phil Mickelson (este ¨²ltimo confirmado este mismo lunes), atra¨ªdos por el poderoso im¨¢n de los petrod¨®lares. De la caza se ha encargado El Gran Tibur¨®n Blanco, apodo que Norman se gan¨® en el Masters de 1981 por su rostro afilado y su juego agresivo. El apodo le ha acompa?ado toda su vida dentro y fuera del campo, en el juego y en los negocios. El Norman jugador dio paso al Norman empresario, m¨¢s voraz incluso.
Un d¨ªa marca la carrera deportiva de Greg Norman. El 14 de abril de 1996, ¨²ltima jornada del Masters de Augusta, el australiano se convierte para siempre en el gran perdedor. L¨ªder despu¨¦s de la primera ronda con -9, tambi¨¦n tras la segunda y la tercera, El Tibur¨®n amaneci¨® el domingo con seis golpes de ventaja sobre Nick Faldo (-13 por -7). La chaqueta verde le esperaba en la percha. Pero lo que sucedi¨® fue el mayor colapso (y remontada) en la historia del torneo. Faldo firm¨® -5 en la ronda. Norman, +6. Por entonces el australiano ya ten¨ªa dos grandes en el zurr¨®n (los Open Brit¨¢nicos de 1986 y 1993), pero aquella derrota no le ha abandonado nunca. El Tibur¨®n escribi¨® un palmar¨¦s con 87 victorias profesionales (20 en el circuito americano al que ahora ha declarado la guerra) y muchos tiros al palo en los grandes: 30 clasificaciones entre los 10 primeros entre 1979 y 2008, ocho veces segundo, el ¨²nico junto a Craig Woods que ha disputado un desempate en los cuatro majors. Su ¨²ltimo destello fue otro casi. Abri¨® la ¨²ltima ronda del Open Brit¨¢nico de 2008 con dos golpes de renta pero se hundi¨® con +7 y cedi¨® la gloria a Padraig Harrington. Era el primer grande que jugaba en tres a?os.
Hasta ah¨ª lleg¨® el Norman jugador. El golf no hab¨ªa sido su primer amor, sino que prob¨® antes con el f¨²tbol y el cr¨ªquet, y tampoco estir¨® ese matrimonio m¨¢s de la cuenta. Cumplidos los 50, cerr¨® la puerta al Champions Tour, el circuito de los veteranos. Le castigaban las lesiones y ten¨ªa otras preocupaciones. Para entonces era ya el Norman empresario, rico y famoso, casado durante 15 meses con la extenista Chris Evert.
En la ¨¦lite del golf, el australiano cre¨® en 1993 Great White Shark Enterprises, un conglomerado de empresas que despu¨¦s bautiz¨® como Greg Norman Company y que hoy expande sus tent¨¢culos: el dise?o de m¨¢s de 100 campos de golf en todo el mundo, una l¨ªnea propia de ropa heredada de Reebok, 14 variedades de vino en Australia, California y Argentina, una red inmobiliaria, un fondo de pr¨¦stamos, la producci¨®n de filetes de carne wagyu, parques de atracciones de esqu¨ª acu¨¢tico, gafas para jugar al golf, buggys con pantalla t¨¢ctil, un restaurante¡ adem¨¢s de inversiones en otras muchas carteras y una agenda al m¨¢s alto nivel ¡ªamigo de Bill Clinton, que en 1997, siendo presidente estadounidense, se cay¨® por las escaleras de la casa del golfista en Florida¡ª. El imperio Norman.
Exjugador y empresario, con contactos en el golf y en los despachos, no es extra?o que la Superliga saud¨ª le se?alara despu¨¦s de la negativa de Jack Nicklaus, el campe¨®n de 18 grandes, a ser embajador del nuevo circuito a cambio de 100 millones de d¨®lares. Norman dijo ¡°s¨ª, quiero¡± y hoy es el hombre que llama a la puerta de las estrellas y abre un malet¨ªn lleno de petrod¨®lares para captarles hacia el lado rebelde. De momento ha fichado a unos cuantos (Sergio Garc¨ªa fue pareja de su hija Morgan), y la chequera parece ilimitada. Hace unos d¨ªas, cuando en Sky Sports le preguntaron por las denuncias de violaciones de los derechos humanos en Arabia Saud¨ª, Norman respondi¨®: ¡°No son mis jefes. Somos independientes, no respondo ante Arabia Saud¨ª¡±. Lo suyo es el negocio.
