Laporte gana la quinta etapa para el Jumbo en este Tour de Francia
Vingegaard, maillot amarillo, no cede tiempo a Pogacar y tiene en su mano el triunfo el pr¨®ximo domingo
Los ciclistas cansados hablan por la noche, que no refresca, a la puerta del hotel en las afueras de Pau. Gorka Izagirre, Enric Mas, Nelson Oliveira, Luis Le¨®n S¨¢nchez¡ Hablan del Tour, adoran a su dios, a Wout van Aert. Su imagen en el Aubisque, en Spandelles, en Hautacam, en todas, todas, todas, las etapas del Tour les fascina y aterroriza, lo que hacen todos los dioses. Luisle, que ha hecho un Tour de fugas y se le ha encontrado y sufrido en todos los terrenos, lo resume como ninguno. ¡°Est¨¢s con ¨¦l y te sientes como un juvenil cuando arranca¡±, dice el rodador de Mula, que sabe de lo que habla, 38 a?os, muchos Tours en sus piernas, cuatro victorias de etapa en la grande boucle. ¡°Junto a ¨¦l me siento como se deben de sentir los amigos de la grupeta de Valverde cuando Bala les arranca¡±. Los dem¨¢s, que tambi¨¦n han estado en alg¨²n momento a su rueda, a su lado, lejos, asienten. Es el gran gigante del Tour, dicen, y a¨²n no han visto su ¨²ltima exhibici¨®n, la aceleraci¨®n que permite en Cahors, capital de la trufa, el Malbec y el calor, m¨¢s francesa que cualquier franc¨¦s, su puente del Diablo, y briznas de paja en el aire, d¨ªas de trilla, la victoria de su ¨¦quipier franc¨¦s Christophe Laporte, que salva el honor del Mediterr¨¢neo ciclista en la ¨²ltima oportunidad.
Gana un jumbo, la banana mec¨¢nica 3.0, la versi¨®n perfecta del equipo neerland¨¦s, versi¨®n cicl¨ªstica del f¨²tbol total del profeta, Johan Cruyff. El colectivo es la fantas¨ªa. Cinco victorias de etapa, maillot amarillo y lunares, de Vingegaard, y verde del ciclista todopoderoso, quien, confiesa que no sab¨ªa que podr¨ªa haber sido tambi¨¦n ¨¦l el rey de la monta?a. ¡°De haberlo sabido, habr¨ªa esprintado para ganar en el Aubisque¡±, dice, y esprinta en Auch, en recuerdo de Nicolas Portal, ciclista del Caisse d¡¯?pargne y director del Sky de Froome, fallecido joven en Andorra y all¨ª, en el coraz¨®n del Gers y del rugby, nacido . Esos 20 puntos que no cogi¨® le habr¨ªan dado los lunares al ciclista belga, m¨¢s r¨¢pido y potente a¨²n que las motos de la televisi¨®n francesa.
Arranca la moto de la tele en el repecho y a su rueda arranca la ¨²ltima fuga del Tour. Un franc¨¦s, Gougeard; un ingl¨¦s, Wright, y un belga, Stuyven. 32 kil¨®metros por delante y 30s en un plispl¨¢s. La pelea es dura. El pelot¨®n no puede con la moto que, pegada a los tres en fuga les mantiene a casi 55 por hora de media. Quedan 20, quedan 15, quedan 10 kil¨®metros, se relevan y se despepitan en la persecuci¨®n corredores especialistas en la cuesti¨®n de todos los equipos de sprinters y la ventaja no desciende. A nueve de la meta, se abren las aguas, avanza imperial Van Aert, y a su rueda Vingegaard, como un ni?o en una atracci¨®n de feria vertiginosa, agarr¨¢ndose bien a la bici. El belga hace un relevo largo, largo, de varios kil¨®metros. La ventaja se reduce a 10s. Un tiempo ya controlable. La moto ya recibe el mensaje de Radio Tour, moto directo, avance por favor. La rendici¨®n. Del pelot¨®n ha desaparecido Jakobsen, el sprinter m¨¢s peligroso. Los otros, Philipsen, Groenewegen, Ewan, se han quedado sin ayudantes, sin lanzadores. Por el pinganillo, Van Aert, que levanta el pie y se deja ir, le dice a Laporte, ¡°ya he dejado delante a Jonas y te he acercado la fuga. Hoy no ando bien de piernas, es tu oportunidad, a por ellos¡±. ?ltimo kil¨®metro. Bulevar Gambetta. Falso llano en cuesta en el centro de Cahors. Lanzado desde la distancia, Laporte salta. Alcanza a los fugados. Resiste al pelot¨®n desorganizado, destrozado por la velocidad a la que ha corrido la antepen¨²ltima etapa, 188 kil¨®metros en menos de cuatro horas, 48,684 kil¨®metros por hora, y Alpes, Pirineos, calor y desasosiegos en las espaldas, m¨¢s de 3.000 kil¨®metros ya, y una media global superior a los 42 por hora por primera vez en la historia. Gana.
Tan ca¨®tico es el sprint que en ¨¦l se infiltra Tadej Pogacar, quien cuando ve una cuesta es incapaz de no acelerar. Lo hizo en la monta?a hasta que no pudo m¨¢s y perdi¨® y afirm¨®: ¡°No hab¨ªa mejor manera de perder el Tour¡±. Lo hace en las cuestas del Midi que arde. Lo hace en broma y fuerza el pique de van Aert. Todos se r¨ªen. Qu¨¦ buenos chicos. Qu¨¦ sanos. Lo hace en el sprint. El blanco. ¡°Yo no ganar¨¦ la contrarreloj del s¨¢bado¡±, dice Vingegaard. ¡°Wout es el favorito, claro¡±.
El Tour del 22. El Tour que ha volado. Dos gigantes, uno de blanco, uno de amarillo, y un dios de verde, m¨¢s r¨¢pido que las motos, y menos ruidoso.
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