Musetti desnaturaliza a Alcaraz en la final de Hamburgo
El italiano, con un tenis superlativo, supera al espa?ol (6-4, 6-7 y 6-4), que pierde su primera final pero empezar¨¢ la semana como el quinto del mundo
No se pudo contener. Carlos Alcaraz levant¨® los brazos, se llev¨® la mano a la oreja y pidi¨® m¨¢s a la afici¨®n, ovaci¨®n y empuje, un poco de justicia po¨¦tica por lo que acababa de pasar. Resulta que sacaba Lorenzo Musetti para ganar el partido, la final del ATP 500 de Hamburgo. Y, con 15-0, replic¨® a una dejada del espa?ol despu¨¦s del segundo bote para luego ganar el punto desde la red. Carlitos -como le gusta que le llamen- protest¨® en¨¦rgicamente a la jueza de silla, que no valid¨® el lamento al tiempo que el italiano se hizo el sueco, gesto muy poco deportivo porque sab¨ªa de sobras que no hab¨ªa llegado a tiempo. Artima?a que pareci¨® sacar de quicio al espa?ol. Pero solo lo pareci¨® porque salv¨® en ese juego dos bolas de partido -un error del italiano y un fenomenal passing-shot- y, ya en el tie-break, otras tres (iban 6-3 para el italiano) para ganar la segunda manga. Pero Musetti no se contrari¨® ni perdi¨® el norte, sino que todav¨ªa exprimi¨® un poco m¨¢s su tenis, suficiente para llevarse el partido por 6-4, 6-7 (6) y 6-4. El primer laurel del italiano y una peque?a tara para Alcaraz, que perdi¨® su primera final de las seis que hab¨ªa disputado hasta el momento en el circuito, pero que no le impedir¨¢ comenzar la semana que viene como el quinto del ranking ATP. ¡°Te mereces el torneo, eres un trabajador incre¨ªble¡±, le reconoci¨® Alcaraz al final del encuentro.
A Alcaraz se le atragant¨® de inicio y de mala manera el tenis de Musetti. Las bolas altas y con efecto que le llegaban desde el otro lado de la red, que le imped¨ªan generar velocidad en sus golpeos el¨¦ctricos, adem¨¢s de la tremenda fiabilidad del italiano con el primer servicio y la habilidad para cargarle sobre el rev¨¦s o atacar las bolas a mitad de pista, llegaron a desnaturalizar al espa?ol. Tanto le daba a Musetti, que esa fuera su primera final, pues pronto advirti¨® que los nervios y los titubeos se hab¨ªan quedado en el vestuario. ¡°?Come on!¡±, solt¨® a modo liberador tras romperle el servicio en el primer juego. Genialidad que repetir¨ªa despu¨¦s para ponerse 4-3 -Alcaraz le hab¨ªa devuelto la ruptura de inmediato-, para no desaprovechar la falta de consistencia que ofrec¨ªa el espa?ol, que torc¨ªa el gesto y levantaba los brazos de impotencia porque no encontraba una versi¨®n buena de su tenis.
Sus golpeos, siempre al l¨ªmite y arriesgados, se iban largos o a la red, como si no hubiera t¨¦rmino medio. Musetti, m¨¢s comedido y s¨®lido, se defend¨ªa con el servicio, saques de velocidades y efectos, con ¨¢ngulos o potentes, sin apenas fallo. Eso y los restos profundos, tambi¨¦n su facilidad para desdibujar el tenis del rival al imponer su ritmo y el intercambio de golpes variados, le daban la iniciativa, tambi¨¦n el primer set.
Le animaba Juan Carlos Ferrero, su t¨¦cnico, desde la grada, preocupado porque no le entraban los servicios y comet¨ªa m¨¢s errores forzados de la cuenta, porque Musetti le hac¨ªa sentir que deb¨ªa jugar un par de golpes m¨¢s para ganar el punto. Tambi¨¦n porque le cargaba sobre el rev¨¦s y no le entraban demasiado, empe?ado en acabar los puntos por la v¨ªa r¨¢pida. Hucha de tensi¨®n que le vali¨® para perder de nuevo su servicio en el primer juego del segundo set. Y no dio su brazo a torcer Musetti, excepcional con el primer saque, fenomenal en la estrategia defensiva y tan explosivo como resolutivo cuando ten¨ªa que atacar. Hasta que lleg¨® la jugada pol¨¦mica, el doble bote, y Alcaraz le explic¨® que el partido no se acaba hasta el ¨²ltimo punto. Segundo set para ¨¦l.
Ya con el viento a favor, reconfortado el espa?ol por su gallard¨ªa y tino en los momentos de p¨¢nico y desordenado el juego de Musetti y hasta la cabeza por las oportunidades desaprovechadas, Alcaraz recuper¨® su tenis. Ese de reveses planos y derechazos que abr¨ªan ¨¢ngulos, ese agresivo de golpeos profundos, ese de dejaditas a ganar en primera o segunda instancia. Pero enfrente estaba Musetti, que fue de menos a m¨¢s en la tercera manga, que olvid¨® lo sucedido y tambi¨¦n elev¨® su tenis, afinado con el rev¨¦s a una mano, el saque esquinado y el derechazo en busca de las l¨ªneas. Tenis-arte. Batalla en grado superlativo. Y con 5-4, sacando Alcaraz, se gan¨® una nueva bola de partido. Fue la sexta. Y, finalmente, la definitiva.
Hace exactamente un a?o, Carlos Alcaraz era el 73 del mundo en el ranking ATP, un tenista nobel que empezaba a asomar la cabeza entre las raquetas de ¨¦lite, esas a la que apuntaba Musetti porque por algo hab¨ªa sido el n¨²mero uno j¨²nior. Dos de los mejores exponentes de la nueva generaci¨®n que llega ¨C F¨¦lix Auger-Aliassime, Jannik Sinner, Sebastian Korda, incluso Juan Manuel Cerundolo o Brandon Nakashima-, que ya aprieta de lo lindo a la cacareada Next Gen -Daniil Medevedez, Alexander Zverev, Stefanos Tsitsipas, Andrey Rublev, Matteo Berrettini, Karen Kachanov-.
Hace un a?o, Carlitos era todav¨ªa desconocido para los que no fueran avezados en el deporte, un jugador por descorchar. Hace un a?o, el tenista de El Palmar jug¨® y gan¨® la final del ATP 250 de Umag (Croacia), su primer t¨ªtulo entre los mayores. Laurel que le catapult¨® a una eclosi¨®n fulgurante porque este domingo Alcaraz explic¨® que un a?o le queda muy lejos, ya n¨²mero cinco del mundo despu¨¦s que conquistar cinco t¨ªtulos -de seis finales que ha jugado (R¨ªo Janeiro, Barcelona, Madrid y Miami). Esta semana, como cabeza de serie n¨²mero uno, volver¨¢ a Umag. Donde todo empez¨® y donde todo contin¨²a. A pesar de Musetti, que se cuela entre los mejores 40.
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