?Qu¨¦ pasa con los cuatro grandes?
¡°No nos detendr¨¢n¡±, avisa Greg Norman sobre los planes de expansi¨®n del circuito saud¨ª. La idea es estirar el calendario de ocho a 10 torneos el pr¨®ximo a?o y a 14 el siguiente. La tensi¨®n es m¨¢xima con el PGA Tour, que amenaza con la expulsi¨®n de sus competiciones a los disidentes. Sin embargo, no est¨¢ en su mano prohibir a los jugadores participar en los cuatro grandes, ya que estos se encuentran bajo el paraguas de organizaciones y clubes diferentes: Augusta National (el Masters), la PGA de Am¨¦rica (Campeonato de la PGA), la USGA (US Open) y Royal and Ancient (Open Brit¨¢nico).
En la guerra que libra con LIV Golf, el circuito americano busca la alianza de estos cuatro organismos, pero de momento todo se mantiene en una tensa espera. En el fondo del conflicto est¨¢ la abultada bolsa de premios que la liga saud¨ª ha puesto sobre la mesa: 25 millones de d¨®lares por torneo, cuatro para el ganador, m¨¢s de lo que recibe el campe¨®n de la cita m¨¢s jugosa del PGA Tour (The Players, 3,6 millones) y casi el doble de lo que reparten los grandes: este curso, 2,7 millones por el Masters y el PGA, 2,2 por el US Open y 2,07 por el Open Brit¨¢nico.
Kevin Na, estadounidense de origen coreano, n¨²mero 33 del mundo, lo tiene claro. Frente al riesgo de una sanci¨®n, ha decidido renunciar al circuito americano y entregarse en cuerpo y alma a LIV Golf. ¡°Me gusta ejercer mi libertad para jugar donde yo quiero, como agente libre¡±, expres¨® este s¨¢bado. Esa es una de las reivindicaciones de muchos golfistas: como trabajadores aut¨®nomos, en lugar de empleados de un club, escoger los torneos que disputan, en el ¨¢mbito que sean.
Queda tambi¨¦n por saber qu¨¦ ocurrir¨¢ con el r¨¢nking mundial (de momento los torneos de LIV Golf punt¨²an como parte del circuito asi¨¢tico), y cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n del circuito europeo, para el que el golpe puede ser m¨¢s duro. Pero este s¨ª cuenta con una baza importante: en su mano est¨¢ prohibir a los golfistas europeos participar en la Copa Ryder, cuya pr¨®xima edici¨®n es en 2023 en Roma. Una exclusi¨®n ser¨ªa un mazazo para Sergio Garc¨ªa, enrolado en el torneo de Londres y m¨¢ximo anotador (28,5) y jugador con m¨¢s victorias (25) en la historia de la competici¨®n.
Mientras, el LIV Golf va dando forma a su oferta. La nueva liga saud¨ª anunci¨® este lunes que el torneo de Londres, entre jueves y s¨¢bado, podr¨¢ verse por televisi¨®n a trav¨¦s de su web, de Youtube y de Facebook, retransmitido por 50 c¨¢maras, 16 torres de v¨ªdeo y drones. Los golfistas y sus caddies, adem¨¢s, llevar¨¢n micr¨®fonos para captar sus comentarios, algo a lo que los jugadores se hab¨ªan negado mayoritariamente en el circuito americano. Despu¨¦s de cada ronda, habr¨¢ conciertos musicales en el campo. La guinda lleg¨® con la confirmaci¨®n de Phil Mickelson, de 51 a?os y ganador de seis grandes, que estaba apartado del circuito estadounidense por su pol¨¦mico apoyo a los saud¨ªes.
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