Ante el vac¨ªo, la garant¨ªa de la campeona Swiatek

Conforme Iga Swiatek impone su pu?o de acero (6-2 y 7-6(5), en 1h 51m) y volatiliza toda esperanza para a tunecina Ons Jabeur, el orgullo africano de estos d¨ªas en el tenis, hay quienes se plantean la posibilidad de que Nueva York haya supuesto un torneo bisagra entre el ayer y el ma?ana. Ya hay campeona, y qui¨¦n sabe si relevo de verdad. Se march¨® por todo lo alto Serena Williams, es decir, se fue una ¨¦poca, un imperio, una ganadora imposible de reproducir, y sigue ahora elevando el vuelo la polaca, que por primera vez hace cumbre en Nueva York y se redimensiona: son 21 a?os en el DNI, ya tres grandes en dos superficies distintas, obtenidos en un margen de tres a?os. ?Qui¨¦n da m¨¢s? F¨¢cil: Nadie.

La final es el vivo retrato de lo que lleva sucediendo casi toda la temporada. Jabeur, que como ya le ocurriera hace dos meses en Wimbledon ha salido a la final demasiado tensa, un saco de nervios otra vez, es un quiero y no puedo que choca una y otra vez contra un valladar de titanio. Swiatek ejerce de roca. La n¨²mero uno abre brecha r¨¢pido y cada vez que la rival intenta acercarse, da un aceler¨®n. Ense?a el caramelo y lo esconde. Lo aplica en el primer parcial y en el segundo, cuando la africana se ha revuelto, la reduce con una bofetada ¨Cen el desempate, despu¨¦s de que Jabeur haya sorteado un punto de partido antes¨C que sella el duelo y vuelve a elevarla de nuevo.

Dec¨ªa la australiana Ashleigh Barty en marzo, cuando se retir¨® estando en la cima, que si hab¨ªa una jugadora capacitada parar recoger el testigo era ella, Swiatek. Y no decepciona la polaca, sino todo lo contrario. Espoleada por el discurso de su predecesora a los mandos del circuito, puso el turbo y encaden¨® 37 victorias consecutivas, lo que lo concedi¨® los t¨ªtulos de Doha, Indian Wells, Miami, Stuttgart y Roland Garros; no logr¨® franquear la barrera de la tercera ronda en Wimbledon, pero ahora da otra vuelta de tuerca al presente en Nueva York. Ante la duda, los vaivenes y el vac¨ªo dejado, Swiatek.

¡°Este torneo supon¨ªa un gran desaf¨ªo, porque despu¨¦s de ganar un grande [su segundo Roland Garros, en junio] es complicado volver a ganar otro¡±, dice la campeona, que en el trazado hacia el t¨ªtulo tan solo ha cedido un set (en la tercera ronda) y que se convierte en la primera n¨²mero uno que es capaz de ganar el torneo neoyorquino desde que lo hiciera Serena Williams en 2014. En una final, Swiatek casi no falla; a excepci¨®n de la primera que jug¨®, en Lugano (2019), las otras diez se recuentan por victorias.

Frente a la indecisi¨®n del resto de las jugadoras, ella y la creativa Jabeur han dado un paso al frente. Son las mejores del curso, las m¨¢s regulares ¨Cencabezan la lista de triunfos, con 55 y 44 respectivamente¨C y las dos primeras del ranking; ahora bien, entre una y otra hay un abismo de 5.300 puntos.

La polaca, nacida en Varsovia, hace gala de un juego s¨®lido y f¨ªsico, impulsada por un extraordinario manejo de piernas y su capacidad para escapar a los instantes cr¨ªticos. Antes de que comenzase esta temporada, se la recriminaba que sufr¨ªa demasiado lejos de su zona de confort, la tierra batida, pero su versi¨®n m¨¢s incisiva le ha otorgado brillo tambi¨¦n sobre el cemento; ahora, la mitad de sus trofeos proceden de la superficie dura. Cada vez m¨¢s asentada, cada vez m¨¢s fuerte, Swiatek levanta definitivamente el brazo: hoy por hoy, aqu¨ª manda ella.

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