Pel¨¦ tuvo el mundo a sus pies, pero los brasile?os nunca le quisieron del todo
No tenemos un Nobel, pero s¨ª nuestro propio Cervantes, que invent¨® una nueva idea de novela en los campos sagrados del f¨²tbol
Pel¨¦ es la compensaci¨®n que Dios le otorg¨® a nuestro pa¨ªs por no tener, hasta ahora, un premio Nobel. Pel¨¦ invent¨® la idea de Brasil en el imaginario de todo el planeta. El futbolista fue elegido Atleta del Siglo por el peri¨®dico franc¨¦s L¡¯?quipe en 1980. Andy Warhol, el artista pop que predijo la gloria instant¨¢nea durante 15 segundos para todos los mortales, dijo de ¨¦l: ¡°Pel¨¦ ser¨¢ famoso durante 15 siglos¡±. El jugador consigui¨® un alto al fuego en 1969 en la guerra civil de Nigeria para que los africanos lo viesen jugar con el Santos F¨²tbol Club. Pel¨¦ tuvo el mundo a sus pies, pero los brasile?os nunca le quisieron del todo. Incluso en el lecho del hospital, O Rei era pisoteado en las redes sociales. La mayor¨ªa de sus detractores recordaba que rechaz¨® la paternidad de su hija, Sandra Regina Machado, en 1991; otros recordaban sus desafortunadas frases pol¨ªticas: ¡°El pueblo brasile?o no est¨¢ listo para votar¡±, dijo en la d¨¦cada de 1970, en plena dictadura; y tambi¨¦n hubo quien lo critic¨® por su ausencia en la lucha antirracista.
Incluso cuando ni siquiera ¨¦ramos capaces de imaginar la histeria colectiva de Twitter o Facebook, el futbolista nunca rein¨® en paz. En la d¨¦cada de 1990, otro brasile?o genial tuvo que salir en defensa del n¨²mero 10. ¡°Pel¨¦ es una unanimidad mundial menos en Brasil. Aqu¨ª ¨¦l no es bueno¡±, afirmaba Tom Jobim, un artista que tambi¨¦n fue m¨¢s admirado en el extranjero que en su pa¨ªs. El maestro de la bossa nova intent¨® explicar este fen¨®meno nacional en otra de sus inolvidables frases: ¡°El ¨¦xito en Brasil es una ofensa personal¡±.
Durante la primera semana de diciembre de 2022, cuando el pa¨ªs segu¨ªa los boletines m¨¦dicos sobre la fr¨¢gil salud del exatleta, el rapero Emicida dialog¨® con el pensamiento de Tom. ¡°Para aquel que tiene la piel oscura, el ¨¦xito es un crimen inmundo¡±, sosten¨ªa el m¨²sico. ¡°Pel¨¦ os¨® ser rey en el pa¨ªs m¨¢s racista del mundo¡±.
A pesar de sus declaraciones, el brasile?o m¨¢s grande de todos los tiempos dec¨ªa con orgullo: ¡°Yo nunca me quit¨¦ el color para jugar¡±. A su modo de ver, ser negro y reinar en el deporte era en s¨ª mismo una bandera. Pel¨¦ insist¨ªa en recordar c¨®mo el obispo surafricano Desmond Tutu se lo agradeci¨® durante un encuentro en la d¨¦cada de 1980: ¡°Apret¨® mi mano y me dijo que hab¨ªa hecho mucho por la raza negra¡±.
La diputada de R¨ªo de Janeiro Benedita da Silva, del Partido de los Trabajadores del presidente electo Lula da Silva, se suma a las opiniones del obispo que gan¨® el Nobel de la Paz en 1984 por su lucha contra el apartheid en su pa¨ªs: ¡°Es la imagen m¨¢s prometedora de un ni?o negro y pobre¡±, afirmaba en unas declaraciones para el documental Pel¨¦ (Netflix).
El primero que percibi¨®, en aquel marzo de 1958, que estaba delante de un brasile?o extraordinario fue el cronista y dramaturgo Nelson Rodrigues, nuestro Shakespeare tropical. El crack apenas ten¨ªa 17 a?os y fue tildado de rey de forma pionera, 12 a?os antes de ganar el tricampeonato de la Copa de M¨¦xico con la selecci¨®n de Brasil. El art¨ªculo prof¨¦tico se public¨® en la revista Manchete Esportiva.
Pel¨¦ solo se puede comparar en grandeza nacional con otro hombre negro, el mayor escritor de esta tierra, Machado de Assis (1839-1908), el n¨²mero 10 de la literatura brasile?a, el tipo que escribi¨® el cl¨¢sico Memorias p¨®stumas de Blas Cubas, un libro en el cual un difunto-autor (o un autor-difunto) reflexiona sobre su vida melanc¨®lica y mezquina.
Marcado de forma implacable dentro del campo, ya fuera por el defensa de los tr¨®picos Waldemar Carabina (del Palmeiras de S?o Paulo) o por Bobby Moore (selecci¨®n de Inglaterra), Pel¨¦ no imaginaba que, muchas veces, su mayor adversario hist¨®rico ser¨ªa el brasile?o medio (de la taberna de la esquina o de las redes sociales) que ama odiarlo.
En su momento, quiz¨¢s nos volvamos a encontrar para charlar, Tom Jobim, Emicida y Benedita da Silva. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢s de ese encuentro no salga ninguna tesis. Solamente la idea de que no tenemos Nobel, es cierto, pero habemus Pel¨¦, nuestro propio Cervantes, quien invent¨® una nueva idea de novela en los campos sagrados del f¨²tbol.
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