M¨ªster Milagro y sus convicciones
Lewandowski cazaba un rechace para igualar el partido y lo primero que hicimos todos, incluyo a los seguidores del Inter, fue mirar el tiempo que quedaba
Por un momento, por una escasa franja de tiempo, un resplandor, pareci¨® que el dios de la remontada se hac¨ªa visible en el Camp Nou y que la ¨¦pica, ese elemento que se suele tomar como un sospechoso cuando se habla del juego del Bar?a, esa ¨¦pica pod¨ªa llevar a los cul¨¦s a una cita de esas que se cuentan a los nietos en una oscura noche de invierno. Lewandowski cazaba un rechace para igualar el partido a dos goles y lo primero que hicimos todos, incluyo a los seguidores del Inter, fue mirar el tiempo que quedaba. Ocho m¨¢s el descuento. Tiempo suficiente para un milagro, visto que ese producto del f¨²tbol, el milagro, se genera en un segundo. Es m¨¢s, es un producto, lo siento, no se me ocurre una forma mejor para definirlo, que no necesita cocci¨®n, ni distracci¨®n, ni posesi¨®n de bal¨®n ni nada de esos elementos que habitualmente, por definici¨®n, componen el juego del Bar?a. Necesitan de un bal¨®n al ¨¢rea y cruzar los dedos. Bueno, si el centro es bueno, como el de Toni Kroos en el ¨²ltimo minuto del partido del Real Madrid contra el Shakhtar, el central se despista medio metro y tienes a un tipo como R¨¹diger que est¨¢ dispuesto a jugarse la nariz, entonces tienes m¨¢s posibilidades de que el milagro te venga a ver.
Y por un momento al Camp Nou, perd¨®n, al Spotify Camp Nou, se le puso cara de ¡°A m¨ª Sabino el pelot¨®n, que los arrollo¡±, y pensando que era el PSG quien defend¨ªa la otra porter¨ªa, se lanz¨® sin paraca¨ªdas al abordaje de los interistas. D¨¦mosle el m¨¦rito de que a nadie se le ocurri¨® especular en que el empate todav¨ªa dejaba una brizna de esperanza para seguir en la Champions de este a?o, bueno, en la que seguir¨¢ en 2023, y all¨ª se fueron todos a por todo, a por tanto que hasta el habitualmente tranquilo seguidor cul¨¦ decidi¨® so?ar con lo imposible y se desboc¨® como pocas veces le ocurre.
Hay que tener en cuenta que el Bar?a estaba a un paso de quedarse fuera de los octavos de final de la Champions por segunda vez consecutiva, un club en el que, hasta no hace tanto, se daba por segura la presencia en las semifinales y que entend¨ªa esta fase de grupos como una forma de calentamiento europeo.
A esas cuitas deportivas le a?ad¨ªa Pedri, un chaval serio y cabal, con su voz tranquila y sosegada, que el encuentro era decisivo por las consecuencias econ¨®micas que tendr¨ªa no estar en la siguiente fase, declaraci¨®n que creo debe ser ¨²nica en el f¨²tbol europeo, donde yo dir¨ªa, sin haber escuchado todas las ruedas de prensa, que no creo que ha habido un solo jugador que haya entendido este cuarto partido de la fase de grupos como un debate presupuestario. Esas eran cosas que sol¨ªan despejar o responder los entrenadores, pero ya sabemos que el debate financiero est¨¢ hoy en d¨ªa de plena actualidad cuando se habla de las cosas del Bar?a.
Ya conocen que M¨ªster Milagro no acab¨® pas¨¢ndose por el estadio cul¨¦, bueno, solo en formato empate, como el Madrid contra el Shakhtar dir¨¢ alguno, cuando ya todo se iba por el sumidero que da a la Europa League, y que el Bar?a se queda muy tocado en sus opciones de Champions.
La cuesti¨®n es que en el horizonte se presenta el cl¨¢sico del domingo, ese partido que algunos consideraban menor ante la magnitud de lo que hab¨ªa en juego ante el Inter y que ahora representa el momento de centrarse en lo local, en la competici¨®n dom¨¦stica, para seguir manteniendo la primera plaza y recuperar color y confianza.
La cuesti¨®n es que en el otro lado, al Real Madrid se le presenta una oportunidad ¨²nica de asestarle un golpe al Bar?a en lo que m¨¢s le duele. Sus convicciones.
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