Sam Bennett II de Holanda y de La Vuelta
El ciclista de Bora, incontestable, vuelve a imponerse en el esprint final para hacer doblete en tierras neerlandesas
Tim Merlier, el te¨®rico espr¨ªnter de espr¨ªnters en esta Vuelta, ten¨ªa un papel sobre el cuadro de la bici, una peque?a chuleta de la etapa para que no se le pasara desapercibida, por si las moscas, la meta volante. Y, ya subrayado en verde fluorescente, el kil¨®metro en el que deber¨ªa disputar el esprint final. ¡°Tengo confianza en ganar una de estas dos etapas en los Pa¨ªses Bajos, de lo contrario me ir¨ªa a casa¡±, deslizaba el corredor de Alpecin, todav¨ªa con magulladuras, aunque cicatrizadas, de la bofetada que se llev¨® en la Par¨ªs-Roubaix el pasado abril. ¡°Vamos a hacer todo lo posible para que Pascal luche por uno de estos dos premios porque est¨¢ claro que puede¡±, susurraban desde UAE. Pascal es Ackermann, otro de los Usain Bolts sobre ruedas. Pero ni ellos dos ni nadie pudieron con el renacido Sam Bennett (Bora-Hansgrohe), que volvi¨® a coger velocidad hipers¨®nica, que festej¨® de nuevo llegar antes que nadie. Un abus¨®n en tierras neerlandesas, primero en Utrecht y ahora en Breda; el rey de los Pa¨ªses Bajos.
Cuenta la historia que Breda era un enclave especial durante el siglo XVII por su relevancia pol¨ªtica y estrat¨¦gica. As¨ª lo atestigu¨® la Guerra de los 80 a?os, ¨¦poca en la que los Pa¨ªses Bajos, liderados por Guillermo de Orange, trataban independizarse de Espa?a. Una pretensi¨®n a la que no cedi¨® Felipe IV, que cuando subi¨® al trono en 1621 rompi¨® la tregua de paz porque consideraba id¨®neo el lugar para maniobrar hacia otras conquistas. Y, bajo el mando del genov¨¦s Ambrosio de Spinola, 40.000 soldados sitiaron la ciudad hasta que la heroica defensa neerlandesa, capitaneada por Justino de Nassau, alz¨® la bandera blanca. Tal fue esa defensa que Spinola orden¨® que al enemigo se le tratara con honor, lejos de humillarlo. Momento que Diego Vel¨¢zquez reflej¨® en su insigne cuadro La rendici¨®n de Breda. Un dominio, el espa?ol, que permanecer¨ªa hasta 1637. Pero de eso se ha dado poco en esta Vuelta de toque naranja, pues Jumbo-Visma, equipo neerland¨¦s, se impuso en la primera etapa para que primero Robert Gesink y despu¨¦s Mike Teunissen -ambos holandeses- se vistieran el maillot rojo; y Julius van den Berg (tulip¨¢n tambi¨¦n) hizo lo propio con el de lunares, el jefe de la monta?a. ¡°El alto de Amerongen era un bulto¡±, se?al¨® con gracia Van den Berg (EF). Pero la sonrisa se quedaba en los boxes y los colmillos en la carretera.
¡°Llevar este maillot no es una oportunidad que me esperaba, pero lo voy a pelear por el equipo¡±, advirti¨® antes de disputar la tercera etapa. No fueron balad¨ªes sus palabras, pues pronto meti¨® el turbo tras el pistoletazo de salida y comand¨® otra fuga como hiciera el d¨ªa anterior, acompa?ado por los espa?oles Jos¨¦ Herrada (Cofidis), Ander Okamika (Burgos-BH), Mikel Iturria (Euskaltel) y Pau Miquel (Kern Pharma), que repet¨ªa intentona de fuga; adem¨¢s de los belgas Jan Bakelants (Intermarch¨¦) y Thomas De Gendt (Lotto). Una escapada que volv¨ªa a tener, al menos para Van den Berg, el puerto de cuarta categor¨ªa en el horizonte; de nuevo una ascensi¨®n que era poco m¨¢s que una rampa de garaje, 400 metros con una pendiente al 3,4%. Y, para su felicidad, fue segundo, superado por De Gendt, pero reforzado en su maillot.
Mientras, el pelot¨®n se repart¨ªa esfuerzos y recortaba segundos. Ora el Jumbo, ora el Treck, ora el Alpecin (aunque lejos de ser el gran cazador de la etapa anterior que sirvi¨® para neutralizar las escapadas pero no para catapultar a Tim Merlier en el srpint final). Una persecuci¨®n controlada en todo momento porque apenas pas¨® de los tres minutos, tiempo para admirar los atractivos y rom¨¢nticos paisajes de la provincia de Brabante, verde que te quiero verde, tambi¨¦n la Iglesia de Grote Grek, pues los ciclistas se bajaron de la cabra y la cruzaron a pie, alfombra roja bajo los pies. ¡°El problema es que el viento pega m¨¢s fuerte -soplaba a 20 km/h- y el recorrido es m¨¢s t¨¦cnico. Habr¨¢ que tener cuidado con las ca¨ªdas y los abanicos¡±, explicaba Juanma G¨¢rate, director deportivo de EF, justo despu¨¦s de hacer el meeting con los suyos para encarar la carrera. Precauciones que, sin embargo, no evitaron los topetazos de Filippo Conca (Lotto), Henri Vandenabeele (DSM) -tuvo que pasar por el coche m¨¦dico-, Itamar Einhorn y Michael Woods, que debi¨® abandonar la carrera.
? L¨ªderes tras la etapa 3? | Leaders after stage 3?
— La Vuelta (@lavuelta) August 21, 2022
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Pero mirar hacia atr¨¢s nunca se le dio muy bien al batallador De Gendt, que volvi¨® a levantar los brazos de manera figurada al llevarse la meta volante -seguido de Pau Miquel para alegr¨ªa del Kern Pharma, que justifica con sus actuaciones la invitaci¨®n en La Vuelta-, momento en el que se dej¨® llevar para reintegrarse en el pelot¨®n, que a falta de 19 kil¨®metros engull¨® la fuga. Y ah¨ª comenz¨® el barbecho para los esprinters, la alta tensi¨®n de los corredores que quer¨ªan tomar posiciones para catapultar a sus balas, tambi¨¦n un peque?o susto sin consecuencias para Carapaz, que se le sali¨® la cadena y se dio un peque?o topetazo con el suelo. Merlier y Ackermann ense?aban la patita, pero por detr¨¢s aguardaba Bennett, que a falta de 600 metros encontr¨® el hueco, olfato privilegiado, y gan¨® la posici¨®n para no volverla a perder. Mads Pedersen, el otro velocista del pelot¨®n con galones, tambi¨¦n repiti¨® segundo puesto como hiciera en Utrecht. Tercero acab¨® el brit¨¢nico Daniel Mclay (Ark¨¦a). ). El maillot rojo, en cualquier caso, ahora es para Edoardo Affini (tercer l¨ªder de Jumbo en tres etapas por el puest¨®metro), a la espera de que el pelot¨®n mire hacia arriba las monta?as del Pa¨ªs Vasco. Pero en Breda, como en los Pa¨ªses Bajos, la rendici¨®n fue del pelot¨®n a su nuevo rey, al irland¨¦s Sam Bennett.
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