Alcaraz funde a Sinner en una noche monumental
El espa?ol salva una bola de partido, se impone por 6-3, 6-7(7), 6-7(0), 7-5 y 6-3 (en 5h 15m) y jugar¨¢ el viernes contra Tiafoe sus primeras semifinales de un grande
De madrugada, 2.50 en Nueva York para ser exactos, finaliza una acci¨®n-reacci¨®n completamente salvaje. Carlos Alcaraz clava las rodillas en la central y boquea exhausto despu¨¦s de un tira y afloja hist¨®rico con Jannik Sinner, al que finalmente ha rendido cuando el italiano ha tenido antes el pase a las semifinales a falta de un empuj¨®n, del tiro de gracia. Se dice que el espa?ol, 19 a?os, est¨¢ hecho de otra pasta y lo demuestra: sortea una bola de partido en contra, se levanta y engarza una victoria estratosf¨¦rica: 6-3, 6-7(7), 6-7(0), 7-5 y 6-3. Se resuelve el thriller nocturno en 5h 15m ¨Dsegundo duelo m¨¢s extenso en el US Open tras el Edberg-Chang en las semifinales de 1992, de 5h 26m¨D y el murciano rompe su techo en un grande. El local Frances Tiafoe, verdugo de Rafael Nadal dos d¨ªas atr¨¢s y el mi¨¦rcoles de Andrei Rublev (7-6(3), 7-6(0) y 6-4), ser¨¢ el impedimento del viernes.
¡°Ten¨ªa que mantener la calma y tener fe¡±, dice el chico, convertido ya en el jugador m¨¢s joven en lograr el pase a la semifinal del major neoyorquino desde que lo hiciera el estadounidense Pete Sampras (19) en 1990, cuando hizo cumbre; es tambi¨¦n el tenista m¨¢s precoz en llegar a dicha ronda en un gran escenario desde que Nadal (19) lo hiciera en el Roland Garros de 2005. Y es, puesto a so?ar y licencia ya en mano, todo un aspirante a dar su primera campanada en un Grand Slam y a hollar la cima del circuito y alcanzar el n¨²mero uno. Para ello, el ahora 4? del mundo debe ganar el t¨ªtulo, o bien aterrizar en la final y que en ella no est¨¦ el noruego Casper Ruud, el segundo postulante; la tercera opci¨®n es para Nadal, que espera el fallo de ambos.
¡°Simplemente, impresionante¡±, resume Alcaraz a pie de pista, en una noche de trasnoche desconocido en Flushing Meadows: nunca antes se hab¨ªa sellado una jornada tan tarde. Sucede todo este 8 de septiembre volc¨¢nico, fecha a guardar. En busca de proyecci¨®n de cara al d¨ªa de ma?ana, ahora que poco a poco se apaga la gran ¨¦poca dorada, el tenis encuentra un gui?o propagand¨ªstico de primera, porque la rivalidad Alcaraz-Sinner promete y mucho. Ambos se hab¨ªan cruzado en dos ocasiones este a?o y en ambas ¨Doctavos de Wimbledon y la final de Umag, Croacia¨D hab¨ªa sido superior el italiano, 13? del mundo. La suerte cambia esta vez de orilla. Y lo hace despu¨¦s de una velada a la que no le falta ning¨²n condimento. De giro en giro.
En la Arthur Ashe, la gente va y viene y desfila entre los peloteos, disparando de manera significativa los decibelios con respecto a otras jornadas. Sirve Alcaraz y a su preparador, Juan Carlos Ferrero, no le gusta un pelo la escena, pero se resigna: no hay remedio, Carlitos, as¨ª que adelante. Esto es Nueva York, ¨²ltimo turno de la noche; es decir, ausencia de ley. En Flushing Meadows, la historia va as¨ª. Inimaginable en Europa o Australia. Sigan, sigan. Hay barra libre. Ni una sola llamada de atenci¨®n, salvo una vez por un flashazo a destiempo.
Ruido y ¡®show¡¯, mucho ¡®show¡¯
El inc¨®modo murmullo permanente enmarca un duelo que transcurre a toda pastilla, de trallazo en trallazo. Los palos se imponen hacia el ma?ana. Atr¨¢s qued¨® el ya viejo tenis, prima la potencia y la velocidad y en esas quien manda de entrada es el espa?ol, que aprovecha el temblorcillo inicial de Sinner ¨Dtres dobles faltas, brazo fr¨ªo¨D para procurarse una rotura que le sabe a oro. Es la primera ante el italiano este a?o, ninguna en los dos cruces previos. ¡°?Aprieta en los segundos, apri¨¦tale!¡±. Y sigue al dedillo la coordenada.
