Europa o Sudam¨¦rica: El examen de Qatar
Si Brasil, Uruguay o Argentina no ganan el pr¨®ximo Mundial, se cumplir¨¢n veinte a?os sin que Am¨¦rica del Sur haya levantado una Copa del Mundo
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Qatar a la vista. Esta jornada FIFA fue la ¨²ltima curva antes del Mundial. Desde los cinco continentes ya se avista Qatar, con algo de miedo y con algo de ilusi¨®n, que son dos de los materiales con que est¨¢ hecha la incertidumbre. M¨¢s all¨¢ de la pol¨¦mica sede elegida y de la extra?a fecha programada, un Mundial es el acontecimiento m¨¢ximo que reserva el f¨²tbol. Con la excepci¨®n de Italia, estar¨¢n presentes las selecciones cl¨¢sicas, todas las campeonas del mundo m¨¢s Holanda, escuela a la que este juego le debe mucho. Pero en esta ocasi¨®n hay que tomar en consideraci¨®n a pa¨ªses europeos que han experimentado una gran evoluci¨®n en los ¨²ltimos a?os y que, siguiendo el ejemplo de Croacia, se sienten con derecho a disparar sus expectativas a nada que los astros se alineen a su favor.
Calle versus academia. Algo est¨¢ claro, Europa es el continente dominante y no solo porque sus campeonatos nacionales atraen talentos internacionales, sino porque la transformaci¨®n social ha ido cambiando el escenario formativo de los jugadores. El f¨²tbol, que era un juego que crec¨ªa en la calle de un modo espont¨¢neo, humilde y apasionado, ten¨ªa la virtud de cuidar al jugador diferente de una manera muy simple: dot¨¢ndolo de un prestigio que apuntalaba la confianza. A¨²n es posible ver crecer a jugadores como una hierba salvaje en barrios perif¨¦ricos, pero la evoluci¨®n del f¨²tbol ha ido requiriendo de un aprendizaje m¨¢s acad¨¦mico que, como veremos, formatea al jugador de una manera distinta. No hay un solo club en Europa entre todas las categor¨ªas profesionales que no se atenga a un m¨¦todo cada d¨ªa m¨¢s sofisticado y exigente que construye jugadores hechos a medida. Para eso hacen falta instalaciones y profesores de primer nivel. En fin, dinero que en Sudam¨¦rica no sobra.
De Maradona a Haaland. Si miramos la evoluci¨®n desde los nombres propios veremos que el f¨²tbol fue, durante d¨¦cadas, un juego inmovilista. Pel¨¦ y Maradona fueron representantes del virtuoso y astuto reino de la calle. Veinte a?os m¨¢s tarde, Messi se present¨® ante el mundo siendo beneficiario (la diversidad enriquece) de una formaci¨®n anfibia: mitad calle en su Rosario natal, mitad academia en su Bar?a de adopci¨®n. Y como en esta ¨²ltima generaci¨®n el f¨²tbol apret¨® el acelerador del cambio, vienen pidiendo protagonismo mundial jugadores que, como Mbapp¨¦ o Haaland, desequilibran con un indiscutible talento que ponen encima de una potencia descomunal. Un nuevo perfil de crack, hijos del m¨¦todo que se aprovechan de la ciencia aplicada al deporte para perfeccionar la t¨¦cnica asociativa (cada vez se juega m¨¢s a uno o dos toques), la individualizaci¨®n f¨ªsica (son atletas que juegan), la alimentaci¨®n sana y, en definitiva, todas las sofisticaciones derivadas de la inteligencia artificial, que cada d¨ªa cuenta m¨¢s.
Esperando el veredicto. El f¨²tbol grande siempre fue un Am¨¦rica contra Europa. Pero si Brasil, Uruguay o Argentina no ganan el pr¨®ximo Mundial, se cumplir¨¢n veinte a?os sin que Sudam¨¦rica haya levantado una Copa del Mundo. Eso marcar¨ªa una tendencia preocupante si hacemos caso a la divisi¨®n que en su d¨ªa hizo Pier Paolo Passolini entre el f¨²tbol pros¨ªstico europeo y el f¨²tbol po¨¦tico sudamericano. Abandonar la poes¨ªa, que nac¨ªa en los barrios y era un deslumbrante ejercicio individual, ser¨ªa una pena. Argentina y Brasil tienen muy buenas selecciones y es tan cierto que pueden ganarle a cualquier pa¨ªs europeo, como que les costar¨¢ ganarle a cualquier pa¨ªs europeo. Porque la competitividad de Europa ya dej¨® de ser un privilegio de Alemania, Francia o Espa?a. Hay selecciones como B¨¦lgica, Dinamarca o Suiza que son temibles con las nuevas armas con las que la academia ha dotado al f¨²tbol. Qatar pasar¨¢ examen y nos contar¨¢ hacia d¨®nde vamos.
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