Ha salido Alcaraz a morder. Expone el arsenal y ataca al resto con la picadura de la cobra. ¡°?Si hay segundo saque, a full!¡±, le insiste Ferrero. Lo observa todo trajeado Juan Mart¨ªn del Potro, campe¨®n de 2009 y muy querido por aqu¨ª, palmas abundantes cuando lo destaca la pantalla; tambi¨¦n Lindsay Vonn, aposentada en el palco del italiano por el nexo de los esqu¨ªs, porque Sinner tambi¨¦n iba para esquiador; hasta 16 personas pueblan el palco del murciano, entre equipo, familiares e invitados; y aunque vuelan algunas opciones de break y el pelirrojo haya replicado, Alcaraz decanta a su favor el set.
Sella con un resto ganador e insiste despu¨¦s en el castigo con la derecha cruzada, un caramelo para el aficionado. Tiene el espa?ol ese algo y ese golpeo arrebatador que lo ponen todo patas arriba, y Nueva York adora el show. M¨¢s all¨¢ del marcador, est¨¢n hechos la una para el otro. La simbiosis es natural.
El dardo ha dejado tocado a Sinner, que durante un rato parece ausente, atrapado, medio grogui. El chico, sin embargo, es de los que vuelven. Vaya que s¨ª vuelve. Fr¨ªo como el hielo, procesa tan bien el viento a favor como la zozobra; neutro y ponderado siempre el italiano, ya sea en uno u otro escenario. Tiene trazos de magn¨ªfico jugador.
As¨ª se levanta y as¨ª salva el pescuezo ante una situaci¨®n de m¨¢xima emergencia cuando parec¨ªa tener encarrilado el set. Con 3-5 en contra, Alcaraz ha firmado un punto monumental incorpor¨¢ndose del suelo tras el patinazo, y luego otro (6-5 ya a favor) devolviendo la bola a la remanguill¨¦, dibujando el impacto desde la espalda. Se ha ganado definitivamente a la grada. ¡°?C¨®mo nos la vamos a jugar, con huevos, no?¡±, le ha recordado Ferrero.
¡°?H¨¢blame! ?A d¨®nde saco!¡±
En medio de esa doble delicatessen, Sinner ya ha salvado cuatro puntos de set y a continuaci¨®n un cuarto. Se agiganta. Ha servido para cerrar el parcial y ha fallado; le viene un alud encima y escapa; y remando a contracorriente, se expresa con grandeza. Conforme m¨¢s desfavorable es la situaci¨®n, mejor responde y, sobre todo, mejor saca. Tiene 21 a?os, pero pelotea como un treinta?ero. A la segunda opci¨®n que le brinda el desempate iguala el partido y echa una generosa palada de cal viva sobre al ¨¢nimo de Alcaraz, que lo acusa.
Son las doce de la noche y al murciano le recorren la mente esos cinco trenes perdidos. La Arthur Ashe ha perdido p¨²blico porque ma?ana es d¨ªa laborable y, ahora s¨ª, se escucha con nitidez el grito que profiere en el esfuerzo para marcar cadencia. No as¨ª a Sinner, un di¨¦sel con zancos que silenciosamente va envolvi¨¦ndolo de m¨¢s y m¨¢s dudas, tir¨¢ndole pedradas a los pies al resto, erosion¨¢ndolo a base de hacerle correr de un lado a otro y desbord¨¢ndolo cada vez que asoma por la red: ¡°?T¨¢ctica, t¨¢ctica! ?Me pasa todo el rato y sigo subiendo!¡±. Todo empieza a pesarle demasiado.
Aun as¨ª, despu¨¦s de un intercambio de bofetadas Alcaraz ara?a otro break que lo sit¨²a en una posici¨®n de privilegio, con saque a favor para cerrar el tercero. Sin embargo, el rival contragolpea, le encuentra el ment¨®n y el golpe es tremendo: del 6-5 a favor al tie-break, y adem¨¢s una r¨¢faga demoledora (0-7) que arrastra hacia la cuarta manga. Se mordisquea las u?as, se da con el cordaje en la cabeza, maldice. Tiene 19 a?os, recu¨¦rdese. Y explota: ¡°?H¨¢blame! ?A d¨®nde saco!¡±, se dirige a su entrenador, despu¨¦s de haber lanzado un pelotazo al ¨²ltimo anillo del estadio por el que recibe una amonestaci¨®n.
¡°?No s¨¦ a d¨®nde sacaaaaar!¡±, sigue liber¨¢ndose. E incre¨ªblemente, lo consigue. Escapa. No se inclina, salva una bola de partido y embiste. Doble break y al quinto. De repente, en contra de la l¨®gica porque lo normal hubiera sido desfallecer y entregarse, se revuelve y se vac¨ªa: ¡°?Estoy hecho un toro, estoy hecho un toro!¡±, se anima. Acto seguido se serena y, ah¨ª s¨ª, desgaja y consume a Sinner en direcci¨®n a las semifinales. En un ejercicio extremo, al italiano se le han agotado todas las reservas. En Nueva York, el murciano y su socio siguen edificando la nueva era. Espl¨¦ndido escaparate para el d¨ªa de ma?ana.
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